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apicultura

El prometedor negocio de la apicultura en Colombia

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En el país hay más de 32 millones de hectáreas aptas para la producción de miel de abejas con un mercado de consumo nacional garantizado, porque lo que se cosecha hoy en día abastece apenas el 30 % de la demanda

La apicultura es una actividad que consiste en la cría, cuidado y aprovechamiento de los productos de las colmenas de las abejas. Se le atribuye especial importancia por la coexistencia de economía y sostenibilidad que representa. Además, es una de las actividades del sector pecuario que mayor crecimiento ha tenido a nivel mundial. Y en Colombia, específicamente, tiene un tremendo potencial económico por la calidad de los productos, la aptitud de los predios agrícolas, las características de los ecosistemas y las posibilidades de comercialización, tanto nacional como internacional. 

“Toda la miel que se produce en Colombia se vende inmediatamente porque hay más demanda que oferta. Y el trabajo más importante, ese que requiere organización, distribución de tareas, disciplina y constancia lo hacen las abejas. A los apicultores nos corresponde garantizarles condiciones óptimas de vida, cuidar su entorno, recolectar lo que ellas producen y llevar eso al mercado nacional, ojalá por un precio justo”, dice Richar Almanza, apicultor de la Sierra Nevada de Santa Marta con más de 19 años de experiencia.

Ese precio justo al que se refiere Almanza ronda, en este momento, los 13.000 pesos por kilo de miel natural (pagado por acopiadores), mientras que la venta detallada (directamente al consumidor) está alrededor de los 20.000 pesos por kilo. “Por experiencia propia puedo decir que sea con dedicación exclusiva o a tiempo parcial la apicultura siempre es rentable. Hasta 100 colmenas se pueden manejar con mano de obra familiar, atendiendo el apiario una vez a la semana, y perfectamente cumplir con otra actividad económica al mismo tiempo. Para más de 100 colmenas se requiere mayor inversión de tiempo, pero esa cantidad puede generar, anualmente, unos ingresos brutos de 60 millones de pesos”, explica Almanza, dueño, junto con su familia, del Apiario Florcita, ubicado en el Magdalena.

Con respecto a la estadística nacional, la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (UPRA) precisa que para finales de 2022 había en Colombia cerca 70 Bienestar Colsanitas de 157.696 colmenas, dispuestas en 7168 apiarios, unos 3000 apicultores y una producción total cercana a las 7000 toneladas de miel al año, lo que representa más o menos el 30% de lo que se consume internamente; el resto se abastece con productos importados o falsificados.

“Toda la miel que se produce en Colombia se vende inmediatamente porque hay más demanda que oferta”.

Los rendimientos de la producción de miel al año en Colombia son, en promedio, de aproximadamente 32 kilos por colmena; no obstante, se tienen registros de hasta 50 kilos por colmena en alturas de hasta 1.000 metros sobre el nivel del mar y de 10 a 22 kilos entre 1000 y 2900 m. s. n. m. (Agrosavia, 2021). Eso representa, en este momento, un ingreso anual de 600.000 pesos por colmena”, apunta el informe Zonificación de aptitud para la producción comercial apícola en Colombia (UPRA, 2023).

 Por otra parte, la Federación Colombiana de Apicultores y Criadores de Abejas (Fedeabejas) reveló que la actividad apícola se realiza en 22 de los 32 departamentos de Colombia, pero los que mayor cantidad de apiarios registran son Antioquia, Santander, Cauca, Córdoba y Cundinamarca. 

Respecto al consumo per cápita de miel, las investigaciones académicas advierten que está entre 77 y 83 gramos al año, muy por debajo del promedio mundial que es de 220 gramos al año. Pese a los subregistros y los jarabes que hacen pasar por miel, se sabe que la demanda es mucho mayor que la oferta. Y por eso se le atribuye a la apicultura, como actividad económica, un gran potencial.

La cría de abejas y el aprovechamiento de los productos derivados de la colmena comenzó en Colombia a principios del siglo XX y se consolidó en los años ochenta.

A nivel global, China es el principal productor de miel de abeja, con una producción anual de 450 mil toneladas, de las cuales exporta 120 mil toneladas. Le siguen Turquía, que exporta cerca de 90 mil toneladas al año; Irán, con 77.000 toneladas; Argentina, con más de 71.000 toneladas, y Ucrania, con más de 68.000 toneladas anuales. Colombia ocupa la posición 106 en el mundo como país exportador de miel de abejas, con ventas entre 4 y 13 toneladas para el período 2018 - 2021. Y los principales países compradores son Estados Unidos, Alemania y Reino Unido, en ese orden

Terreno y apoyo legal 

De acuerdo con el informe de la UPRA, alrededor de 32 millones de hectáreas en áreas con vocación agropecuaria tienen potencial para el desarrollo de la apicultura, lo que la configura como una actividad con amplia perspectiva para su crecimiento. En ese sentido, las regiones Caribe y Andina son privilegiadas por su diversidad de flora y vegetación. En las zonas tradicionalmente agrícolas de Antioquia, Tolima, Cundinamarca, Santander, Huila, Cesar y Nariño hay aptitud alta para la producción comercial apícola, pero existe un riesgo de afectación por el uso de plaguicidas en cultivos tradicionales. 

