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Víctor Mallarino

El lente animal de Víctor Mallarino

Fotografía
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El reconocido actor y director colombiano alimenta una pasión que se ha convertido en uno de sus motores de vida: la fotografía de animales que habitan ecosistemas amenazados en el mundo. Una conversación sobre la naturaleza, los alimentos y la búsqueda constante de bienestar y paz.

Adquiere un método para contemplar cómo todas las cosas se transforman, unas en otras, y sin cesar aplícate y ejercítate en este punto particular, porque nada es tan apto para infundir magnanimidad.

Meditaciones. Marco Aurelio

Para explorar la naturaleza hay que, primero, contemplarla. Pasar largos períodos de tiempo perdido entre los caminos de un bosque, sentado en lo alto de una montaña, recostado en la inmensidad de una roca o tener 25 metros de agua sobre la cabeza.Hay que parar y aprender a recibir lo que la naturaleza dispone para los humanos. No al contrario. Es lo que repite Víctor Mallarino cada vez que se sienta a esperar la llegada de un nuevo animal en cualquiera de los caminos que recorre. En los alrededores de Barcelona, a unos pocos metros de un águila real; en el páramo de Chingaza; en Cundinamarca, donde aún no ha logrado ver al oso de anteojos o en la serranía de la Macarena, frente al nido de un águila arpía. Víctor no solo quiere mostrar la majestuosidad de estas especies: quiere hacer un llamado a la conciencia, a la relación desigual e inconsciente que mantenemos con la naturaleza.

Víctor Mallarino
Víctor Mallarino

La biología es parte de su vida desde que estudió la carrera en la Universidad de los Andes, en Bogotá. No ejerció formalmente porque extrañaba los estudios de televisión y el teatro, que conoció siendo un niño de la mano de su papá, el director del Teatro Colón, Víctor Mallarino. Luego, atendiendo un llamado del entonces productor Salvo Basile, Víctor empezó a trabajar como actor y a generar unos ingresos económicos importantes para su mamá, quien recién había perdido a su esposo y necesitaba reajustar sus finanzas. Y ahí empezó una carrera en la que ya lleva más de 50 años. Se ha destacado como actor, director y presentador de formatos como el reality El Desafío.

Víctor Mallarino
Fotografía:  Víctor Víctor Mallarino

Hace poco pasó por el concurso de cocina MasterChef Celebrity, donde no solo afianzó sus conocimientos culinarios, sino que se reencontró con varios actores que han trabajado junto a él. El cariño que expresaron el día que Víctor fue eliminado de la competencia deja ver la huella que deja el artista cada vez que se entrega a un proyecto. “No hay una persona que conozca a Víctor Mallarino y no lo recuerde con admiración y con cariño”, comentó la cantante Martina la Peligrosa, otra participante del reality. “Las lágrimas siempre van a ser sanas”, explicaba Víctor mientras se dirigía conmovido a sus compañeros al final del capítulo.

Esa conexión especial con los alimentos y la naturaleza lo llevó a crear un proyecto que lanzará a finales de octubre. “Quiero reflexionar sobre nuestra relación con los ecosistemas y con los demás animales. Mostrar que es posible conservar nuestra traza normal evolutiva (que pasa por consumir animales), pero hacerlo de manera sostenible. El problema no es comer carne, es la cantidad de animales que nos comemos. Debemos empezar a manejar un comportamiento diferente, a ser más austeros y más lógicos en el consumo de proteína animal. Es una cuestión de proporciones”, explica. 

El evento estará enmarcado por una cena y un conversatorio con dos chefs y un representante del Congreso, quienes abordarán la sostenibilidad económica de los alimentos, más una degustación de ocho platos sostenibles, con porciones equilibradas de lo que deberíamos consumir. Además, subastará varias de las fotos que ha tomado en los últimos años, a beneficio de una ONG ambiental.

Se nota en su discurso y en sus acciones una pasión genuina por la naturaleza, la relación de los humanos y los ecosistemas. ¿Por qué no siguió el camino de biólogo?

Además de que extrañaba el teatro y la televisión, me di cuenta muy rápidamente de que los recursos para investigación, que era lo que yo quería hacer, eran muy limitados. El panorama era oscuro y empecé a echar de menos la fotografía, así que me fui a estudiar Dirección y Producción a Inglaterra. Pero

Víctor Mallarino
Víctor Mallarino
Fotografías:  Víctor Víctor Mallarino
Víctor Mallarino

¿Ahí nació su amor por la fotografía?

Sí. Mi relación con la luz y con la producción de imágenes ha estado siempre presente. Tengo que anotar que la fotografía de video es muy distinta a la fotografía fija. Cuando uno hace una captura instantánea la mente de quien la mira es la encargada de dar el primer paso, pero el corazón y el sentimiento, la emocionalidad de quien recibe la imagen es la encargada de inventar o deducir su opinión. El cuadro anterior y el posterior de eso que el fotógrafo eligió mostrar son responsabilidad del espectador. Esa es la magia de la fotografía fija y ahí radica mi enamoramiento con ella. La persona tiene que integrarse a todo, a lo que yo tuve que vivir para capturar ese momento: eso es muy mágico. La fotografía de video es más explícita. Además, mi mamá era fotógrafa apasionada y hacía luces en escenografía. Eso también me marcó.

