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Bienestar Colsanitas

Tres claves para entender y controlar las pataletas

Una de las preguntas más frecuentes a los pediatras tiene que ver con las pataletas y qué hacer cuando ocurren. El doctor Darío Botero, pediatra y puericultor adscrito a Colsanitas, nos brinda luces al respecto.

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L

a pataleta es el lenguaje de un niño que siente frustración ante una situación concreta. Frente a la imposibilidad de comunicar de otro modo su inconformidad o desacomodo, usa la pataleta como forma de expresarse. Las pataletas hacen parte de su desarrollo, por eso son: frecuentes, normales y esperables.

Habitualmente suceden entre los 18 meses y los 4 años. Lo esperable es que conforme crece y madura va encontrando otras formas de expresarse y deja de recurrir a la pataleta. Pero si después de los 5 años se siguen presentando las pataletas, se recomienda consultar con el pediatra.

A continuación, el doctor Botero explica tres claves para entender y controlar las pataletas:

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Los niños descubren sus emociones y las maneras de regularlas a medida que crecen.

1. Un niño no es un adulto en miniatura.

Cuando un niño hace una pataleta no tiene la intención de generar problemas ni hacer daño, lo que sucede es que necesita entender el mundo y por eso los adultos a su alrededor deben ser sus traductores. El abrazo del oso puede ser una herramienta efectiva. Cuando un niño está desbordado, necesita un adulto calmado que le acompañe a calmarse. Una buena manera es alejarlo de las demás personas o del escenario que detonó la pataleta, ponerse a su altura y abrazarlo fuerte y cariñosamente. 

2. El ejemplo es fundamental. 

Los adultos deben establecer límites que se cumplan sin importar quién esté a su cuidado (padres, abuelos, tutores, cuidadores) y estos límites deben ser para todos, por ejemplo: a la hora de comer, los niños no deben mirar la televisión y los adultos no trabajan o usan el celular.

Utilizar golpes o nalgadas le da un mensaje incorrecto al niño, pues le estamos diciendo que las agresiones son herramientas para controlar las emociones o son formas de relacionarse con los seres queridos. Cuando un adulto utiliza una palmada o golpe para calmar al niño, es porque perdió el control de la situación. El doctor Botero considera que existen otros mecanismos más efectivos como los ejemplos firmes y los límites claros. 

3. Enseñarlos a regular la frustración.

Los niños descubren sus emociones y las maneras de regularlas a medida que crecen. Para esto es importante un acompañamiento:

- Afectuoso: entender que el niño está en proceso de desarrollo.

- Respetuoso: saber que el niño no busca hacer daño.

 - Firme: establecer normas claras y respetarlas.


Si quiere saber más acerca de este tema, le invitamos a escuchar al doctor Darío Botero, médico pediatra y  puericultor adscrito a Colsanitas aquí

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