En el Día Internacional del orgasmo femenino, abordamos los mitos más comunes en consulta, para ofrecer una perspectiva más profunda del placer sexual femenino.
El orgasmo femenino es uno de los aspectos más fascinantes y, a la vez, más incomprendidos de la sexualidad. Aunque el placer femenino ha sido históricamente relegado a un segundo plano, en la actualidad, distintos estudios y especialistas han derribado mitos relacionados con el tema. Esto ha permitido una visión más precisa de la sexualidad femenina y reconoce la importancia del orgasmo como un componente del bienestar físico y emocional, y no solo como un reflejo fisiológico.Aunque en diferentes textos académicos se define el orgasmo femenino como la culminación del ciclo de respuesta sexual, para la doctora Alejandra Galofre, ginecóloga adscrita a Colsanitas, “el orgasmo de la mujer es un mecanismo de respuesta complejo que involucra la mente, el cuerpo, la secreción de hormonas, y otros factores, por lo que no es tan sencillo de definir”.
El orgasmo femenino es una experiencia única para cada mujer. No se repite siempre de la misma forma y hay distintos tipos: algunos orgasmos son más intensos, otros más largos, otros más cortos y en general, pueden variar.
A nivel fisiológico, en la mayoría de los casos, un orgasmo se reconoce por medio de contracciones rápidas en la vagina, el útero, la región perineal o anal, acompañadas de contracciones musculares involuntarias en otras partes del cuerpo, como el abdomen o los pies. El ritmo cardíaco y la respiración se aceleran, y la presión arterial aumenta. Es habitual sentir un alivio repentino de la tensión acumulada, y en algunos casos, experimentar la eyaculación femenina. Esta eyaculación consiste en la expulsión de un fluido blanquecino y espeso desde la uretra, y según estudios de la Sociedad Internacional para la Medicina Sexual, entre el 10 % y el 50 % de las mujeres la experimentan durante el orgasmo.
La importancia del orgasmo femenino
El orgasmo no solo es una fuente de placer, sino que también ofrece beneficios importantes para la salud. Según un estudio publicado por la Universidad de Oxford, el orgasmo puede contribuir a reducir el estrés, a mejorar la calidad del sueño y a fortalecer el sistema inmunológico. Además, las contracciones musculares durante el orgasmo pueden contribuir a la tonicidad del suelo pélvico.
Mitos y realidades del orgasmo femenino
El orgasmo femenino puede desencadenarse a través de la estimulación de diversas zonas del cuerpo, siendo las más comunes el clítoris, la vagina y el cuello uterino, o una combinación de estas. Sin embargo, el placer sexual no se limita a la genitalidad, pues es posible alcanzar el clímax mediante la estimulación de otras áreas erógenas del cuerpo. Por ejemplo, según un estudio de la revista Journal of Sexual Medicine, la estimulación de los pezones activa la misma área del cerebro que se ilumina durante la estimulación vaginal o clitoriana, lo que puede conducir a un orgasmo intenso que se siente en todo el cuerpo.
Según la Asociación Americana de Psicología (APA), el orgasmo tiene efectos positivos en la salud mental y emocional. Puede ayudar a reducir la ansiedad y fomenta una mayor sensación de satisfacción y conexión personal.
El cuerpo humano está lleno de zonas erógenas con potencial orgásmico, como la zona perianal y anal, el cuello, las orejas o la parte baja de la espalda. “Para alcanzar un orgasmo es importante encontrar los puntos erógenos que disfrutamos. El cuerpo tiene muchas zonas sensibles que al ser estimuladas pueden resultar en excitación y placer, y varía según cada persona; de ahí la importancia de la autoexploración”, afirma Galofre.
- Es necesaria la penetración vaginal para alcanzar el orgasmo femenino.
No necesariamente. Un estudio publicado en la revista Journal of Sexual Medicine reveló que un tercio de las mujeres alcanza el orgasmo únicamente a través de la penetración. En cambio, la mayoría requiere estimulación directa de otras zonas erógenas y especialmente del clítoris, uno de los órganos clave en el orgasmo femenino que cuenta con más de 8.000 terminaciones nerviosas, superando la sensibilidad del pene.
- El orgasmo femenino y masculino son idénticos en intensidad y duración.
Falso. Aunque los orgasmos femeninos y masculinos comparten mecanismos fisiológicos similares, como el aumento del flujo sanguíneo a los genitales, la aceleración del pulso y las contracciones musculares, existen diferencias significativas en su experiencia. Una de las principales diferencias radica en la duración del orgasmo, que en las mujeres puede extenderse entre 13 y 51 segundos, mientras que en los hombres suele durar entre 10 y 30 segundos.
- El periodo de recuperación del orgasmo es más corto en las mujeres.
No necesariamente. Las mujeres pueden experimentar una fase de hipersensibilidad después del orgasmo, que puede dificultar la estimulación inmediata, pero tienen la capacidad de alcanzar múltiples orgasmos en un corto periodo de tiempo. Sin embargo, esto no siempre ocurre. Según la doctora Galofre “no necesariamente una mujer va a poder alcanzar múltiples orgasmos durante una relación sexual. Aunque es posible, es una experiencia individual y no una regla”. En contraste, el periodo refractario, es decir, el tiempo que necesita el cuerpo para recuperarse antes de poder experimentar otro orgasmo en los hombres, suele ser más largo y puede durar desde unos minutos hasta varios días, durante los cuales otro orgasmo es imposible.
- El orgasmo es exclusivo de la edad fértil en las mujeres.
Falso. Aunque la menopausia marca el final de la menstruación y la fertilidad, no significa que la capacidad de experimentar orgasmos desaparezca. “Con la llegada de la menopausia no se acaba la vida sexual, ni los orgasmos, ni el placer sexual”, señala Galofre. Durante esta etapa, la disminución de estrógenos puede causar sequedad vaginal y menor lubricación, lo que puede hacer que la estimulación sea menos cómoda y placentera. Sin embargo, es posible seguir disfrutando de la vida sexual mediante el uso de lubricantes o tratamientos diseñados por su ginecóloga.
- Si no hay orgasmo, hay un problema.
Depende. Algunas personas alcanzan el clímax más fácilmente que otras, pero la ausencia no siempre indica una afección o la falta de placer. “Si una mujer experimenta dificultades para alcanzar el orgasmo o tiene inquietudes relacionadas con su salud sexual, es un motivo de consulta con un profesional de la salud”, añade Galofre. Un especialista en ginecología puede responder preguntas, ofrecer orientación y proporcionar recomendaciones para una experiencia sexual satisfactoria.
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