No hay estándares perfectos para mantener el orden, solo hay herramientas y técnicas que se adaptan a las rutinas y hábitos de cada persona.
Con los comentarios que surgieron a raíz del artículo del Washington Post sobre el nuevo estilo de vida de Marie Kondo (una persona reconocida mundialmente por tener un método japonés para organizar la casa y brillar de felicidad), que está más acorde con sus actuales rituales de orden menos exigentes enfocado a disfrutar la vida y el ahora, se debe hablar más de orden según cada ritmo de vida y no de orden según una idea perfeccionista tipo museo o vitrina de tienda de lujo.
Kondo no estaba concluyendo que es imposible organizar una casa, lo que ella ha querido transmitir es que todos los hábitos de orden deben estar sintonizados con la realidad, pueden cambiar y se deben adaptar al presente de cada persona. Este cambio de pensamiento inicia cuando se da cuenta de que la familia crece (tiene 3 hijos) y ordenar el entorno con parámetros perfectos se convirtió en una tarea más complicada, pero así su casa esté un poco desordenada, ella asegura que disfruta su día a día haciendo actividades que le dan felicidad.
No hay que tener una familia de tres hijos para darse cuenta de que disfrutar de una casa ordenada depende de tres verdades: la primera, que mantener un sistema de organización no es sinónimo de perfección o cero arrugas; la segunda, que los hábitos de orden van cambiando y adaptándose a la nueva vida (sin dejar de tener reglas claras sobre el tema) y la tercera, que más allá de tener una casa de catálogo, es tener un casa funcional, donde podamos encontrar todo en menos de 30 segundos.
Orden no es igual a perfección
Debemos quitarnos de la cabeza la premisa “todo perfectamente ordenado” para no sentirnos abrumados o frustrados al no poder mantener la casa con un orden impecable. Es verdad que tener un closet organizado con la ropa colgada por colores o perfectamente doblada transmite tranquilidad y puede cambiar la calidad de vida, pero si no se puede mantener en ese estado de forma orgánica y simple en el día a día, es mejor optar por otro sistema de orden más real. Al no poderse mantener esa pulcritud todo empieza a desenfocarse y el estrés vuelve a ser el protagonista, por eso, es importante conocer la mejor manera para organizar su casa y mantener dicho orden.
Por ejemplo, si la persona puede mantener la ropa perfectamente doblada sin estresarse y tiene el tiempo para hacerlo, le regalo una tabla guía para doblar la ropa y que toda le quede del mismo tamaño y sin tantas arrugas. Pero, si veo que la persona es más relajada con las arrugas y no tiene mucho tiempo para dedicarle al orden, le entrego un regalo más práctico como algún gancho organizador para sus cinturones o divisiones para sus cajones, algo más acorde con su estilo de vida y reglas de juego del orden.
Adapte su sistema de orden a su realidad
Sin caer en la anarquía, es clave adaptar el sistema de organización, estar al tanto de nuestra casa y cuidar nuestro estilo de vida, sin llegar a abrumarnos en el primer giro que nos dé la vida.
Las reglas de juego se pueden adaptar de forma rápida, por ejemplo el hábito de guardar todo en su lugar al momento de usarlo puede cambiar, más no olvidarse. Se pueden guardar en la noche cuando los niños estén dormidos, o proponer que toda la familia ayude a guardar las cosas en su lugar al finalizar el día. Con esto los hábitos siguen presentes, pero no con la exigencia de antes.
Aquí lo importante es que sigan existiendo hábitos, pero que se adapten, se interioricen y sean realizados por todos los miembros de la familia para que su nuevo estilo de vida no llegue recargado de acumulación y desorden.
Casa organizada y funcional
Siguiendo con la idea de que el orden no es perfección, vamos a introducir un concepto simple: “los espacios de su casa deben estar más enfocados en la funcionalidad y practicidad”, en lugar de tener todo perfectamente guardado y acomodado como de revista. De acuerdo con la Real Academia Española (RAE) algo funcional está diseñado u organizado “atendiendo, sobre todo, a la facilidad, utilidad y comodidad de su empleo”.
Esto quiere decir que los espacios donde más nos movemos como el closet y la cocina deben estar organizados pero con un enfoque más útil, que todo sea fácil de encontrar y poner en su lugar, que nos haga la vida más fácil, sin hacernos perder el tiempo ni estresarnos, que nos den la posibilidad de disfrutar de otras experiencias y situaciones que nos hagan felices.
Para esto les aconsejo tener categorizados sus objetos de acuerdo con sus rutinas, por ejemplo, si usamos con mayor frecuencia la ropa deportiva que la de salir de paseo, pues pongamos en un cajón más accesible la ropa de hacer ejercicio para que, al buscarla, la encontremos en menos de 30 segundos. Si necesitamos los platos de comida del bebé a la mano, para qué ponerlos en el estante más alto; debemos ubicarlos a la altura de nuestro pecho o cintura para que al buscarlos y utilizarlos esté al alcance de nuestras manos y así hacernos la vida más simple y feliz.
Con estas tres verdades del orden podemos decirle sí al orden y no a la perfección abrumadora; sí a la funcionalidad y no al guardado estricto; sí a la flexibilidad de hábitos y no al estrés de tratar de mantener en piedra nuestras reglas de juego relacionadas con el orden. Recuerde: todos podemos tener una casa organizada y ser felices en ella, solo que los parámetros, hábitos y métodos deben sintonizarse con su presente.
*Organizadora profesional. Especialista en organización residencial.
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