El egocentrismo exagerado, la intolerancia a la crítica y la constante minimización del otro, pueden encender las alarmas.
El narcisismo puede ser un rasgo de la personalidad que se refleja en los comportamientos, las decisiones y las formas que elige una persona para relacionarse con su entorno. Tiene que ver con una autoestima exagerada, baja valoración de los demás y necesidad de sentirse reconocido y admirado. Pero se diagnostica como trastorno de personalidad narcisista cuando ese sentido ególatra sobrepasa los límites de tolerancia de los demás y afecta la funcionalidad de quien lo padece.
Julio César Redondo, médico psiquiatra de la Clínica Iberoamérica de Colsanitas en Barranquilla, dice que quienes tienen trastorno de personalidad narcisista incurren constantemente en la desvalorización de los otros porque necesitan reforzar su superioridad, “son arrogantes, se sienten superdotados, bellos, fantasean con el éxito, viven preocupados por el prestigio, el poder y la apariencia. Además, como los narcisistas se consideran superiores creen que merecen un trato especial, sacan provecho de los demás y los explotan con descaro”.
El psiquiatra Redondo también advierte que otra señal importante para reconocer a alguien con trastorno de la personalidad narcisista es que tienen poca capacidad para sentir empatía, entonces, cuando las personas de su entorno sufren o se emocionan, el narcisista los evita o les resta importancia a esos sentimientos.
Tampoco es alguien colaborador en ambientes laborales porque piensa que sus compañeros deben sentirse honrados al compartir con él o con ella un espacio de trabajo. Entonces, más bien, ese sentido de superioridad les aísla y trabajar en equipo se convierte en un ejercicio de aceptación incondicional que deben hacer quienes le acompañan. Lo contrario les genera conflicto. De ahí que siempre quieren ser jefes pues la subordinación les resulta una tragedia.
“Los narcisistas, además, en ocasiones se sienten incomprendidos, pues piensan que solo pueden relacionarse adecuadamente con otros genios. Asociarse con gente extraordinaria y exitosa es también una forma de reforzar su autoestima y, como son muy competitivos, se irritan cuando no alcanzan los primeros lugares o los reconocimientos que anhelan. Encima, la envidia les persigue, bien porque sienten ese sentimiento de los demás hacia ellos o porque desean ser o tener lo que otros y otras son o tienen. Así, la frustración también va atada a estas actitudes”, explica el especialista.
Este comportamiento disfuncional atenta contra la posibilidad de sostener relaciones interpersonales sanas. Con frecuencia sus parejas se quejan porque al narcisista le cuesta reconocer errores o darle la razón a quien se le opone. Una persona sumisa le queda como anillo al dedo, pero en cualquier momento la tolerancia llega a su fin.
¿Qué complicaciones puede padecer una persona narcisista?
El psiquiatra Redondo dice que alguien con trastorno de la personalidad narcisista puede incluso llegar a tener ideas sobrevaloradas o delirantes, es decir, ideas falsas que se cree firmemente y las defiende ante los demás. Puede ser que se combine también con trastorno de ansiedad o déficit de atención e hiperactividad (TDAH), a través de síntomas asociados a la irritabilidad, la impulsividad y la baja tolerancia al estrés y la frustración.
¿Cómo ayudar a alguien con este trastorno?
El especialista insiste en que lo más importante es convencer al narcisista de que tiene un problema que debe ser atendido por un profesional, pero hacerlo desde el amor y la paciencia. Hay que ponerles límites, nunca desde la ofensa o el conflicto. Y evitar reforzar exageradamente la necesidad que tienen de ser adulados.
“La solución está en la psicoterapia, a través de la cual el paciente y su terapeuta hallarán las mejores formas de controlar las manifestaciones del trastorno. Pero uno de los grandes problemas es que a los narcisistas les es difícil aceptar sus imperfecciones y acudir a terapia les parece humillante. Por eso, cuando aceptan buscar ayuda necesitan que sea el mejor de la galaxia porque ningún otro podrá comprenderlos. Otra manifestación clara del problema”, explica Redondo.
De todos modos, seguramente llegará a manos de un terapeuta después de un quiebre narcisista en el cual recibió un ultimátum de su pareja o de su jefe, y le corresponde al profesional, psicólogo o psiquiatra, encontrar un buen momento para establecer una alianza que les permita a ambos conseguir los objetivos: el terapeuta volver más funcional a ese paciente que tiene un trastorno crónico y al paciente aprender de sus errores para gestionar mejor sus emociones.
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