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espasmos y la parálisis facial

Cómo tratar los espasmos y la parálisis facial: guía completa

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Los espasmos y la parálisis facial afectan tanto la apariencia como la calidad de vida de quienes los padecen. De la mano de Andrea Cubides, neuróloga adscrita a Colsanitas, le contamos lo que debe saber sobre estos trastornos neurológicos.

“Comencé a sentir un tic en el ojo izquierdo, como si mi párpado vibrara. Luego ese tic se intensificó y se extendió a la mejilla, cada vez que rasgaba mi cabeza. Con los días, los temblores en mi cara se hicieron más frecuentes”. Así describe Nilda Castro, una mujer venezolana de 57 años, los síntomas que presentó hace casi una década y que le hicieron entender que algo no estaba bien. Una sensación incómoda y frustrante que le recordó a su mamá, que padeció una parálisis facial y vivió toda su vida con la cara torcida. “Eso me llenaba de preocupación”, agrega . 

Cuando asistió a consulta, el neuro oftalmólogo, especialista en las enfermedades que afectan la visión y su relación con el cerebro, le diagnosticó mioquimia benigna: un tipo de temblor involuntario que afecta algunas áreas de la cara y que generalmente es causado por episodios de estrés y preocupación. Le recetó anticonvulsivos y relajantes musculares, pero los espasmos no cesaron. Al observar la desmejora, su diagnóstico cambió a un espasmo hemifacial.

“Cada vez que me veía al espejo, notaba movimientos de mi cara, sin que yo los provocara. Tenía dificultades para controlar mis expresiones: cuando quería levantar las cejas, solo una lo hacía; cuando reía, solo un lado de la cara respondía. El otro lado no se movía, no generaba sonrisa”.

El tratamiento actual de Nilda consiste en al menos tres dosis de toxina botulínica durante el año, complementados con ejercicios caseros, en los que masajea y estimula las áreas comprometidas. Sin embargo, la precaria situación que vive su país a menudo le impide acceder a la toxina botulínica debido al desabastecimiento o al alto costo. Una ampolla puede costar hasta $500 dólares estadounidenses, aproximadamente $1.900.000 pesos colombianos. 

Cuando se estableció temporalmente en Bogotá, se afilió a la EPS Sanitas. Allí la aplicación del tratamiento, junto con la valoración médica especializada, fue completamente gratuita, ya que estos tratamientos están cubiertos por el Plan Obligatorio de Salud (POS) en Colombia.  

Esta afección, además de cambiar su apariencia física, obligó a Nilda a modificar su rutina diaria. “Dejé de conducir y de trabajar al ritmo que solía hacerlo, y tuvieron que adaptar fórmulas especiales a mis gafas para mejorar mi visión. Todo eso desmejoró por completo mi calidad de vida”, cuenta. 

“Los espasmos faciales son contracciones musculares involuntarias en un lado de la cara; pueden afectar músculos como los ojos, la boca, las mejillas o la frente. La parálisis facial, en cambio, es una condición en la que se pierde temporal o permanentemente el movimiento en los músculos de un lado de la cara”, explica Paola Andrea Cubides Villamil, neuróloga adscrita a Colsanitas

En ambos casos, el cerebro juega un papel fundamental en el diagnóstico, ya que estos padecimientos se originan por la afectación de un nervio facial. “La alteración de este nervio puede ser provocada por múltiples factores, como una neuralgia del trigémino, trastornos neurológicos como la esclerosis múltiple, efectos secundarios de medicamentos, fatiga o estrés, infecciones virales como el herpes zóster, lesiones físicas en el nervio facial, trastornos metabólicos como hipoparatiroidismo,  enfermedades autoinmunes, o por un tumor”, apunta la doctora Cubides.

El bótox como antídoto para combatir los espasmos

La neuróloga Cubides resalta que, al tratarse de afecciones que pueden manifestarse de múltiples maneras, resulta imposible prevenirlas. Agrega que los medicamentos, terapias y cirugías con que se tratan solo sirven como paliativos, ya que estos trastornos sólo se pueden controlar, pero no eliminar por completo. 

Desde hace aproximadamente dos décadas, la toxina botulínica (más conocida como bótox) se usa en estos casos, no para eliminar arrugas y procurar el rejuvenecimiento, sino como antídoto para combatir los espasmos; no tiene efecto alguno en casos de parálisis facial. “El bótox ayuda a relajar los músculos de la cara. Al aplicarse en las áreas afectadas, se les devuelve a los pacientes el control sobre los movimientos de su cara de manera simétrica y voluntaria”, comenta la especialista.

Síntomas de la parálisis facial

La parálisis facial se manifiesta principalmente por debilidad o pérdida de movimiento en un lado de la cara. A esto se pueden sumar síntomas como:

  • Dificultad para cerrar un ojo o mover la boca.
  • Asimetría facial, como una sonrisa torcida.
  • Babeo o incapacidad para controlar la saliva.
  • Dificultad para hablar o comer.
  • Ojo seco
  • Alteración del gusto

Mitos y realidades sobre la parálisis en la cara

  1. La parálisis facial es solo un problema estético.

No necesariamente. Además de afectar la apariencia, la parálisis en la cara puede comprometer funciones importantes como la masticación, la deglución, la expresión facial y la protección ocular.

  1. No se puede hacer nada para mejorar la parálisis y los espasmos faciales.

Falso. Existen tratamientos, terapias y enfoques médicos que pueden ayudar a mejorar los síntomas y la función facial.

  1. La parálisis facial siempre es causada por un derrame cerebral.

Falso. Si bien un accidente cerebrovascular es una causa posible, hay muchas otras causas, como la parálisis de Bell, traumatismos, infecciones o tumores.

  1. La parálisis facial es contagiosa.

Falso. No se puede transmitir de una persona a otra mediante contacto físico.

Para manejar la parálisis facial, se recomienda seguir terapia física y rehabilitación, y utilizar lágrimas artificiales y parches oclusivos durante la noche o cuando los ojos estén expuestos a factores irritantes. El apoyo emocional y psicológico, como unirse a grupos de apoyo, puede ser útil para sobrellevar las dificultades emocionales y psicológicas. Es importante protegerse del sol y mantener hábitos saludables como una dieta equilibrada, ejercicio regular, descanso adecuado y reducción del estrés, ya que estos factores pueden contribuir a la recuperación, así como realizar un seguimiento médico regular con profesionales de la salud especializados para monitorear la condición, ajustar el tratamiento según sea necesario y abordar cualquier preocupación o complicación adicional.