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espectro autista

Señales para detectar el trastorno del espectro autista temprano

Ilustración
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De la mano de expertas, conocemos los síntomas para identificar a temprana edad si un niño puede estar dentro del espectro autista y así activar los procesos para tener un diagnóstico oportuno.

Los Trastornos del Espectro Autista (TEA) son trastornos del neurodesarrollo que se caracterizan por cambios en la comunicación, en la socialización y en el patrón de los intereses y comportamientos de quién lo padece. Lo que antes se conocía únicamente como autismo, pasó a considerarse un espectro por la gran variedad de realidades que se abarcan en cuanto al tipo de síntomas. 

Esta diversidad dificulta el diagnóstico, por eso los especialistas dan a conocer algunas señales que permitirán a los cuidadores reconocer precozmente la posibilidad de que exista autismo en un niño.  

La temprana identificación de estos síntomas es crucial para establecer un diagnóstico oportuno y la puesta en marcha de intervenciones que contribuyan a potenciar las fortalezas de la persona autista. El propósito: mejorar su calidad de vida. 

Estos son los principales síntomas de autismo en la primera infancia: 

  • A los 6 meses: puede existir limitada o nula presencia de sonrisas. 
  • A los 9 meses: Poco o nada intercambio de sonidos y expresiones faciales. 
  • A los 12 meses: Hay señales un poco más claras. El infante no responde a su nombre y no manifiesta ningún intercambio de gestos. 
  • A los 16 meses: Bajo intercambio de palabras. 
  • A los 24 meses: Limitada pronunciación de palabras.  Habla con monosílabos, en lugar de estructurar una frase compuesta por varias palabras. 
  • A cualquier edad: Prefiere aislarse y estar solo. Evita el contacto visual. Presenta retrasos en el desarrollo del lenguaje. En lugar de señalar para indicar algo, suele tomar de la mano al otro y llevarlo hasta al lugar al que quiere

Olga Lucía Casabuenas, neuróloga de Colsanitas, explica que es imposible establecer un diagnóstico en recién nacidos porque no se trata de una patología congénita, es decir, aquellas que son evidentes desde el nacimiento, como el síndrome de Down. Tampoco se puede diagnosticar por medio de exámenes médicos, análisis de sangre o imágenes diagnósticas. Más bien, los médicos usan pruebas conductuales y de desarrollo para hacer un diagnóstico de autismo. 

“Para establecer un diagnóstico de autismo se debe hacer una evaluación del desarrollo. El médico debe verificar si el niño está o no aprendiendo habilidades básicas para su edad o si, por el contrario, hay retrasos”, dice Casabuenas. 

La especialista en neurología hace énfasis en que los niños deben tener entre 15 y 18 meses de nacidos para poder evaluar sus comportamientos y así, establecer un diagnóstico firme. “Es importante aclarar que la presencia de un solo síntoma, no supone la existencia de autismo. Se requieren varios síntomas y no uno solo”, añade. 

Según la neuróloga estas son otras señales que también podrían presentar las y los niños: 

  • Agitar las manos, balancear el cuerpo, girar en círculos. 
  • Alinear objetos. Disgustarse cuando se cambia el orden que se estableció. 
  • Repetir palabras o frases. 
  • Seguir determinadas rutinas. 
  • Jugar con sus juguetes, siempre de la misma forma, en repetidas ocasiones.

Para Jenny León Artunduaga, miembro del área de neurociencia y neuropsicología del Colegio Colombiano de Psicólogos, es crucial que la sociedad, y fundamentalmente los que tienen el mayor contacto con las y los niños, como cuidadores, pediatras y docentes, aprendan a identificar estas señales de forma temprana.

“Si un niño no tiene la madurez esperada para su edad o, por el contrario, pierde los alcances obtenidos, significa que está retrocediendo y esa es una señal de alarma. Se debe consultar a un profesional de la salud para que realice una historia clínica completa”, recomienda León, quien coordina la especialización en Neuropsicología Escolar de la Universidad Politécnico Grancolombiano.

Sigem Sabagh, doctora en psicología con orientación en neurociencia aplicada, recalca la importancia del acompañamiento profesional tanto con el paciente como con su familia. “La llegada de un niño con TEA a cualquier familia podría suponer un impacto importante. Cuando entran a mi consultorio siempre les digo que el mismo niño que entra, es el mismo que sale; solo que ahora le hemos puesto nombre a sus dificultades y podemos trabajar en ellas”. 

Para Paloma Carvajalino, también miembro del Colegio Colombiano de Psicólogos y especialista en trastornos emocionales y dependencias, “las pautas de crianza sin duda van a ser necesarias, porque las condiciones neurológicas que enfrenta el niño van a representar grandes retos; pero con el apoyo de la familia, de sus cuidadores y del personal de salud se puede garantizar el desarrollo integral de ese niño y prepararlo para la adultez sin limitaciones”. 

Los especialistas coinciden en que el no diagnosticar de manera temprana el autismo, no solo puede dificultar las habilidades futuras de comunicación y desarrollo cognitivo; sino que, además, acarrea dificultades en la calidad de vida, como problemas asociados al sueño, ansiedad, aislamiento y depresión.