Aunque este método para mejorar la salud ha ganado popularidad en los últimos años, no se recomienda en niños y adolescentes. Le explicamos por qué.
El ayuno intermitente es una práctica popular que consiste en abstenerse de consumir alimentos y bebidas durante un periodo determinado para obtener beneficios a nivel espiritual, tratar enfermedades y provocar cambios físicos que involucran la pérdida de peso. Es por esto que antes de implementarlo debería consultar con un especialista.
Los niños y adolescentes han conocido esta tendencia a través de redes sociales como Tik Tok, donde se habla del ayuno intermitente como una “dieta” que promete resultados rápidos para tener cambios físicos. Sin embargo, este enfoque genera controversias, porque en edades tempranas altera los patrones alimenticios y puede generar conductas inadecuadas que afectan la nutrición.
Con la ayuda de Alicia Cleves, nutricionista infantil adscrita a Colsanitas, despejamos algunas de las dudas más comunes relacionadas con esta práctica.
¿Por qué no es recomendable el ayuno intermitente en niños y adolescentes?
El ayuno se enfoca en los espacios entre comidas y no en el aporte de nutrientes, por eso no es un tipo de dieta. La buena alimentación de los niños y adolescentes es fundamental, porque están en plena etapa de crecimiento biológico, físico y mental, así que requieren grandes aportes energéticos y de nutrientes. Por eso, es importante que reciban cinco comidas balanceadas al día con un lapso de tres horas cada una.
¿Hay circunstancias de excepción?
Sí, hay excepciones como los ayunos preoperatorios, o previos a la anestesia, que evitan el riesgo de regurgitación y broncoaspiración. En estas situaciones el tiempo máximo permitido en que un niño o un adolescente puede dejar de comer son aproximadamente cinco horas.
De acuerdo con la Revista Colombiana de Anestesiología, los tiempos de ayuno en pacientes estables son de dos horas para líquidos claros, cuatro horas para leche materna y seis horas para sólidos, leches de fórmula y leche no humana.
El ayuno redistribuye los patrones de alimentación, el hambre y la saciedad... ¿Qué impacto tiene en el desarrollo infantil y de los adolescentes?
Como en estas edades hay procesos de cambios, crecimiento y desarrollo, sino se mantiene una nutrición equilibrada y una organización en la rutina, no solo se van a presentar mayores posibilidades de generar desórdenes alimenticios, sino que puede aumentar la aparición de episodios de cansancio, ansiedad, cuadros de hipoglucemia en los que se agotan las reservas de glucógeno que el cuerpo necesita para producir glucosa, y la producción de efectos en el crecimiento de músculos, cerebro y órganos, en general, por falta de energía. En los niños no se ha desarrollado totalmente la corteza frontal así que se vería afectado el centro de saciedad y de hambre.
Es importante impartir educación nutricional tanto a los padres como a los niños para reconocer la importancia de una alimentación balanceada y ajustada a las necesidades dependiendo de la edad, actividad y estado fisiológico. La doctora Cleves insiste en que los niños y adolescentes deben ir periódicamente a consulta de nutrición pediátrica, no solo cuando tienen alguna condición patológica sino de manera preventiva para organizar y lograr una relación sana con su alimentación.
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