¿De dónde nació la idea de hacer fotografía de animales?

Me invadió la necesidad. Empecé a retratar animales absolutamente magnéticos para el ojo y para el corazón humano, para hacer explícita nuestra pésima relación con los animales y dejar de repetir, sin sentido, que Colombia es el primer país de biodiversidad en aves, pero al tiempo que recitamos eso atentamos contra los ecosistemas. Necesitaba empezar a contar eso con la ilusión de que la gente aprenda a comportarse de una manera diferente y para que la gestión pública destine mayores recursos a la conservación y gestión de los territorios donde precisamente habita esa biodiversidad de la que tanto nos jactamos.

“Empecé a retratar animales magnéticos para el ojo y para el corazón humano para hacer explícita nuestra pésima relación con los animales”.

¿Hubo algún otro detonante para empezar este camino?

Mi observación, la forma como nos expandimos en el territorio colombiano a través de la ambición y de nuestro desconocimiento sobre las estructuras ecológicas. Si en el ordenamiento del territorio hubiéramos concentrado nuestra atención en las estructuras ecológicas principales, habría lugar para todos. Lo que no se puede permitir es la desmedida ambición de quienes quieren acaparar la tierra. Se tiene que hacer la planeación con la claridad de una tasa de retorno lógico.

Víctor Mallarino
Víctor Mallarino

¿Por dónde empieza esa ruta para buscar los animales que quiere registrar?

Partiendo del conocimiento empiezo a investigar sobre un ecosistema ecológico amenazado, encuentro una especie que habite ahí y salgo a buscarla. Luego contacto al guía que la tiene ubicada, ahí entonces entra la ciencia ciudadana y el trabajo comunitario. Esto es clave para elegir la manera apropiada de acercarnos a la naturaleza, con respeto, sin avaricia. Es lo que tendríamos que tener en cuenta siempre que vamos a buscar alguna especie. A mí me preocupa, por ejemplo, el avistamiento de pájaros que se hace sin precaución. Está bien que abramos las puertas a turistas y extranjeros, pero todo en su justa medida y con las normas claras de respeto hacia los territorios y nuestros animales. Es urgente una legislación sobre el avistamiento de aves en Colombia.

Todo en justas proporciones…

Es que el turismo puede ser consciente y respetuoso. Le pongo un buen ejemplo de proporciones: las islas Galápagos, en Ecuador. Uno llega a ese lugar y va a ver lo que tenga que ver. Y si no aparece alguna especie que estaba esperando en la ruta que se ha marcado en la isla, pues, de malas. No se interactúa con los animales ni se sale a buscarlos a costa de todo. Solo se puede transitar por un pequeño sendero, que no cubre ni el 10% de la isla. Si se pasa los límites del sendero le llaman la atención.

¿Qué es la ciencia ciudadana?

Es el conocimiento de las personas que habitan y cuidan un territorio. Le pongo un ejemplo: yo estaba cerca del nido del águila, en el Caguán, detrás de la serranía de la Macarena y capturé una fotografía de una madre arpía llevando un pedazo de mono a su polluelo. Pensamos que traía ese mono de un lugar cercano. Y conversando después con uno de los campesinos, al que le contamos esta escena, nos reveló que el águila tuvo que irse muy lejos, más lejos de lo que pensábamos, para cazar un individuo de esa especie determinada. Esto revela datos tanto del desplazamiento del ave como de la disponibilidad de alimento y especies de la zona. Y esto no te lo dice un experto sentado en un escritorio de oficina, esto lo sabe una persona que diariamente camina por el territorio, observa y hace sus propias conclusiones basadas en la realidad.

Víctor Mallarino

“Me preocupa el avistamiento de aves que se hace sin precaución. Está bien que abramos las puertas a turistas y extranjeros, pero todo en su justa medida”.

Además del contacto con la naturaleza, ¿qué otros hábitos tiene para encontrar tranquilidad?

Hago deporte todos los días, solo descanso un día de la semana. También priorizo los espacios con mis seres queridos. Aunque me he vuelto un poco más reservado desde la pandemia, trato de ir a diferentes actividades de arte, de música. Me gusta ver pintura, escultura, performances. Y me gusta mucho mi trabajo, así que ahí también encuentro bienestar. Hago meditación, ordeno mis pensamientos y me gusta comer y cocinar para la gente que quiero, para mis hijos y mis amigos. También me gusta leer, ahora estoy con ensayos y, además, toco música.

¿Cuál es la historia detrás de los tres tatuajes que tiene?

Tengo una tortuga que me recuerda una labor que hice para mantener vivas muchas de ellas. El otro es la proporción áurea, que es una forma presente en la naturaleza y me recuerda el respeto a las proporciones. Finalmente, un tiburón martillo, que me evoca la lucha que he dado en contra del aleteo de tiburones (la práctica de cortarles las aletas).

- Este artículo hace parte de la edición 196 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.

Mónica Diago

Mónica Diago es editora de la revista Bienestar. Ha trabajado principalmente como periodista ambiental, pero desde que se convirtió en mamá ha enfocado su trabajo en visibilizar la importancia de la crianza consciente y respetuosa. Disfruta las caminatas, las montañas, los ríos y los libros ilustrados infantiles.