¿Sus propósitos de este año son los mismos que no cumplió el año pasado? Siga estos consejos para lograr lo que se propone.
Comenzó el nuevo año y con él esos pensamientos sobre nuestras metas que nos atormentan. ¿Hicimos lo que habíamos prometido hacer el año pasado? ¿Aprendimos esa nueva habilidad? ¿Fuimos al gimnasio? Para muchas personas, concebir lo que se plantean no es una tarea fácil a veces, lo que puede generar mucha frustración. Por este motivo, dos psicólogas adscritas a Colsanitas nos dan algunas recomendaciones para evitar la procrastinación y celebrar el inicio de una nueva etapa con la mente enfocada.
¿Qué es la procrastinación?
De acuerdo con la Real Academia Española, procrastinar significa diferir o aplazar. Sin embargo, en el uso popular, su significado resulta un poco más complejo. “Procrastinar tiene que ver con la dificultad para empezar una tarea que debamos o queramos realizar, provocando que hagamos en su lugar otras actividades poco relevantes o más agradables”, explica Viviana Zapateiro, psicóloga y experta en orientación vocacional.
En su búsqueda por ser más productivo, el cerebro comenzará a evaluar el esfuerzo que se necesita para concretar algunos pendientes en relación con otros, decantándose por los más fáciles y aplazando los más exigentes física o intelectualmente.
Cuando alguien lava los platos o responde mensajes, el cerebro libera dopamina (la hormona del placer) como recompensa por el trabajo ejecutado, pues sus resultados —Un lavaplatos limpio o una bandeja de correos vacía— se visualizan de inmediato. Esto no sucede en proyectos a largo plazo como adelgazar o remodelar el hogar, porque los efectos son perceptibles en el futuro.
“En ese sentido, lo que debemos hacer es transformar esa gran meta en tareas pequeñas que se puedan efectuar con menor gasto de tiempo y esfuerzo, para luego cargarlas de mucha motivación”, señala la neuropsicóloga Ángela María Sierra.
Hacerse las preguntas correctas
La mejor forma de comenzar algo que requiere mucha energía es preguntarnos por qué lo hacemos. “A veces nos planteamos metas que no aportan nada a nuestro sistema de valores, por lo que terminamos abandonando nuestro propósito”, comenta Zapateiro.
Para la psicóloga, un sistema de valores son todas aquellas cosas que consideramos importantes en nuestro proyecto de vida, como por ejemplo la estabilidad económica, el bienestar del núcleo familiar o el reconocimiento en el campo laboral. “No podemos hacer algo que otros nos han dicho que es el camino del éxito cuando nosotros tenemos otra definición para ello”, agrega.
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Establecer un plan con objetivos y tiempos
Si su meta es disminuir el consumo de alimentos ultraprocesados, empiece poco a poco y recompénsese por ello hasta que los deje del todo. Si quiere escribir una novela, empiece por lo más pequeño que es definir los personajes y la estructura, luego plantéese un objetivo igualmente pequeño como escribir un párrafo al día. Para cuando se dé cuenta, ya habrá hecho un gran progreso.
“El tiempo es fundamental. Inicie lo más pronto posible y ponga fechas límite. Puede que no lo logre al principio, pero no por ello debe abandonar. En su lugar, evalúe qué faltó en el planteamiento inicial y vuélvalo a intentar”, indica Sierra.
Otro consejo útil es llevar un registro del progreso conseguido. Esto se puede lograr a través de un modelo tradicional, como un calendario o post its pegados a la pared, pero también con la ayuda de la tecnología. En la actualidad, existen aplicaciones para Android y IOS como Rastreador de Objetivo /Hábito y Goals: Alcanza tus objetivos.
Eventualmente, este tipo de actividades programadas adquieren el potencial de convertirse en un hábito, de la misma manera que cepillarse los dientes o desayunar. “Cuando tenemos un hábito ya establecido, ocuparse en ello produce una recompensa rápida en el cerebro”, añade la neuropsicóloga. Esta es la razón por la que una vez se ha empezado, a largo plazo es más sencillo continuar.
Buscar redes de apoyo
Después de que ha creado un esquema de objetivos a corto plazo que forjan, en conjunto, una meta a futuro, un consejo infaltable es rodearse de personas que apoyen la iniciativa, pero también que compartan un interés común o que estén en la búsqueda del mismo propósito.
Cuando se tiene un grupo de personas que quieren ser vegetarianos o desean aprender un nuevo idioma, es mucho más fácil cumplir con tareas necesarias para lograr ese objetivo, tanto por la presión social que implica fallar, como por los elogios que podríamos recibir.
Identificar las prioridades
Aunque actividades como lavar los platos y responder correos son responsabilidades del día a día y resultan infranqueables para la mayoría, existen otras que tienen menos prioridad y en lugar de aportar a nuestro proyecto de vida, termina robándonos el tiempo. “A veces, basta con revisar la cantidad de horas que gastamos en las redes sociales y otras aplicaciones para darnos cuenta de que, con algunos ajustes, podemos buscar un espacio para realizar lo que en verdad queremos hacer”, dice Zapateiro.
Frente a la procrastinación inducida por las redes sociales, la tecnología también puede ofrecer una solución. Existen aplicaciones diseñadas para monitorizar el tiempo que pasamos en internet, pero también para bloquear el uso de otras apps, brindándonos apoyo para resistir la tentación de procrastinar. Entre estas herramientas virtuales se encuentran AppBlock y Forest.
Por supuesto, no podemos olvidar que el descanso y el ocio son una parte importante de nuestras vidas, por lo que tampoco debemos sobrecargarnos ni sacrificar horas de sueño valiosas. Al final, lo que necesitamos hacer es distribuir el tiempo entre la necesidad y la responsabilidad, dejando ese espacio tan necesario para trabajar en nuestros sueños.
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