Ampliación de la capacidad instalada e incorporación de 1.200 trabajadores de la salud fueron algunas de las soluciones que Keralty puso en marcha durante la pandemia.
olsanitas pudo afrontar con celeridad la pandemia de COVID-19 porque se venía preparando desde hacía dos años para hacer una transición digital de muchos de sus servicios. La meta, como siempre, ha sido hacerle más sencilla la experiencia a su usuario, así que la cuarentena fue la excusa ideal para probar si el sistema ideado estaba listo para ponerse en marcha.
Primero, la demanda de información sobre el virus se disparó en un 336 % y los usuarios, en busca de datos confiables sobre el virus, recurrieron masivamente a su prestador de servicios de salud. Ello significó desarrollar velozmente un potente micrositio dentro de su página, así como el fortalecimiento de su aplicación, con información relevante y útil del tema.
Asimismo, se creó un número telefónico de WhatsApp especializado en COVID-19 en el que el usuario recibe información relevante: cómo prevenir, cómo cuidarse, cuáles son los síntomas del virus. A estos datos se le sumó un examen de autoevaluación que cada visitante puede responder de acuerdo a sus síntomas y, según sus respuestas, el diagnóstico será seguir cuidándose en casa o se remitirá a la línea Orientación en Salud, donde lo atienden profesionales de la salud vía chat o videollamada para practicarle, desde la distancia, un triage guiado más profundo para descartar o reafirmar los síntomas y, de ser necesario, internará al paciente a urgencias.
A principios del mes de abril, Clínica Colsanitas triplicó su capacidad instalada de unidades de cuidado intensivo (UCI). Además, el examen de autoevaluación de COVID-19, diseñado por médicos expertos en urgencias de la Organización, permitió que 92 % de casos sospechosos fuera tratado exitosamente en casa. Y, justo en este punto, se daba en el blanco de la filosofía Keralty del cuidado: prevenir para no tener que llegar al centro médico y así evitar congestionar la infraestructura clínica con casos que pueden manejarse en casa.
Por supuesto, esto significó pasar de tener 26 personas entrenadas en la gestión telefónica de pacientes a 200 y, en el caso de profesionales en salud capaces de diagnosticar vía digital, de 30 a 197. También se empezaron a hacer llamadas masivas a los usuarios Colsanitas para verificar su estado de salud. El incremento en llamadas salientes fue de un 400 %. Primero a perfiles vulnerables, mayores de edad, pacientes con enfermedades crónicas, pacientes oncológicos, mujeres embarazadas, hasta llegar a prácticamente todo su espectro de beneficiarios.
Así que esta prueba del cuidado se superó con creces desde la teleconsulta. Pero la compañía también estaba lista para asumir la atención de los pacientes en vivo y en directo. Unos días antes de la declaratoria mundial de la pandemia, los responsables médicos de la compañía ante la evidencia científica de que podría agravarse la situación en el mundo hizo una juiciosa revisión de sus ventiladores y monitores, así como del material de protección sanitario, y solicitó a sus proveedores internacionales suficiente stock, pues querían estar perfectamente dotados en sus instalaciones médicas así como ampliar sus unidades de cuidados intensivos en caso de necesidad.
Y así, muy a principios del mes de abril, cuando se empezaron a multiplicar los casos de contagiados, principalmente en Bogotá, se duplicó la capacidad instalada de UCI de Clínica Colsanitas, al pasar de 151 camas de cuidado intensivo a 295 camas equipadas para los pacientes más graves. Pero además del aumento en el número de camas, Colsanitas y las otras empresas Keralty en Colombia contrataron 1.200 profesionales de la salud quienes rápidamente se vincularon y se integraron al modelo de atención.
