Amamantar en público es un derecho legal y un acto natural que aporta beneficios vitales para la madre y el bebé. Sin embargo, muchas mujeres aún enfrentan miradas, juicios y estigmas al dar pecho fuera de casa. ¿Por qué sigue incomodando algo tan esencial? En la Semana Mundial de la Lactancia, expertos, madres y leyes coinciden en un mensaje claro: lactar no debería causar vergüenza, sino respeto y apoyo social.
Lactar es un acto de amor, vínculo y salud
“La lactancia no solo le da nutrientes al cuerpo del bebé, también nutre su alma”, afirma el doctor Darío Botero, pediatra adscrito a Colsanitas y asesor científico en salud infantil. “Está demostrado que los niños que reciben leche materna tienen un mejor sistema inmunológico, desarrollan vínculos más sólidos con su madre y presentan menos enfermedades en la infancia”, explica.
Pero los beneficios no son solo para el bebé. La madre también gana: menor riesgo de hemorragias posparto, menos probabilidades de desarrollar cáncer de ovario o cuello uterino, reducción en el riesgo de diabetes tipo 2 y una disminución en los síntomas de depresión posparto. “Es un acto de amor que también cuida a quien lo da”, añade Botero.
Estos datos coinciden con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que promueve la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé y su continuación, con alimentación complementaria, hasta los dos años o más. No solo por el impacto nutricional: si mejoran las tasas de lactancia a nivel global, podrían salvarse más de 820.000 vidas infantiles cada año, según cifras publicadas por la revista científica The Lancet.

¿Por qué la lactancia en público todavía incomoda a muchos?
Para muchas madres, la lactancia es un proceso íntimo que, cuando ocurre fuera de casa, se vuelve público. Y con ello, llega el juicio. Algunas sienten miradas silenciosas; otras, comentarios directos o incomodidad evidente. Según el doctor Botero, esta molestia tiene raíces culturales: “Estamos genitalizando el hecho de dar seno. Vemos el pecho como un órgano sexual y no como un medio natural para alimentar. Cuando cambiamos esa mirada, entendemos que lactar es parte de nuestra biología como mamíferos”.
Juliana Morales, madre de una bebé de cinco meses, comparte su experiencia: “Nunca me han dicho nada directamente, pero cuando amamanto en público siento el peso de las miradas. Como si estuviera haciendo algo que requiere permiso o explicación. Al principio me tapaba, hoy ya no lo hago. Si mi hija tiene hambre, la alimentaré y punto”.
¿Es legal amamantar en público en Colombia? Esto dice la ley
En Colombia, la lactancia materna en espacios públicos está protegida por ley. Desde julio de 2023, la Ley 2306 reconoce este derecho y prohíbe cualquier forma de censura o discriminación hacia madres lactantes. La norma también establece que lugares de alta afluencia, como centros comerciales o estaciones de transporte, deben habilitar espacios dignos y cómodos para lactar.
Además, la Ley 1823 de 2017 promueve la estrategia “Salas Amigas de la Familia Lactante del Entorno Laboral”, que obliga a entidades públicas y privadas con más de 50 empleados a ofrecer espacios adecuados para que las madres puedan extraerse y conservar la leche de manera segura durante la jornada laboral.
En términos prácticos, esto significa que una madre puede amamantar en la calle, en un restaurante, en un parque o en una sala de espera. No necesita permiso. No puede ser expulsada ni reprendida. Es su derecho. Es legal. Y es parte esencial de su salud y la de su bebé.
Lactancia con respeto, acompañamiento y libertad de elección

Más allá de la ley y los beneficios médicos, la lactancia también requiere de algo que no siempre está presente: acompañamiento emocional y social. “No todas las mujeres pueden o desean amamantar, y eso también debe ser respetado”, señala el doctor Botero. “Hay condiciones de salud, medicamentos, decisiones personales o historias emocionales que lo impiden. Eso no las hace menos madres. El papel de la sociedad es acompañar, nunca juzgar”, agrega.
Hoy existen múltiples caminos para garantizar la nutrición y el vínculo con el bebé: leche de fórmula, lactancia diferida, bancos de leche humana, entre otros. Lo importante es que cada madre tenga acceso a información veraz, opciones seguras y un entorno que respalde su elección.
Ver a una madre amamantando no debería generar sorpresa. Debería generar empatía. Y en el mejor de los casos, normalidad. Porque un bebé que llora tiene hambre. Y una madre que amamanta está respondiendo con amor.
“Cada vez que una mujer da pecho en público, le abre el camino a otra. Visibiliza, educa y reivindica un acto que nunca debió esconderse”, dice Juliana. “Al principio me daba pena, hoy me siento tranquila. Porque estoy haciendo lo mejor para mi bebé”.
En esta Semana Mundial de la Lactancia el llamado no es solo para las madres
También es para los amigos que acompañan, los empleadores que habilitan espacios, los funcionarios que no interrumpen, los transeúntes que no juzgan y los profesionales de salud que escuchan sin imponer.
Como recuerda el doctor Botero: “Los africanos dicen que para criar a un niño se necesita una tribu. Y esa tribu somos todos. Cuando nos ponemos la camiseta de la lactancia, nos va bien como sociedad. Porque alimentar bien a nuestros bebés es cuidar el futuro”.



Dejar un comentario