La iniciativa Fast Track Cities busca disminuir las tasas de transmisión del VIH, ofrecer tratamiento y disminuir las desigualdades.
El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) ha sido una de las mayores epidemias de la historia contemporánea, desafiando la salud pública a nivel global y afectando a 39 millones de personas en todo el mundo, según cifras de ONUSIDA del 2022. En los últimos años se ha ralentizado el ritmo de nuevas infecciones por VIH, ha aumentado el acceso a tratamientos y disminuido las cifras de decesos a causa del SIDA. Sin embargo, aún hay una labor extensa que requiere del interés colectivo y gubernamental para acabar con el riesgo para la salud pública en los próximos seis años.
Según la Declaración Política sobre el VIH Y el SIDA: acabar con las desigualdades y estar en condiciones de poner fin al SIDA para el 2030, el objetivo es poder cumplir, para ese año, las que se conocen como las metas 95-95-95: que el 95 % de las personas que viven con VIH conocerán su estado serológico, el 95 % de las personas con la infección recibirán un tratamiento antirretroviral y el 95 % de las personas que están bajo tratamiento, estarán consiguiendo la supresión del virus. Para ONUSIDA, esto quiere decir que “sí va a haber VIH para el 2030 pero no SIDA, por lo que habrá tratamiento retroviral para todas las personas que lo necesitan sin que la enfermedad tenga que llegar a sus etapas graves o terminales”.
Para conseguir este resultado, se requiere una voluntad política firme y mayor financiación local para los programas centrados en poblaciones priorizadas, que son liderados por organizaciones de base comunitaria. Es por esto que en 2014 surgió la iniciativa Fast Track Cities, una coalición estratégica entre ciudades, municipios y gobiernos locales en todo el mundo, unidos por un objetivo común: acelerar los esfuerzos para detener la propagación del VIH y mejorar el acceso a la atención y tratamiento oportuno.
En la actualidad, son más de 200 ciudades alrededor del mundo las que han implementado esta estrategia que requiere una respuesta integral y multisectorial, pues como lo explica ONUSIDA, “no basta con tener un tratamiento médico cuando no hay condiciones idóneas de alimentación, trabajo estable, integración social, equidad, acceso a justicia y educación, entre otros factores esenciales para una vida digna”.
Las ciudades y municipios son centros del crecimiento económico, académico, social y del desarrollo, por eso es fundamental que se refuerce la respuesta a nivel subnacional en cuanto al VIH, si se esperan ver resultados a nivel nacional, regional y global. Además, esta respuesta debe estar acompañada por un análisis de las necesidades de las personas, comunidades y países en toda su diversidad, teniendo en cuenta el factor latente de la desigualdad social. En palabras de ONUSIDA, “tal vez no haya una vacuna ni cura para las desigualdades, pero es posible reducirlas”.
En esta búsqueda por la prevención del VIH, el acceso a los tratamientos y servicios básicos para mejorar la calidad de vida de las personas infectadas a nivel municipal, para la coalición Fast Track Cities es crucial poner la lupa en la reducción del estigma y la discriminación de poblaciones de riesgo como la comunidad LGBTIQ+, usuarios de drogas inyectables, migrantes y trabajadores sexuales.
En respuesta a este desafío, se han gestado en las ciudades participantes estrategias innovadoras e inclusivas desde las acciones epidemiológicas y sociales. Por ejemplo, se ha fortalecido el sistema de atención médica, ampliado la disponibilidad de pruebas gratuitas de VIH y la oferta de terapia antirretroviral gratuita o de bajo costo, se han lanzado campañas de concientización para reducir el estigma y la discriminación asociados al VIH y se han impulsado proyectos que reúnen iniciativas sociales, culturales y artísticas para crear espacios seguros que aporten al bienestar de las comunidades.
Según ONUSIDA, para 2022, 141.787 personas vivían con VIH en Colombia, y de este número, solo el 5 % tenían acceso a un tratamiento médico completo. Con este panorama, es claro que en el país hay una necesidad imperante de enfocarse activamente en torno al VIH no solo desde la conversación sino desde la acción. A nivel local, Bogotá es una de las ciudades con más casos de VIH en el país dada su densidad poblacional, con una incidencia de 52,9 casos por 100.000 habitantes para 2022. Aunque no parece un número escandaloso, entre 2018-2022 se notificaron 19.255 casos en la ciudad, por lo que Bogotá se unió a la iniciativa Fast Track Cities en junio de 2023.
Bajo esta iniciativa, se espera impulsar las estrategias de prevención y tratamiento combinado, no solo para los hombres que tienen sexo con hombres (en quienes se ha concentrado la respuesta) sino para la comunidad trans, población migrante, usuarios de sustancias psicoactivas, trabajadoras sexuales y mujeres; pues en los últimos años ha habido una feminización de la epidemia que, aunque no se ha visto constantemente, en 2022 representó un 4,8 % de casos en estadio clínico SIDA y defunción superando a los hombres, según cifras de ONUSIDA.
Para Fast Track Cities, poner fin al SIDA y cumplir con los objetivos a 2030 es una decisión política y financiera que requiere de la integración de las comunidades. Para el caso de Bogotá, será primordial continuar con los testeos y ampliar la estrategia de prevención y acceso a tratamientos que existen: PREP y PEP. Para esto es esencial educar a la comunidad respecto al funcionamiento y disponibilidad de los tratamientos, así como asegurar condiciones básicas para una vida digna, de la mano del gobierno local y del apoyo de organizaciones no gubernamentales.
El impacto de esta alianza ha sido notable. Las ciudades que forman parte de la iniciativa han logrado avances significativos en la respuesta al VIH y la lucha contra las desigualdades, aumentando las tasas de detección temprana del virus y mejorando el acceso a la atención y tratamiento. Además, estos territorios han desempeñado un papel crucial en la reducción del estigma y la discriminación asociados al VIH, promoviendo la inclusión y la igualdad de acceso a la atención médica para todas las personas, independientemente de su estatus serológico.
A pesar de los logros, persisten desafíos importantes. La falta de recursos, el acceso desigual a la atención médica y el estigma siguen siendo obstáculos significativos en la lucha contra el VIH en muchas partes del mundo. El futuro de las Fast Track Cities depende del compromiso continuo y la colaboración entre gobiernos locales, organizaciones comunitarias, líderes de opinión y la sociedad en su conjunto. Se necesitan inversiones sostenidas en programas de prevención, tratamiento y apoyo, así como un enfoque renovado en la educación y concienciación sobre el VIH para cumplir con los objetivos establecidos.
Para conocer más sobre la iniciativa Fast Track Cities en Bogotá se puede contactar al correo [email protected] y al Instagram @fasttackcitiesbta.
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