Si decidió (o considera) tener un perro como mascota, debe poner en práctica una serie de acciones que le ayudarán a que el animal comprenda cuáles son las reglas de la casa.
La llegada de un perro al hogar suele desatar un torbellino de emociones: todos lo quieren cargar, consentir y jugar con él; pero, así mismo, puede representar un dolor de cabeza si no se le enseñan hábitos de convivencia. Para evitar que ensucie y destroce todas las áreas de la casa, hay que enseñarle qué está permitido y qué no.
Harvey Urbina es adiestrador y cuidador, fundador de la escuela canina Perros Nómadas, y nos ofrece algunos consejos para educar al nuevo integrante del hogar. “Los primeros seis meses de vida del animal son cruciales para su aprendizaje. El problema es que cuando llegan, los amos suelen ser muy consentidores y permisivos, sobre todo si el animal está aún muy cachorro. Son ellos quienes tienen que entender que no todo debe permitirse”.
Definir espacios
Hay que escoger un espacio para que la mascota haga sus necesidades dentro de la casa, cuando no es posible sacarlo. Ayudarse con periódicos es una buena opción. Apenas coma o beba, debe llevarlo hasta el lugar en el que se dispuso el periódico y esperar a que haga sus necesidades. Una vez haya terminado, felicitarlo y acariciarlo. Así, poco a poco, irá comprendiendo que será felicitado cada vez que repita ese patrón.
Lo mismo a la hora de dormir. Es importante habilitar un espacio cómodo para que el perro pueda descansar. Entre más confortable sea su cama, evitará subirse a la de su dueño o buscar opciones como el sofá o cualquier otro mueble de la casa.
Evitar que muerdan muebles y zapatos
La naturaleza de los perros los obliga a morder todo lo que consigan. Mientras aprenden a no hacerlo, el entrenador canino recomienda no dejar nada al alcance de su hocico y entregarles algo que sí puedan morder, como uno de esos juguetes en forma de hueso, en los que se les puede dejar algo de comida en su interior. Así desviará su atención de muebles y zapatos, y se concentrará en mordisquear ese juguete hasta alcanzar el botín oculto en su interior.
Códigos de comunicación
Usar palabras claves para darles indicaciones. En lo posible procurar hablarles con monosílabos o frases muy cortas para que el animal logre entender rápidamente: “sí” o “muy bien” para aprobaciones, y “no” o “mal” para indicar rechazo o prohibir algo.
“Hay personas que suelen hablarles a los perros como si se tratara de otro humano y por eso no logran que su mascota los obedezca. Por ejemplo, si queremos que el perro vaya tras una pelota, debemos arrojarla y decirle “ve”. Entre más corto sea el código que usemos, mayor efectividad tendremos en la comunicación”, explica Urbina.
Paciencia y repetición son claves
Para que el aprendizaje sea efectivo hay que tener tolerancia, paciencia y repetir una y otras vez el truco que queremos enseñarle a nuestro perro. Una vez tengamos éxito, de inmediato felicitarlo y acariciarlo en señal de aprobación. No olvidemos acompañar esa caricia del código de comunicación verbal que hayamos establecido para indicarle aprobaciones: “Eso”, “muy bien”, “buen perro”. Repitiendo las acciones y los códigos de comunicación, el perro irá entendiendo qué es lo que se le está ordenando.
Harvey Urbina resalta que si en los primeros intentos el perro no hace lo que se le indica, jamás se le debe reprender con maltrato ni gritando su nombre, porque en el futuro podría no acudir cuando se le llame, creyendo que nuevamente lo van a regañar.
No se enseña con malos tratos
Para enseñarles a los perros a sentarse, por ejemplo, algunos usan la correa y halan de ella hacia arriba para que así, mientras les cortan levemente la respiración, los perros intenten sentarse. Esa técnica tiene una carga de maltrato y no es aconsejable. “Yo recomiendo que se pongan frente a su mascota y en su mano sostengan algo de su interés, puede ser un juguete o un bocadillo. Luego lo aproximan sobre su nariz y, poco a poco, mientras intenta alcanzar esa carnada, el perro se irá inclinando hacia atrás hasta sentarse”, comenta Urbina.
En el caso de los perros que ladran cuando llegan visitas, el consejo es llevarlos a un lugar donde puedan permanecer quietos (su cama, sofá o silla) y cuando esté en silencio, felicitarlos. “Si la persona sabe que su perro es muy intenso, lo ideal es que le dé un paseo de cinco minutos para permitir que la visita se acomode en la casa. Después puede entrar con el perro a la casa con naturalidad, ignorándolo, como si nada pasara”, explica el experto.
La tarea de enseñar a los perros puede ser difícil. La clave, afirma el entrenador canino, está en repetir los procedimientos y tener paciencia. “Todas las situaciones que involucren un perro son diferentes, porque son seres vivos y quien los guía también. El buen comportamiento de un perro lo determinará su familia humana, porque el animal siempre buscará adaptarse a lo que su cuidador necesite o quiera. Yo sé que consentir a nuestros perros es lo mejor del mundo y a veces escogemos tenerlos solo para consentirlos, pero hay que hacerlo con mesura. Combinar el amor que les podemos dar con un poco de disciplina, ayuda a fortalecer el vínculo”.
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