En el Día de los abuelos, resaltamos el amor y la sabiduría que nos brindan como guías en la vida. Con un testimonio ilustrado, la autora revela las razones de su profunda admiración y gratitud hacia sus abuelos.

Mi abuela y mi abuelo fueron mis primeros amigos adultos. Me dieron la mano para aprender a caminar, me enseñaron a leer y a querer aprender todos los días sobre el mundo.

Ahora me dan la mano para aprender a transitar las etapas de la vida. Su experiencia y consejos de amor me dan una guía, a veces, en la oscuridad.

Han sido alcahuetas, han intentado ser niños para volver a jugar. También han sido padres cuando mamá y papá no están.

Su rol ha cambiado con el paso del tiempo, y ahora me comparten consejos para afrontar la adultez, pero también para no ser implacable frente a mis errores, emociones y luchas.

Sé que para llenar su corazón y sacarles una sonrisa les puede bastar con escuchar varias veces la misma historia, o con recordarles que no son solo mis abuelos, sino una mujer y un hombre que pueden ser felices.

No sé cuánto tiempo nos quede juntos. Pero mientras tanto espero poder seguir creando buenas memorias a su lado. Y muchas veces de su mano.


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