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vejez

Mi abuela no es una pobre viejecita: la vejez no es el fin

Ilustración
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A menudo pensamos que la vejez es el último capítulo, un estado de espera. En esta columna gráfica, la abuela de la autora no se conforma, no se deja encasillar y sigue escribiendo su historia con deseos y decisiones propias. Enseña que nunca dejamos de construirnos y que la edad no nos define.

Mi abuela está en una edad en la que supuestamente debería estar completa. Una edad en la que la transformación parece un imposible.

Pero ella se resiste:
No está hecha para cumplir expectativas ajenas.
No es dócil, no sigue los deseos de sus hijos, no es entregada a su familia, ni tampoco pasiva ante el futuro.

Cuando veo a mi abuela llevar su vejez con tanta rebeldía, comprendo que hacerse vieja tiene muchas capas.

Vita me enseña que la vejez no es el fin y que nunca se es un “producto terminado”.


Que, sin importar la edad, una se sigue construyendo, porque se está viva.

Por eso admiro tanto a mi abuela. Vita es una vieja deseante: quiere aprender, hacer cosas nuevas, ser la dueña y señora de su futuro.


A mi abuela el tren no la dejó, ella lo maneja.

María Fernanda Cardona Vásquez

Estudió sociología, escribe lo que siente en @mafercardonavasquez y descubrió el amor por el anime cuando tenía 28 años. Explora las bondades y complejidades de la escritura en el podcast “Escribir para narrarnos” y su primer libro será publicado en 2024 bajo el sello de Ediciones B.