Camilo Luna y María Lucía Martínez, médicos y expertos en crianza y bienestar, crearon un máster para conocer herramientas útiles durante la crianza consciente, en la que el desarrollo físico, emocional y social, se vinculan en la práctica.
En esta era de información abundante, la crianza plantea desafíos únicos. La adaptabilidad es crucial porque cada familia es distinta, y el proceso fomenta la reflexión y el aprendizaje sobre las actitudes, las reacciones y la búsqueda de herramientas fundamentales. Esto no solo contribuye a criar mejor a un niño o niña, sino que también implica que el adulto piense en sus propias prácticas en diversas áreas de la vida.
Camilo Luna, pediatra adscrito a Colsanitas, y María Lucía Martínez, médica integrativa, son esposos, padres y médicos especializados en crianza. Su máster El valor infinito de la infancia busca construir una comunidad de madres y padres informada en psicología, nutrición y salud mental para abordar las necesidades en distintas etapas de la infancia y promover la comunicación efectiva en un entorno familiar positivo.
"Más allá de la teoría queremos construir un espacio de interacción para comprender las necesidades en diferentes etapas de la infancia y los desafíos comunes de este entorno”, dice Luna. El máster está por terminar su primera cohorte, en el que más de 12 expositores imparten 17 módulos de manera remota con expertos en neurodesarrollo infantil, resiliencia, RCP, seguridad emocional y alimentación perceptiva.
“Queremos construir una red con profesionales para difundir y promover el bienestar de los niños y las familias. Entre más herramientas tengamos y más ideas compartamos, vamos a tener una crianza más consciente y más feliz”, añade Fernández. Y agrega que es un momento en el que la presencia y la desconexión emocional se han convertido en desafíos de las familias.
Entrevistamos a los médicos para conocer algunos de los temas que se abordaron en la primera edición del máster, que pueden facilitar la comprensión de las distintas facetas de los bebés y los niños.
¿Cuál es el valor infinito de la infancia?
La infancia es crucial para el neurodesarrollo de las hijas y los hijos porque se desarrollan los periodos críticos y sensibles que determinan conexiones cerebrales. Si los órganos de la visión no se estimulan en algún momento específico, que es recién nacido, ese órgano se termina atrofiando o no logra llegar a funcionar como esperamos.
El valor de esta etapa radica en forjar hábitos alimenticios saludables desde temprano, para mitigar riesgos metabólicos en la edad adulta. La infancia configura preferencias alimenticias, que influencian el bienestar futuro y marcan nuestras elecciones a lo largo de la vida.
¿Qué sabemos sobre el cerebro de nuestros hijos?
La neurociencia, con herramientas como la resonancia magnética funcional y el electroencefalograma, ha revelado que no contamos con cinco sentidos, sino con siete. Se incluyen la propiocepción, que permite percibir la posición del cuerpo: cómo me hallo en mi cuerpo, cómo entiendo que estoy sentado o cómo entiendo que estoy caminando, y la interocepción, un proceso autónomo en el que los órganos transmiten información al cerebro, liderada por el nervio vago, que desencadena respuestas como el hambre o la necesidad de ir al baño.
También las primeras fases del cerebro, durante los primeros meses de vida, abarcan la neurogénesis (la formación de neuronas) y la migración celular. Es decir, las neuronas se van a la corteza cerebral, la zona del tálamo o la zona motora del cerebro, y eso depende de la nutrición. La migración celular es clave porque mediante la sinapsis se une con otras células que involucran un desarrollo más amplio como seres sociales. A mayor sinapsis, mejores formas de conectividad humana.
¿Cuál es el impacto de los tipos de crianza en el desarrollo de los circuitos cerebrales?
Las vías neurológicas son esenciales en la formación durante los primeros años de vida. Los circuitos cerebrales como el dopaminérgico o el serotoninérgico se desarrollan en la infancia, así que si se involucra una respuesta agresiva se tendrán circuitos más estimulados; en una crianza amable, se forman circuitos de comunicación que brindan herramientas positivas a las niñas y los niños. Al reforzar un circuito creamos una "carretera" del intestino al cerebro, que puede ser amplia o deteriorada, y afecta la transmisión de información.
En una crianza amable el cuidado físico y mental son relevantes, ¿cómo cultivarlo en los cuidadores adultos?
En la maternidad enfrentamos retos significativos. Tras el nacimiento del bebé hay un control posparto y no mucho más, todo acaba ahí, porque la atención suele centrarse en el bebé. Sin embargo, cuidar a la madre es clave. A pesar de las limitaciones de tiempo, es esencial atender el bienestar físico con estrategias de autocuidado que van desde la suplementación y la alimentación saludable, hasta escoger las ayudas externas cuando todos quieren aconsejar, así sea desde el amor. Actividades como el baño y la actividad física gradual, adaptada a cada caso, son fundamentales para ser conscientes y consentirse. En la pareja, en medio del caos inicial, los espacios cortos de conexión son fundamentales para fortalecer la relación y brindar un ambiente positivo a los hijos. Esto puede ir desde un espacio para la charla o actividades que disfruten juntos y que establezcan dentro de su rutina.
Las estrategias de prevención y cuidado son la base de la crianza, pero ¿qué pasa cuando nos equivocamos y hay dificultades?
Reconocer el valor del error y la resiliencia en un mundo ansioso por soluciones inmediatas es esencial para el desarrollo cerebral y el aprendizaje efectivo. El máster proporciona herramientas prácticas, desde reanimación cardiopulmonar (RCP), hasta estrategias para afrontar atoramientos, pataletas y conflictos emocionales, con respuestas conscientes y constructivas durante todas las edades. Es crucial aprender a manejar emociones como el miedo, la rabia y la ira, tanto en el niño como en el adulto.
Una de las áreas del máster es la nutrición. ¿Cómo iniciar a trabajar en ello desde el ámbito familiar?
Adoptamos la alimentación perceptiva, que va más allá de lo nutricional. Implica conocer las elecciones alimenticias, establecer horarios y hábitos, y entender las señales de hambre para iniciar una alimentación tranquila que forme hábitos saludables. No se trata de evitar o restringir ciertos alimentos, sino de cultivar una percepción positiva que garantice una alimentación placentera y saludable para el niño o niña.
Dejar un comentario