La fundadora de la Organización Cumbres Blancas Colombia busca ampliar la educación, la documentación y la conciencia sobre uno de los ecosistemas más frágiles de nuestra Tierra: los glaciares.
Según el Atlas Geográfico e Histórico de la República de Colombia de 1889, elaborado por Agustín Codazzi, en el pasado Colombia contaba con 13 montañas glaciares. Sin embargo, actualmente, solo quedan seis. La disminución de niebla y neblina provenientes de ecosistemas más bajos, como los páramos, llevó a Colombia a perder, para el 2020, hasta el 90% de su masa glaciar, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM). Con las mediciones de las condiciones climáticas actuales, lideradas por el glaciólogo Jorge Luis Ceballos y el equipo de Cumbres Blancas, se estima una esperanza de vida de menos de 25 años para estos glaciares.
De acuerdo con el IDEAM, los glaciares son grandes masas de hielo en movimiento que se forman en la parte alta de las montañas y desempeñan un papel crucial, pues contienen reservas significativas de agua dulce que nutren los páramos. Son ecosistemas trascendentales para nuestra permanencia en la Tierra.
Esta premisa fue lo que llevó a Marcela Fernández a volcar su mirada hacia esas montañas de hielo. Su rostro se ha convertido en una imagen reconocida de la lucha ambiental después de ser nombrada una de las 100 mujeres más influyentes del mundo –según la BBC– por visibilizar las consecuencias del cambio climático en Colombia, destacar la importancia de los glaciares y promover la siembra de frailejones a través de Cumbres Blancas Colombia.
Hace cinco años, Marcela leía el periódico de su ciudad y encontró una guía para visitar los nevados de Colombia en la que se hacía evidente la desaparición de los glaciares del país. Sin saber mucho del tema, ese texto la impactó a tal punto que dejó de lado su carrera en el periodismo para entregarse a la alta montaña e iniciar la travesía de conformar su organización.
Hoy esta trotamundos, como ella misma se define, ha explorado ecosistemas en más de 80 países con un equipo voluntario multidisciplinario compuesto por montañistas, científicos, fotógrafos y artistas, entre los que destacan Jorge Luis Ceballos, el único glaciólogo colombiano. Juntos monitorean los cambios en el hielo y desarrollan proyectos para prolongar la vida de los glaciares y evitar que ecosistemas frágiles y delicados, como los manglares y los humedales, sufran un destino similar. Entrevistamos a esta guardiana del hielo.
Aunque nuestra fuente de agua no depende directamente de los glaciares, sino más bien de los páramos, ambos ecosistemas están interconectados.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan los glaciares en la actualidad?
Hay varios. Los incendios forestales, el carbono negro que se adhiere a las superficies blancas y acelera el proceso de derretimiento de las nieves. Y el turismo, que no necesariamente hay que satanizar, pero es una amenaza cuando se gestiona de manera inadecuada e ilegal. Lo más apremiante es el desconocimiento sobre su función y las consecuencias de la pérdida gradual de los glaciares Las proyecciones indican que, por ahora, en Colombia queda una reserva hídrica de 33 kilómetros cuadrados distribuida entre cuatro volcanes y dos sierras nevadas. Y aunque nuestra fuente de agua no depende directamente de los glaciares, sino más bien de los páramos, estos ecosistemas están interconectados y experimentan transformaciones significativas con la desaparición de los glaciares.
¿Qué impacto tiene la crisis climática en los glaciares?
Hay diferentes tipos de glaciares y los nuestros (glaciares tropicales), que están entre los trópicos de Cáncer y Capricornio, en el desierto de Sonora (entre Estados Unidos y México) y Atacama (Chile), son más susceptibles al aumento de la temperatura. Por eso son conocidos como los mártires del cambio climático, porque nos alertan antes de tiempo.
¿Cómo contribuir a la protección de los glaciares?
La primera medida es generar conciencia sobre su existencia utilizando diversos medios. En Cumbres Blancas hemos adoptado enfoques creativos como la creación de un libro en honor a los glaciares, la instauración del festival Frailetón Fest y la documentación de los ecosistemas. También implementamos la restauración de la alta montaña con viveros de frailejones para que los páramos generen niebla y neblina, que alimenten a los glaciares. Si esto se replica a nivel nacional, las montañas pueden estar más saludables.
¿Cómo participan las comunidades nativas en la protección de los glaciares?
Las comunidades protegen los glaciares, aun cuando no son plenamente conscientes de los cambios que están experimentando estos ecosistemas. A pesar de observar y sentir las transformaciones en el entorno, a menudo se necesita educación para comprenderlas. El diálogo con las comunidades, especialmente con los niños y los campesinos, se ha vuelto esencial para cambiar actividades como la minería por iniciativas de protección del páramo.
El reconocimiento de la BBC ha sido una especie de altavoz de su mensaje de conservación. ¿Cree que ha sido el mayor logro en su labor de difusión? Sin duda. Pero considero que conocer a Josué Arias y hacer equipo con él y su papá, Yober Arias, el director de Cumbres Blancas, ha hecho posible todo el trabajo. En estos cinco años ha crecido la organización y hemos llegado a siete países. Y vamos a seguir. Aunque la pérdida de los glaciares es constante y suscita emociones complejas, semejantes a un duelo, aún tenemos tiempo para procesarlas y transformarlas en motivación para la acción.
- Este artículo hace parte de la edición 192 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.
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