En una sociedad que idolatra el éxito y la productividad, es fácil sentirse mediocre al no alcanzar los que parecen grandes logros. Sin embargo, aceptar que la vida común tiene valor en sí misma puede ser liberador.
1. En un mundo obsesionado por la competencia, la productividad y el perfeccionismo, es común sentirse mediocre.
2. En un contexto que incentiva con tanta fuerza la excelencia, los grandes descubrimientos científicos, las trayectorias extraordinarias, es normal que en algún momento deseemos ser como esas personas que llegaron lejos.
7. Apreciar más la vida cotidiana, emprender proyectos de corto plazo más simples y significativos, nos ayuda a estar más presentes y a disfrutar más la vida.
4. Porque cada uno tiene su camino y compararnos con los grandes logros de esas mentes brillantes no es más que una receta infalible para la frustración.
5. Y, como no todos podemos dejar grandes legados para la humanidad, ni revolucionar la historia, está bien vivir una experiencia común y celebrar las pequeñas conquistas de nuestras vidas.
6. En la búsqueda constante por la perfección ponemos en riesgo nuestra salud mental, procrastinar, nos volvemos cada vez más ansiosos y depresivos…
Por eso es importante recordar que el éxito tiene muchas formas y no tiene que ver exclusivamente con tener dinero o destacarse mundialmente en algún área del conocimiento.
7. Apreciar más la vida cotidiana, emprender proyectos de corto plazo más simples y significativos, nos ayuda a estar más presentes y a disfrutar más la vida.
*Basado en el artículo Cuáles son los beneficios de renunciar a ser excepcional y aceptar ser común y corriente de Matthew Syed para BBC News.
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