El trabajo de los médicos implica fuertes tensiones emocionales y mucha responsabilidad. La salud mental de los profesionales de la salud es un asunto de la mayor importancia.
Que todas las personas, independientemente de la profesión que ejercen, corren el riesgo de tener alteraciones de salud mental es una verdad de perogrullo. Lo hemos tratado en varios artículos de esta revista. Pero que médicos y médicas se enfrentan a situaciones que pueden generar mayor ansiedad y preocupación, aunque evidente, no es algo de lo que se hable tanto. Al menos no en voz alta.
Rosana Gluck es psiquiatra y para serlo tuvo que cursar la carrera de medicina y luego especializarse en el arte de comprender la mente humana. “Desde la etapa de formación, la profesión médica tiene una importante sobrecarga”, sostiene Gluck, quien está adscrita a Colsanitas. Con los años el trabajo de estos profesionales no se hace más ligero, “el trabajo del médico implica fuertes tensiones emocionales y mucha responsabilidad, con múltiples estresores asociados al ejercicio diario de la profesión”, señala una tesis doctoral de la Universidad de Málaga, España.
Turnos de 24 horas, tener que tomar decisiones que repercuten en la vida de otras personas, enfrentarse diariamente a la muerte y al dolor, comunicar malas noticias a pacientes y familiares que ponen toda su fe en su trabajo. “Son muchos los factores que hacen que la vida del médico no sea nada fácil”, señala Gluck.
José Posada Villa, psiquiatra representante para Colombia de la Federación Mundial de la Salud Mental, en una columna para la revista Cambio, agrega un elemento: “todo esto interactúa en mayor o menor medida con la personalidad previa del profesional. Ciertos rasgos de personalidad frecuentes en los médicos como el perfeccionismo, las altas aspiraciones y el prolongado aplazamiento de las gratificaciones los hace más propensos al estrés y la depresión”.
Y las cifras lo confirman. Una revisión sistemática de la Asociación Médica Estadounidense realizada en 2015 encontró que el 29 % de los médicos experimentaron depresión o síntomas depresivos; el doble de la tasa en adultos no médicos.
La pandemia de Covid-19 llegó a agravar el asunto. “Confrontarse a la enfermedad, que entonces era algo desconocido, el miedo a contagiarse y llevar a sus casas el virus, ver morir una cantidad de personas día a día y no poder hacer mucho más de lo que hacían, fue muy duro para los médicos de la primera línea. La pandemia dejó en el personal de la salud mucho agobio y agotamiento”, dice Gluck.
Un estudio publicado en la revista Mayo Clinic Proceedings encontró que el 63 % de los médicos encuestados entre finales de 2021 y principios de 2022 reportó al menos un síntoma de agotamiento laboral. En Colombia, el Centro de Excelencia en Investigación en Salud Mental de la Universidad CES determinó que el 35 % de los médicos consultados presentó ansiedad y el 26 %, depresión. Y en los primeros meses de pandemia, Colsanitas realizó una investigación para evaluar el estado de salud mental de los médicos adscritos a esta empresa: de los 500 especialistas encuestados, 50 % tenían altos niveles de estrés y un 48 % de ansiedad. Las mujeres fueron quienes más presentaron afectaciones a su salud mental.
A raíz de la pandemia ha aumentado la cantidad de médicos que consultan, porque se han dado cuenta de que un apoyo y acompañamiento es necesario.
Reconocer y tratar el problema
Piedad Carrillo es subgerente del área de Bienestar Médico de Colsanitas. Desde esta área buscan acercarse a los profesionales adscritos para generar estrategias y actividades que los hagan sentir mejor. En el trabajo, se ha dado cuenta de que para muchos médicos resulta fácil ver los signos que delatan una alteración mental: no duermen bien, por ejemplo, o se preocupan más de lo debido. Pero llegar a reconocerlo y dar el paso a buscar ayuda les resulta más complicado.
Durante la pandemia, Bienestar Médico se puso en contacto con los especialistas para conocer su estado emocional y proveerles ayuda, pero muchos no querían ir a terapia con alguien de su ciudad. Preferían ir a otro lugar o conectarse virtualmente con una persona de un lugar donde no los conocieran. “Por un rasgo de personalidad —señala Carillo—, una sensación de que si ellos solucionan los problemas de salud de todos, admitir que también son vulnerables, que también se pueden enfermar, es algo que les cuesta”.
Con el paso del tiempo, sin embargo, se ha generado un cambio. La virtualidad ayudó a que muchos médicos y médicas accedieran fácilmente a citas con terapeutas. “A raíz de la pandemia ha aumentado la cantidad de médicos que consultan, porque se han dado cuenta de que un apoyo y acompañamiento es necesario —dice la doctora Gluck—, pero creo que es un mínimo porcentaje en relación al total de especialistas que lo necesita. Sería bueno que se animaran un poco más”.
La salud mental de los médicos es un asunto de interés general y salud pública. “Si los médicos entendemos que necesitamos el soporte y la atención de nuestra salud mental, eso se empezará a ver reflejado en todas partes”, concluye Gluck.
- Este artículo hace parte de la edición 186 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.
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