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Bienestar Colsanitas

Presencia y Compasión: un programa para el bienestar

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A través del Instituto SER, la Fundación Keralty ha diseñado una estrategia para disminuir el agotamiento del personal de salud, lo que se traduce en enormes beneficios para ellos mismos, sus familias y los pacientes.

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Las áreas de urgencias de las clínicas y hospitales suelen ser lugares donde el personal de salud atraviesa grandes dificultades y enormes retos. El volumen de trabajo, los horarios extendidos y la necesidad de cuidado pueden ejercer mucha presión sobre los profesionales que trabajan allí. 

Ese fue el punto de partida para que desde la Fundación Keralty la psicóloga Constanza González diseñara una estrategia para cuidar a los profesionales. Su formación en psicología, psicooncología y mindfulness, y su experiencia de 28 años en meditación fueron parte de los insumos para desarrollar el programa Presencia y Compasión, así como el Instituto Ser.

El instituto surgió con la misión de humanizar el cuidado y mejorar el estado anímico del personal sanitario para lograr un impacto directo en la salud de los pacientes. A través del instituto se desarrollan programas e intervenciones focalizadas en el bienestar de los profesionales, después de comprender y analizar su realidad, para diseñar estrategias de cuidado y generar un cambio profundo en su labor. 

Se trata de un programa que beneficia a los profesionales e igualmente a los pacientes y a las empresas de salud, porque puede reducir costos asociados a una menor rotación de los médicos, reduce también el ausentismo, mejora los indicadores de calidad y seguridad del paciente, ofrece mayor satisfacción en la experiencia de los usuarios y además incrementa los resultados en salud y reputación corporativa de las empresas.

Meditación, atención plena y compasión

El mindfulness (o atención plena), la práctica de la meditación y el cultivo de la compasión son los grandes componentes del programa. “Cuando tú cultivas la presencia plena empiezas a darte cuenta de que no eres lo que piensas, que puedes empezar a interpretar eso que te pasa de mil maneras y que dependiendo de la manera que escoges, sufres más o menos. Dependiendo de esto puedes responder de manera más creativa o más reactiva ante una situación retadora. La presencia plena te permite crear una perspectiva para vivir de otra manera”, explica Constanza González. 

Constanza entiende la meditación como un laboratorio donde una persona puede observar con curiosidad lo que se mueve en su interior y al mismo tiempo tomar distancia y reconocer sus tendencias de pensamiento. Todo esto para, finalmente, transformar aquellos patrones que no traen ningún beneficio a su vida. Una persona que medita, entonces, trata de atravesar las situaciones de su realidad sin juzgarlas, resistirse o negar lo que le sucede, simplemente atendiendo los hechos y analizando cuál sería la manera más provechosa de vivirlos.

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Así es el programa Presencia y Compasión

Son cinco sesiones las que se ofrecen a los profesionales de salud, donde se practican herramientas de atención plena, de cultivo de la compasión, de fortalecimiento de equipos, todo esto sustentado en conceptos de las neurociencias.

Los componentes del curso pasan por la introspección, la conversación, para sentir que aquello que vive cada uno es una experiencia común para todos, y las prácticas contemplativas. Estas últimas se dividen en prácticas formales e informales. Las formales son aquellas en las que la persona practica conscientemente atención a la respiración, a las sensaciones, a los sonidos y a los pensamientos, es decir, el momento en el que una persona se dedica a meditar por algún periodo de tiempo. 

Las prácticas informales buscan cultivar la atención en el día a día, lograr centrarse en lo que sucede en el presente de su día a día. Por ejemplo, hacer conciencia sobre el primer sorbo de café que tomamos en la mañana, la temperatura del desayuno, los sabores que estimulan la boca; caminar por la calle y sentir el contacto con el suelo... El objetivo es integrar la atención plena en la vida, pues generalmente, y sobre todo en estos tiempos, lo que hacemos es vivir como se dice “en piloto automático”, distraernos constantemente por ejemplo con el celular mientras desarrollamos alguna otra actividad. 

Antes de empezar el programa se mide el grado de burnout (síndrome del estrés laboral) del personal médico a través del análisis de tres variables del Maslach Burnout Inventory (MBI): agotamiento emocional, despersonalización y realización personal. En promedio, entre el 50 y el 60 % de los participantes presentan altos niveles de agotamiento emocional y despersonalización al comenzar el programa, pero al terminar, en promedio el 95 % de las personas se distribuyen entre niveles medio y bajo en estos dos factores. En cuanto a la realización personal, una vez finalizado el programa, entre el 40 y el 50 % de las personas pasan de nivel bajo a medio.


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La meditación puede ser un laboratorio donde una persona observa con curiosidad lo que se mueve en su interior y al mismo tiempo toma distancia y reconoce sus tendencias de pensamiento.

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“En el servicio de urgencias, por ejemplo, salían altos niveles de despersonalización, altos niveles de agotamiento emocional, y sin embargo la realización personal y profesional salía alta. Esto puede darse porque en urgencias tú te sientes útil para los pacientes”, explica Constanza.

En el programa han participado aproximadamente 300 personas de Colombia, México y Estados Unidos, que además de identificar esas herramientas valiosas para el desarrollo de su profesión, han logrado diferenciar dos conceptos claves en su trabajo: la empatía y la compasión. 

La empatía es un componente de la compasión, pues la compasión se concibe como un proceso más complejo y amplio que tiene cuatro elementos fundamentales: cognitivo (conciencia del sufrimiento), afectivo (conmoverse porque el otro está sufriendo), intencional (siento deseos de aliviar ese sufrimiento), motivacional (tengo disposición a aliviar el sufrimiento). La empatía, en cambio, no nos lleva a movernos, es decir, yo puedo ser empático pero no hago nada por el sufrimiento del otro ni por el mío.

La conciencia sobre estos dos conceptos, las herramientas que aporta la meditación y la presencia plena, sumado a la guía de los profesionales en psicología, evidencian grandes hallazgos para el personal médico, que al finalizar el programa reconoce la eficacia de estas estrategias no solo para su ejercicio profesional sino para su intimidad. “Muchos te dicen que han empezado a meditar en familia, que les enseñan a sus hijos, que van contagiando a otros de estos nuevos aprendizajes”, finaliza la psicóloga.

 

 

 - Este artículo hace parte de la edición 188 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí

 

 

*Periodista. Editora de Bienestar Colsanitas.

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Mónica Diago

Mónica Diago es editora de la revista Bienestar. Ha trabajado principalmente como periodista ambiental, pero desde que se convirtió en mamá ha enfocado su trabajo en visibilizar la importancia de la crianza consciente y respetuosa. Disfruta las caminatas, las montañas, los ríos y los libros ilustrados infantiles.