Adicionalmente, en las clínicas se definieron áreas exclusivas para los pacientes con sintomatología que pudiera ser compatible con COVID-19, con todas las medidas de bioseguridad de acuerdo con los lineamientos del Ministerio de Salud y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para proteger no solo al paciente sino también al personal sanitario y administrativo que labora en Keralty. Esto implicó que una buena cantidad de personal médico asistencial, haya residido en hoteles cercanos de los centros médicos para no poner en riesgo a sus familias.
La cifra
92 % de los casos sospechosos de COVID-19 fue tratado exitosamente en casa.
Otro punto esencial en este panorama de pandemia ha sido la pronta respuesta del Laboratorio Clínico de Colsanitas frente al COVID-19. Este laboratorio fue de los primeros en el país en certificarse para hacer las pruebas moleculares especializadas y que, a contrarreloj, ha logrado entregar pruebas en un lapso no superior a las 72 horas en pacientes ambulatorios y menos de 24 en los hospitalizados. Con la implementación y certificación de los laboratorios en las clínicas Sebastián de Belalcázar en Cali e Iberoamérica en Barranquilla, se logró una mejor respuesta para los afiliados en el occidente y norte del país. Finalmente, con la adopción de otras tecnologías como las pruebas de antígeno y pruebas serológicas (en sangre), se ha logrado reducir los tiempos incluso a menos de 24 horas y así poder diagnosticar de una manera más certera en cada uno de los estadios de la infección, tanto en la fase aguda, subaguda o de recuperación.
La Clínica Universitaria Colombia, por ejemplo, adaptó una Carpa Hospital con 20 camillas de observación como parte de la ruta diferencial del paciente sospechoso de COVID-19 en urgencias. Con el apoyo de la Fundación Universitaria Sanitas, se adaptaron áreas para la ampliación del servicio de UCI, logrando incrementar hasta 105 unidades, 84 de las cuales se destinaron para el manejo de la pandemia. Adicionalmente, se aprovechó la disminución en la afluencia de pacientes en las clínicas, para actualizar el software de imágenes diagnósticas, una tarea que estaba programada para agosto de este año pero que, por cuenta de la pandemia, se aceleró a mayo. La actualización permite que toda la historia de imágenes diagnósticas de un paciente se encuentre en la nube y se pueda no solo consultar desde cualquiera de las sedes, sino también hacer uso de inteligencia artificial, que les permite a los médicos ser más asertivos en la lectura de dichas imágenes.
Uno de los puntos que bien vale la pena resaltar es cómo el crecimiento en infraestructura y capacitación de los profesionales para la atención en COVID-19, no fue a expensas de la atención de otras patologías. A manera de ejemplo, en Barranquilla se hizo la apertura de la clínica El Carmen, con el fin de atender los pacientes COVID y paralelamente, la Clínica Iberoamérica aumentó su capacidad en camas de UCI (de 10 a 26); se implementaron los protocolos de bioseguridad y rutas de atención para aquellos pacientes COVID y no COVID, minimizando el riesgo de infección y garantizando una atención segura. Esta misma estrategia se ha llevado a cabo en cada una de las sedes como las Clínicas Reina Sofia, Pediátrica, Universitaria Colombia y Sebastián de Belalcázar. Durante la pandemia se ha mantenido la atención de los pacientes con patologías crónicas, incluyendo cáncer, cirugía de alta complejidad y cardiovascular, entre otras.
Además de la expansión de áreas también se aumentó la capacidad de respuesta en la atención de alta calidad, enfocándose en el apoyo y compañía tanto a los pacientes como a sus familiares. Se trata, a fin de cuentas, de características que hacen de las clínicas un lugar de solidaridad y empatía, detalles muy importantes en la recuperación física y emocional. El programa Código LILA ha permitido con creces ese acompañamiento y soporte a las familias con seres queridos hospitalizados por COVID-19.
