¿Y si el sonido fuera más que algo que simplemente escuchas? El sound healing es una práctica terapéutica que emplea vibraciones sonoras para restaurar el bienestar físico, mental, emocional y espiritual. Le contamos cómo funciona, qué instrumentos se utilizan y cuáles son sus beneficios, a partir de la experiencia de Lina Aristizábal, profesora de yoga y guía de esta práctica en Colombia.
En una sesión de sound healing, el sonido vibra con fuerza en el aire, recorre el espacio y penetra cada fibra del cuerpo. Lo hace de forma envolvente, a tal punto que genera una atmósfera sensorial única. Allí, los amplificadores son innecesarios. Los ecos resonantes, creados por el golpeteo de baquetas contra la superficie y las paredes de vasijas de metal y cristal, poseen la potencia suficiente para traspasar barreras invisibles y evocar sensaciones corporales inexplicables. Acostados o en la posición más cómoda, los asistentes se sumergen en melodías profundas, dejando que el sonido los atraviese. Al final, todo se disuelve en el silencio y un corto canto. Quienes participaron de este encuentro salen con una energía renovada, como si el sonido hubiera purificado lo más íntimo de su ser.
Estas sensaciones hacen parte de una práctica milenaria conocida como sound healing que Lina Aristizábal ha integrado a su camino como instructora de bhakti y hatha yoga. A través de ella, propone un reencuentro con la energía vital, el equilibrio y la armonía interior.

¿Qué es el Sound Healing?
También conocida como sonoterapia, esta práctica parte de una premisa fundamental: todo en el universo vibra, y el cuerpo humano no es la excepción. Desde los latidos del corazón hasta el susurro del viento, cada sonido nos envuelve, impacta y transforma.
Esta práctica utiliza las vibraciones sonoras para promover el bienestar integral. “Parte de la idea de que el cuerpo y la mente responden a la música y a otros sonidos a través del principio de resonancia", explica Lina. Cuando un objeto vibra cerca de otro, su energía se expande y lo afecta. Así el cuerpo humano responde a estímulos sonoros, dejándose envolver por su ritmo y profundidad.
Lina se acercó a la sonoterapia de manera paulatina, teniendo aproximaciones iniciales con cuencos de cristal de cuarzo. Más tarde, se sumergió en esta práctica durante un viaje a India y Nepal. En el primer país, tuvo la posibilidad de formarse en esta disciplina, y en el segundo, adquirió un set de siete cuencos tibetanos, cada uno asociado a los siete chakras del cuerpo, que poseen una frecuencia específica. Hoy, cada encuentro de sound healing guiado por Lina es tanto una entrega como un reencuentro con su propia energía y la de quienes la rodean.
Beneficios del Sound Healing
Las vibraciones sonoras producen efectos tangibles en el bienestar físico, emocional, mental y espiritual. A nivel corporal, ayudan a liberar tensiones y aliviar molestias. También inducen un estado de calma que aquieta los pensamientos y mejora la claridad. Su impacto no se detiene ahí, el sonido igualmente actúa como un canal de expresión, facilitando la liberación de cargas internas y permitiendo reconectar con la propia energía.
“El sound healing no solo relaja: también rejuvenece a nivel celular y ayuda a que órganos desajustados recuperen su frecuencia natural”, dice Lina. Por eso, es considerado un canal de sanación integral.


Instrumentos interpretados en la práctica del Sound Healing
En una sesión de sound healing, los instrumentos juegan un papel fundamental al generar vibraciones que interactúan directamente con el cuerpo. Los más comunes son los cuencos, vasijas fabricadas de metal o cristal. Sobre sus propiedades, Lina comenta que “los cuencos de metal, también conocidos como tibetanos, producen tonos complejos y ricos en armónicos; mientras que los de cristal son hechos de cuarzo y emiten sonidos más puros, claros y sostenidos”. Los primeros generan vibraciones que pueden sentirse más terrenales, intensas y profundas; en cambio, los de cristal se perciben como más sutiles y etéreos, generando una atmósfera de calma y serenidad.
Estos cuencos emiten sonidos y vibraciones al entrar en contacto con baquetas especiales que recorren sus bordes o golpean delicadamente sus paredes internas y externas. Las frecuencias resultantes generan un efecto en los siete chakras, canales energéticos que, según la tradición hindú, recorren el cuerpo desde la base de la columna hasta la coronilla. El objetivo del sonido es armonizar y equilibrar estos centros, generando una sensación de calma y conexión que se extiende más allá del momento presente.

Además de los cuencos, otros instrumentos complementan estas sesiones de sonoterapia. Lina incorpora el sitar (una especie de guitarra india de cuerdas largas y sonido hipnótico) y los swinging chimes (estructuras de varillas metálicas suspendidas) para inducir estados profundos de relajación. También se usan diapasones, campanas tibetanas y tambores chamánicos, cada uno con una vibración particular que potencia el efecto sanador.
“El sonido impacta nuestras ondas cerebrales, modificando la actividad neuronal y llevándonos a estados de profunda relajación”, explica Lina. Por eso, en cada sesión las vibraciones pueden modificar la actividad neuronal y llevar al cuerpo a un estado de calma. La interacción de todos estos elementos transforma la sesión en una experiencia multisensorial que equilibra la energía y promueve la sanación.


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