Los edulcorantes han sido objeto de debate durante décadas. Conozca aquí qué son, su impacto en la salud, los pros y contras de su consumo y en qué casos son recomendados.
Diversos estudios científicos han demostrado que el azúcar, en sus múltiples presentaciones, representa un riesgo para la salud, pues está relacionado con condiciones como la obesidad, la diabetes, la enfermedad cardiovascular, los problemas en la salud dental, los efectos negativos en el estado de ánimo y las enfermedades metabólicas. Según la OMS, la recomendación general es reducir el consumo de azúcar al 5% de la ingesta calórica diaria, lo que equivale a, aproximadamente, 25 gramos al día.
Sin embargo, esta reducción se convierte en una tarea complicada al estar rodeados de productos ultraprocesados que suelen tener grandes cantidades de azúcares añadidos para mejorar su sabor, como jugos, galletas, chocolates, cereales y pasteles, entre muchos otros. Por eso, desde hace décadas los edulcorantes aparecieron como una alternativa al azúcar que promete ser “más saludable”.
Los edulcorantes son sustancias que proporcionan un sabor dulce, pero sin las calorías del azúcar común. Su uso se ha vuelto cada vez más popular en la industria alimentaria y también se venden en distintas presentaciones: líquida o en polvo. Pueden ser naturales o artificiales; la diferencia principal radica en su origen y procesamiento. Los edulcorantes naturales se encuentran en alimentos como frutas, vegetales o plantas, y son procesados mínimamente. Por otro lado, los artificiales son productos químicos sintéticos diseñados para imitar el sabor del azúcar, pero con menos o ninguna caloría.
Según la doctora Andrea Mosquera, nutricionista adscrita a Colsanitas, “dentro de los edulcorantes naturales encontramos el eritritol, que es un azúcar derivado de un alcohol; la inulina, que es un polímero constituido por moléculas de fructosa; el sirope de agave o la estevia, que se extrae de las hojas de la planta Stevia rebaudiana y es de bajo índice glucémico, por lo que se considera segura para personas con diabetes y enfermedades hipoglucémicas”.
Por otra parte, la lista de edulcorantes artificiales es extensa. Algunos de los más conocidos son el aspartamo, la sucralosa, la sacarina, el acesulfamo potásico, entre otros. Respecto a cuales son mejores, si artificiales o naturales, la respuesta es compleja, pues aún no se tienen los estudios suficientes para hacer una afirmación contundente. Los de origen natural son potencialmente mejores, pues no son altamente procesados y pueden tener un menor impacto en la glucosa en sangre, pero esto es discutible.
Según la doctora Mosquera, “el uso de edulcorantes está altamente debatido. Existen numerosos estudios que avalan el uso de estos productos en cantidades reducidas para no generar efectos adversos en el organismo. En general, pueden ser consumidos por casi todas las personas, incluso mujeres embarazadas, pero no deben ser usados por pacientes con enfermedades huérfanas o raras como la fenilcetonuria”. Adicionalmente, su consumo no es recomendado en niños menores de tres años.
Respecto a la afirmación de que los edulcorantes son un sustituto saludable del azúcar, también hay opiniones científicas diversas basadas en investigaciones. Si bien los edulcorantes pueden ayudar a reducir la ingesta de calorías, aportar al control del azúcar en sangre de personas con diabetes y ser mejores opciones para la salud dental, algunos estudios sugieren que su consumo podría estar asociado con efectos negativos.
Algunos de los efectos adversos en el cuerpo relacionados a los edulcorantes, que siguen en investigación, son diarrea, inflamación abdominal, gases, alteración de la flora intestinal, variaciones en la sensación del apetito, enfermedad cardiovascular, condiciones metabólicas, entre otros. Según la Clínica Mayo, “la recomendación es consumir estos sustitutos del azúcar en cantidades mínimas y no de manera rutinaria”.
Además de esto, hay que tener en cuenta que los alimentos preparados con estos sustitutos pueden lucir como “saludables”, pero son ultraprocesados. La realidad es que aun cuando una gaseosa o unas galletas estén etiquetadas como bajas en azúcar o endulzadas con edulcorantes, siguen sin ser la mejor opción. Los alimentos completos, como las proteínas magras, los granos, las frutas y los vegetales, siempre tendrán ventajas en contenido nutricional por no tener azúcar añadida.
Según Francesco Branca, director de nutrición de la OMS, “la sustitución de azúcares libres por edulcorantes no ayuda a controlar el peso a largo plazo. Las personas deben considerar otras formas de reducir su ingesta de azúcar a través de alimentos saludables como la fruta, ya que estos sustitutos no son factores dietéticos esenciales y carecen de valor nutricional”.
El consumo de edulcorantes siguen siendo una opción aceptable, siempre y cuando sea de manera moderada, especialmente para las personas que tienen una gran dificultad en el consumo de alimentos sin necesidad de endulzar o para quienes tienen diabetes y enfermedades hipoglucémicas. “Lo mejor siempre será trabajar en la aceptación del sabor natural de los alimentos, para así reducir totalmente el azúcar de la dieta. Esto debe hacerse desde una edad temprana y complementarse con otros hábitos para tener una salud óptima”, finaliza Andrea Mosquera.
- Este artículo hace parte de la edición 193 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.
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