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reciclar y reutilizar

Reutilizar: un compromiso con la Tierra

Ilustración
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Varios de los objetos que llamamos basura se pueden convertir en materia prima. El plástico y los textiles pueden reutilizarse en forma de ropa y accesorios.

Según Naciones Unidas, en el mundo se recolectan aproximadamente 11.200 millones de toneladas de residuos sólidos al año. La solución más evidente ante este daño es minimizar el desperdicio, es decir, dejar de hacer basura o recuperar materiales y energía de los residuos ya elaborados: reciclar y reutilizar. Nuestro ejercicio de consumo no puede seguir siendo una labor automática que poco o nada se pregunta por el final de un producto que adquirimos. Olvidamos que consumir implica también desechar, tirar para luego volver a comprar en bucle. 

Por fortuna existen marcas y emprendimientos colombianos que se han tomado en serio la reutilización de materiales como el plástico, el caucho y los textiles para darles una nueva vida. Estos son algunos de ellos.  

Neumáticos de bicicleta convertidos en accesorios

En 2017 nació NeoMatic, una marca de bolsos, maletas, canguros, billeteras y tenis diseñados a partir de neumáticos de bicicleta usados. Este material, dice Juan Colmenares, su fundador, es versátil porque es maleable, resistente y repele el agua, ideal para aquellos que recorren el mundo en dos ruedas. 

Los neumáticos, es decir, la parte interna de las llantas, los recibe Neomatic de talleres de bicicletas que los desechan y luego son seleccionados, lavados, cortados y unidos uno con otro hasta crear una sola placa similar a una pieza de cuero. A partir de allí hacen los moldes de los accesorios. También diseñan tenis con los retazos de neumático que sobran de la producción de los accesorios. Neomatic reutiliza entre 500 y 600 neumáticos mensuales.

Todas las formas posibles de reutilizar el plástico   

De acuerdo con la ONU, en el mundo se compran un millón de botellas de plástico por minuto. Además de los envases, en el mundo se usan cinco billones de bolsas plásticas al año y la mitad de todo el plástico que se produce en el planeta es de un solo uso. En Colombia ya existen diferentes empresas que convierten el plástico en textiles y otras materias primas.

MarakaECO, por ejemplo, es un emprendimiento de Viviana Mantilla, una administradora y gestora cultural de Arauca que siempre vio en el reciclaje y la sostenibilidad una opción para promover el cambio social.

Actualmente, MarakaECO produce aretes elaborados a partir del tejido de bolsas plásticas que recolecta entre las familias rurales de Arauca. El material se lava y se corta y un equipo de mujeres campesinas de su departamento que ella misma entrenó se encarga de hacer los diseños. Mantilla les compra los productos a estas mujeres a las que denomina Tejedoras ambientales para que tengan un sustento digno. El objetivo de su marca, dice Mantilla, es cuidar el medio ambiente y promover la autonomía económica de las mujeres de su región.

Las bolsas de plástico también son el insumo principal de Círcula, un laboratorio de transformación de residuos que crea billeteras, canguros, bolsos, portavasos e individuales. Catalina Londoño, su creadora, cuenta que el objetivo es alargar la vida útil de los materiales y explorar todas las posibilidades que ofrece el plástico flexible (como las bolsas, las mallas de fruta, los empaques o el plástico de burbujas). Por esa razón, Círcula no tiene un catálogo de productos, sino que Londoño prefiere experimentar y escuchar a sus clientes para crear lo que ellos pidan, pues uno de los principios de la economía circular es producir solo lo necesario. El plástico lo compra a recicladores de oficio y también lo recibe de personas particulares. Londoño estima que desde 2020, cuando empezó Círcula, ha reutilizado cerca de 350 kilos de plástico flexible.

De acuerdo con la ONU, en el mundo se compran un millón de botellas de plástico por minuto.

En cuanto a las botellas PET, estas tienen la posibilidad de convertirse en textiles a partir de un proceso de calentamiento y moldeamiento para crear fibras de poliéster. Con esta tela, más caucho reciclado, algodón reciclado y corchos de botellas de vino se hacen alpargatas y tenis en Pachas, una marca de calzado cómodo y sostenible creada por Santiago Botero y Natalia Ortiz. Se pueden utilizar hasta seis corchos de botellas de vino y dos botellas de plástico PET para crear un par de alpargatas.  Una de las marcas más conocidas en Colombia por crear ropa y accesorios con botellas PET es Bohío Playa, que ofrece ropa de playa, sombreros, gafas y toallas. Sus productos tienen un 80% de material reciclado de botellas PET y algodón recuperado, según Daniel Velásquez, fundador y director creativo. También utilizan telas producidas con celulosa de árboles de bosques controlados y regenerados y trabajan con proveedores que reutilizan los residuos de su producción. Una camiseta de Bohío Playa puede producirse con cinco botellas PET, al igual que una pantaloneta. Un vestido de baño puede tener hasta siete botellas y con los sobrantes de tela hacen pañoletas. Desde su creación en 2015, Velásquez estima que han reutilizado 180.000 botellas de plástico.

En el mundo se usan cinco billones de bolsas plásticas al año.

Otra propuesta de moda sostenible es Infinita, una marca de diseño con estampados impactantes y coloridos que utiliza telas elaboradas con botellas PET y poliéster reciclado. La razón para usar este material, dice Catalina Carvajal, CEO de Infinita, es que el proceso de estampación del poliéster no requiere agua, y esa es otra forma de producir sin generar contaminación. Esta marca quiere hacer realidad la idea de residuo cero en su producción y, por eso, crearon un proyecto alterno llamado Infinita Lab, un espacio en el que utilizan los sobrantes de tela para crear piezas de diseño como lámparas, muros decorativos, sillas y mesas.

- Este artículo hace parte de la edición 191 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.