A menudo, pensamos en el colesterol como un ingrediente que deberíamos evitar a toda costa. Sin embargo, su papel es fundamental en la formación de células, la digestión de alimentos e, incluso, la producción de hormonas. Aquí esclarecemos su verdadero rol en el organismo.
Es posible que, al seleccionar un producto alimenticio, usted haya revisado la tabla nutricional para buscar la cantidad de miligramos de colesterol y haya decidido no consumirlo, pues la publicidad, en algunas ocasiones, lo ha catalogado como un agente nocivo. Sin embargo, para comprenderlo es necesario ir más allá de las etiquetas nutricionales y las dietas.
El colesterol es un alcohol presente en el organismo, en las lipoproteínas del plasma sanguíneo y en todas las células, así como en algunos alimentos. Pertenece al grupo de los esteroides porque su capacidad de disolución se limita a solventes orgánicos como el alcohol, el éter, la acetona y el cloroformo, por lo que no puede disolverse en agua ni en sangre.
Existen dos tipos de colesterol: el endógeno, producido dentro del organismo, principalmente en el hígado, y el exógeno, que se obtiene a través de la dieta. Según la nutricionista y dietista Andrea Mosquera, adscrita a Colsanitas, "es un elemento estructural de las membranas y un precursor de los ácidos biliares, numerosas hormonas y de la vitamina D3", pues se necesita para formar una nueva membrana cuando una célula se divide o se rompe.
Las estatinas son medicamentos inhibidores que interrumpen la fabricación de colesterol dentro de las células.
Hábitos para mantener el colesterol en equilibrio
El control de los niveles de colesterol en la sangre debería comenzar desde la infancia, pues los niños pueden presentar niveles elevados, especialmente, si tienen antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares. Según la nutricionista, "la mejor manera de mantener el colesterol en equilibrio es adoptar una dieta balanceada, rica en alimentos de origen vegetal y pescado; realizar ejercicio físico moderado y dejar de fumar en caso de ser fumador".
Aunque el colesterol es esencial para el funcionamiento adecuado del cuerpo, su exceso puede ser perjudicial. Por eso, establecer hábitos saludables mejora la salud cardiovascular y ayuda a prevenir la formación de coágulos sanguíneos y accidentes cardíacos o cerebrales graves. Aproximadamente la mitad del colesterol presente en la dieta es absorbido por las células del intestino delgado.
Dentro de los factores que pueden desencadenar el aumento del colesterol en la sangre se destacan el sedentarismo, el tabaquismo, la baja ingesta de fibra y el exceso de alimentos con alto contenido de grasas saturadas como los lácteos, la yema de los huevos, las carnes rojas y los mariscos. Para contrarrestar el exceso, se debe aumentar el consumo de vegetales y de alimentos fuente de grasas monoinsaturadas: pescados azules, frutos secos y aceites vegetales, como los de aguacate y oliva.
La hipercolesterolemia: un aumento del colesterol sin síntomas evidentes
Esta complicación, generalmente, no presenta signos hasta que se desarrollan enfermedades cardiovasculares, manifestándose a través de un infarto o una claudicación intermitente. Esta última se caracteriza por dolor e inflamación en la pantorrilla, el pie, el muslo o las nalgas. Los niveles elevados de lípidos en la sangre pueden dar lugar a cefaleas, mareos o xantomas, "depósitos de grasa bajo la piel, especialmente en codos, tendones, rodillas, manos, pies, párpados y glúteos", según explica la doctora Mosquera.
En otros casos, el compuesto puede depositarse en las paredes internas de las arterias, generando bloqueos, infartos de miocardio o aterosclerosis, una afección que aparece cuando una sustancia pegajosa, llamada placa, se acumula en el interior de las arterias. Según Mosquera, esta se ha convertido en la causa principal del infarto y de las enfermedades isquémicas del corazón y cerebrovasculares, que, de acuerdo con el informe Estadísticas Vitales, del DANE, son las dos primeras causas de mortalidad en Colombia.
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