Lo que nunca haría como ginecóloga

1. Dejar de hacer la mamografía anual por temor a la radiación. Con esta podemos detectar lesiones de forma temprana y, así, evitar la progresión de la enfermedad y mejorar el pronóstico.

2. Recomendar de forma rutinaria e indiscriminada el uso de productos para el aseo vaginal, pues en su mayoría (y si se usan con mucha frecuencia) no son favorables para la vagina.

3. Dejar de promover el uso de los anticonceptivos hormonales por mitos, como, por ejemplo, que causan infertilidad, lo cual está científicamente descartado. Por el contrario, evitan el embarazo no deseado, el embarazo en la adolescencia, el número de hijos no deseados y la exposición de las mujeres a procedimientos riesgosos durante las interrupciones del embarazo. 

4. Dejar de apoyar la vacunación contra el VPH (Virus del Papiloma Humano). Su eficacia en prevenir el cáncer de cuello uterino está científicamente demostrada. Las pacientes no deben dejar de vacunarse por falsas creencias y siempre deben asesorarse sobre la veracidad de la información. 

5. Desaprovechar la consulta ginecológica, porque es, en un porcentaje muy alto, la única puerta de entrada de las mujeres a los servicios de salud. En consulta hemos encontrado patologías malignas ginecológicas (una de las tres causas principales de muerte de mujeres a nivel mundial) que requieren atención de forma multidisciplinaria.

6. Dejar de promover un chequeo anual entre las pacientes, pues gracias a esto se puede llevar un proceso preventivo en lugar de un proceso intervencionista. De esta forma, se minimizan gastos por enfermedades de alto costo e impactamos positivamente el bienestar de la paciente y su familia. 
7. Favorecer el uso y el abuso de los tratamientos para las infecciones o flujos vaginales. No todo lo que produce prurito es hongo. Existen secreciones normales de la vagina que no requieren aplicación de óvulos o cremas, por eso es mejor consultar para evitar su uso indiscriminado, pues están generando resistencias bacterianas y micóticas.