“El alto potencial para la producción apícola del país contrasta con la baja oferta de mano de obra específica y, en especial, con la poca oferta educativa relacionada con el sector… Por eso, la presencia de las asociaciones y los comités regionales dentro de las zonas aptas para la producción comercial apícola son determinantes, dado que facilitan el desarrollo y soporte de la cadena productiva, en especial en la región Caribe y en el centro colombiano”, advierte el documento de la UPRA.

 En busca de la representación descentralizada, se están conformando los Comités Departamentales de la Cadena Productiva de las Abejas y la Agricultura, a fin de facilitar el acceso a los programas de apoyo a esta actividad económica que puedan surgir de instituciones nacionales, de cooperación internacional o de empresas privadas

DEFINICIONES PARA NO EXPERTOS 

Con información de Agrosavia y UPRA

Apiario: Sitio o lugar en el cual se ubica un conjunto de colonias de abejas Apis mellifera. 

Apicultura: Ciencia aplicada que estudia a la abeja melífera y se dedica a su cultivo, cría y explotación de productos. 

Cadenas productivas: Conjunto de actividades que se articulan técnica y económicamente desde el inicio de la producción y elaboración de un producto agropecuario hasta su comercialización final.

 • Cera de abejas: Sustancia secretada de las glándulas cereras de las abejas, la cual amasan y moldean para construir nuevos panales. 

Colmena: Vivienda proporcionada por el hombre a las abejas para que en ella desarrollen la colonia. 

Enjambre: Multitud de abejas con su reina, que juntas salen de una colmena para formar otra colonia. 

Inocuidad (de los alimentos): Son las condiciones y medidas necesarias durante la producción, el almacenamiento y la distribución de los alimentos para garantizar que, al ser ingeridos, no representen riesgos para la salud. 

Jalea real: Alimento segregado por las glándulas hipofaríngeas de las abejas obreras nodrizas, el cual es utilizado para alimentar a la cría en edad de larva y a la reina.

 • Panal: Estructura de cera compuesta de alvéolos hexagonales que comparten paredes comunes, construidas por las abejas, en la cual se desarrollan sus crías y almacenan su alimento. 

Polen (apícola): Resultado de compactar el polen de las flores con néctar y sustancias salivares de abejas obreras en las corbículas de sus patas traseras. 

Propóleo: Producto originado a partir de sustancias resinosas, gomosas y balsámicas recolectadas por las abejas de yemas, flores y exudados de plantas, a las cuales añaden secreciones salivares, cera y polen.

Ya están formalizados los comités de Boyacá, Antioquia, Córdoba, Sucre, Meta, Vichada y Valle del Cauca. Y están a punto de formalizarse los de Santander, Norte de Santander, Tolima y Magdalena.

 A la par de estas buenas noticias, en enero de 2022 se publicó la Ley 2193 del 2022 con el objeto de incentivar, fomentar y proteger la apicultura y sus actividades complementarias a través de diferentes mecanismos que debía implementar el Gobierno Nacional en un plazo máximo de un año luego de entrar en vigencia la ley.

 Sin embargo, ha sido compleja la reglamentación por la cantidad de instituciones que comparten responsabilidades, incluidos los ministerios de Salud, Ambiente, Agricultura, Comercio y Ciencia y Tecnología. 

El instrumento legal facilita el acceso a créditos de los apicultores, fortalece la asistencia técnica para el cuidado y manejo de las colmenas y promueve la asociatividad apícola. También formaliza la sanidad y la coexistencia con la agricultura y busca proteger la producción certificada y aumentar el consumo local. Todo eso con la idea de convertir a Colombia en un país no solo productor, sino consumidor y exportador de miel de excelente calidad.

El único proceso al que se somete la miel pura y natural antes de envasarla es al filtrado, para eliminar partículas insolubles como restos vegetales, de abejas o de cera.

Erika Espitia, Secretaría Técnica Nacional de la Cadena Productiva de las Abejas y la Apicultura del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Rural, reconoce que la Ley 2193 es muy holística e involucra misionalidades y competencias ministeriales muy amplias. Pero, además, señala que hay una gran corresponsabilidad de todos los actores de la cadena productiva en su implementación. 

“Hay resistencia de los apicultores, quienes deben registrarse para certificar sus buenas prácticas ante el Instituto Colombiano Agropecuario. Algunos creen que es para obligarlos a que paguen impuestos o sancionarlos, cuando lo que se quiere es conocer su ubicación, sus formas de asociatividad y sus necesidades”, dice Espitia.

Dice Espitia, también, que la afectación del mercado nacional por falsificación supera el 60% de lo que se comercializa. Entonces, el Invima está afinando todo el marco normativo para la certificación de la miel de abejas, porque eso dará acceso a nuevos mercados, y permitirá ejercer control sobre dos áreas críticas: lo que tiene que ver con la inocuidad de los alimentos y la falsificación de la miel de abejas que se pretende vender como auténtica.

“Estamos en una transición hacia la formalización de la cadena productiva de las abejas y la apicultura. Eso para este sector primario es un proceso complejo y para las instituciones es un gran reto. Pero no imposible”, concluye la alta funcionaria del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.

- Este artículo hace parte de la edición 194 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.

Karem Racines Arévalo

Es una periodista colombo-venezolana egresada de la Universidad Central de Venezuela. Llegó a Bogotá en 2011 para escapar de la confrontación política de su país. Después de vivir en la capital colombiana cinco años, decidió mudarse cerca del mar, que tanta falta le hacía, y desde hace dos años vive en Santa Marta. Es docente de periodismo en la Universidad del Magdalena y en la Sergio Arboleda. Es colaboradora frecuente de la revista Bienestar.