Finalmente, durante la pandemia se ha mantenido la capacidad de atención pediátrica tanto en la Clínica Pediátrica —en la cual se implementó la atención en UCI pediátrica (11 camas)— como en la Clínica Santa María del Lago, donde no se ha disminuido la capacidad en los servicios hospitalarios pediátricos, y se mantiene la disponibilidad de 19 UCI pediátricas, además de los servicios quirúrgicos de urgencias. Para la atención de pacientes adultos hay 60 UCI y más de 100 camas hospitalarias destinadas a la atención de COVID-19.
Y el experimento de la teleconsulta, que empezó a arrojar resultados muy positivos con el COVID-19, se empezó a poner en marcha para la prevención de otras enfermedades y así evitar la visita al centro médico por haber realizado un juicioso autocuidado.
El universo digital llegó para quedarse. Todo en beneficio de un usuario al que no se le quiere hacer perder tiempo y se le quiere brindar la experiencia más eficiente posible. Ya no hay que hacer colas para reclamar una autorización médica. Ni para pagar un vale o una cuenta. Todo se hace por medios electrónicos. Incluso la facturación de las instituciones y de los médicos, es por esta vía, automatizando todos los procesos. El teletrabajo también se convertirá en una herramienta más y más usada en los cargos que puedan atender de esta manera. El siglo XXI se estaba probando, pero una pandemia aceleró los procesos y funcionaron. Ya no hay vuelta atrás.
Estudio Solidaridad
En abril de 2020, Colombia fue uno de los países de la región seleccionados para participar en la primera fase del Estudio Solidaridad, un ensayo clínico que coordina la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud. Para poder llevarlo a cabo ha sido clave el apoyo de Clínica Colsanitas como uno de los centros de investigación líder a través de sus cinco clínicas: Reina Sofía, Universitaria Colombia, Sebastián de Belalcázar, Iberoamérica y Santa María del Lago. La idea del estudio ha sido probar medicamentos que puedan reducir la mortalidad en pacientes hospitalizados por COVID-19. Inicialmente se probaron cuatro: cloroquina/ hidroxicloroquina, Lopinavir/ ritonavir, interferon beta y remdesivir.
Este estudio tiene un componente clave y es que todo el personal que participa (pacientes, investigadores, instituciones) lo hace sin recibir honorarios, aportando su talento y recursos de una manera solidaria. Todos trabajan por un objetivo común: encontrar, en el menor tiempo posible, un tratamiento o una cura para los pacientes afectados por este virus.
Carlos Álvarez, vicepresidente de Salud de Clínica Colsanitas y coordinador nacional de estudios sobre COVID-19 ante la OMS, explica que los resultados obtenidos hasta ahora, han mostrado que estos medicamentos, probados en 11.000 pacientes de 30 países y 500 centros hospitalarios, no lograron disminuir la mortalidad en los pacientes hospitalizados. Sin embargo, el Estudio no termina aquí. Ahora se inicia una segunda fase en la que se van a incorporar otros medicamentos promisorios, en los que se tiene la esperanza de encontrar mejores resultados.
“Saber que los medicamentos estudiados no tienen efectividad también es importante porque sirve para descartarlos y bajar las expectativas sobre una posible cura. Gracias a este estudio y otros similares, se sabe hoy que la cloroquina, usada durante los primeros meses de la pandemia, no solo no funciona sino que podría ser peligrosa para pacientes con COVID”.
Además de la incorporación de nuevos medicamentos, el Estudio Solidaridad continúa con otro ensayo clínico: el de vacunas, el cual se realizará en 20 países del mundo incluyendo a 6 de América. En Colombia las pruebas probablemente se realizarán en cinco municipios (Tunja, Duitama, Fusagasugá, Cota y Armenia), que serán apoyados técnicamente por el Ministerio de Salud, la OPS y cinco centros de investigación, uno de los cuales es la Clínica Universitaria Colombia.
Se van a probar tres vacunas, que un grupo de expertos de la OMS ha considerado las más promisorias, de las que ya están en fase dos o tres: “No se trata de una vacunación masiva sino de un ensayo clínico en el que participarán 80.000 voluntarios en el mundo”, aclara Álvarez.
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