Propender por ingredientes y nutrientes adecuados es una inversión a futuro: previene enfermedades y contribuye a mantenerles sanos.
La elección del alimento para los gatos es una de las decisiones más importantes que debemos tomar como cuidadores para cuidar su salud, pues las enfermedades renales, urinarias, hepáticas y gastrointestinales están directamente asociadas con la alimentación. Una dieta que no regule bien el PH, por ejemplo, puede generar problemas urinarios, y una dieta sin proteínas de fácil manejo puede ocasionar afecciones renales. ¿Cómo alimentarlos correctamente y contribuir a su bienestar físico?
Los ingredientes
Los gatos son 100 % carnívoros, por eso su principal fuente de energía son las proteínas de origen animal y no las proteínas vegetales ni los carbohidratos.
Ahora bien, teniendo en cuenta que en los alimentos empacados los ingredientes vienen enlistados de mayor a menor cantidad, la recomendación es buscar comidas que tengan carne en los primeros ingredientes y en buenos porcentajes.
También es importante evitar aquellas que contengan demasiados vegetales, “especialmente soja, trigo o maíz, o proteínas vegetales como el gluten, que además de no ser nutritivas, pueden causarles problemas de salud”, señala Fabio Fang, cofundador de El Orfagato, una fundación para gatos.
Esas carnes, sin embargo, idealmente deben provenir de animales que ellos comerían en la vida silvestre como el pollo, el pavo o el salmón. Algunas marcas contienen bisonte, por ejemplo, que resulta problemático porque complican el proceso metabólico.
El tamaño de las porciones
Sara Rivera Rubio, médica veterinaria especializada en gatos, dice que la cantidad de alimento que debemos darles depende del cuidador, del gato y de su condición corporal. Del cuidador porque hay dos grupos de personas: quienes dejan el alimento a disposición y quienes dan las porciones exactas para cada momento del día. “A mi parecer lo mejor es alimentar al gato a disposición, que el gato decida cuándo quiere comer y cuándo no”, dice Rivera Rubio. En este caso, es importante fijarse en cuánto come el gato en 24 horas, que tengamos el plato vacío en la mañana y no se desocupe en seis o doce horas, sino que el gato tenga el alimento para todo el día. Si se lo come pronto, algo puede estar pasando, por lo que es importante asegurarse de que mantenga siempre su peso adecuado.
Dar las raciones concretas también es posible, para eso Fang recomienda pesar frecuentemente a los gatos para asegurarse de que se está dando la ración adecuada y dar al menos tres raciones al día para evitar ayunos prolongados. Lo cual representa un reto si no se está en casa todo el día, pues es necesario asegurarse de cumplir con los horarios establecidos, incluso en vacaciones. Y si hay más de un gato en el hogar, debe revisar que cada quien se coma lo que le corresponde.
El tamaño de las porciones en relación con el peso
Siempre hay que alimentar al gato de acuerdo al peso ideal y no al peso que tiene. “Si tu gato pesa 4 kilos y le das la porción para 4 kilos, estás bien. Pero si tienes un gato de 8 kilos que debería pesar 5, hay que darle la porción para 5 kilos”, aclara Rivera Rubio.
Algunas marcas subdividen la ración también por la cantidad de actividad que realiza el gato. “Ahí uno decide”, dice la veterinaria, “si el gato es atlético, se sube a las paredes y es flaco, se le da más alimento. Pero si es de esos que no se levantan de la cama, la ración debe ser menor; eso también depende de la necesidad calórica del animal”.
Una dieta variada
Ofrecerles comida seca (concentrado) es la opción más económica y conveniente para los humanos porque podemos dejarla servida por horas, y si no estamos en casa todo el tiempo tenemos la tranquilidad de que nuestros gatos comerán. La comida húmeda, sin embargo, provee gran parte de su hidratación (en la naturaleza el 80 % de la hidratación de los gatos proviene de sus presas) y suele tener menos carbohidratos.
Por eso, dicen los expertos, la comida húmeda debería ser parte integral de su alimentación y no solo un premio ocasional. “Entre más porcentaje de su dieta sea húmeda, muchísimo mejor”, señala Fang. Entre las comidas húmedas están las “naturales” (crudas), las procesadas (cocción ligera) y las ultraprocesadas (latas y sobres comerciales).
En el mercado hay varias opciones de comida natural tipo BARF (alimentos crudos biológicamente apropiados, por sus siglas en inglés). Pero si preferimos hacerlo nosotros mismos, podemos simplemente ofrecer carne cruda que le guste al gato. Sara Rivera recomienda que el alimento mantenga una buena cadena de frío y asegurarse de que pase entre seis y ocho horas congelado para matar los microorganismos que pudiera tener. También recomienda asesorarse de un nutricionista para prepararla bien, pues no debe convertirse en una dieta exclusiva. “Cuando uno sirve solo músculo está dejando de lado los minerales como el hierro, el fósforo y el calcio”, esto también podría ocasionar problemas de salud a largo plazo.
Si prefiere ofrecer un alimento procesado, es cuestión de cocinar la carne en agua por unos cuantos minutos, sin sal ni condimentos. Entre los ultraprocesados hay una amplia oferta de latas, sobres y tubos de snack cremosos; sin embargo, suelen tener un alto nivel de conservantes y otros aditivos. Es importante entonces revisar siempre que lo que se ofrezca diga “alimento completo y balanceado”, así como revisar los ingredientes con los que fue elaborado.
Rivera señala que si se va a ofrecer con frecuencia la carne, bien sea cruda, cocinada o en lata, se reduzca un poco la porción de concentrado. De lo contrario, se podrían estar aportando más calorías y el gato podría superar su peso ideal.
¿Qué carnes ofrecer?
Músculo, corazón, vísceras, hígado y pajarilla de res; pollo, sin el cuero porque contiene mucha grasa, y pescado fresco, sin espinas. No se recomienda en absoluto el atún enlatado porque es alto en sodio.
“Podemos dar casi cualquier carne siempre y cuando lleve buen proceso de frío o buena cocción”, agrega Rivera. La recomendación, en todo caso, es siempre asesorarnos de una persona experta para que revise cada caso particular.
¿Y vegetales?
Aunque los gatos son 100 % carnívoros, cuando su dieta se basa en alimentos crudos pueden perder algunos minerales que se encuentran en los vegetales. Sin embargo, es necesario consultar con su veterinario la posibilidad de complementar la carne con vegetales, pues hay frutas y vegetales tóxicos para ellos, como los frutos rojos, el aguacate o la manzana.
Comidas especiales
En el mercado hay numerosos tipos de concentrado separados por tipos de raza, para evitar las bolas de pelo, para gatos castrados o indoor, urinarias, renales y de control de peso.
“Lo que hacen todas estas marcas es cambiar componentes dependiendo de la edad y de la necesidad del gato”, explica Rivera. Las dietas de cachorros, por ejemplo, tienen un par de derivados de la lactosa y otros componentes que favorecen el crecimiento, contienen más calorías y un poco más de grasa.
Las de cuidado renal tienen menos sodio, menos grasa y son más secas, para que generen en el gato la necesidad de tomar agua. Las de control de peso son bajas en grasa y traen componentes como carnitina que estimula la pérdida de peso. Las de cuidado de piel y pelo están cargadas de omegas para favorecer la nutrición del folículo. Las que están hechas para disminuir la producción de bolas de pelo son más grasosas y contienen fibra, para que la bola de pelo fluya y el gato no la vomite.
Estas comidas deben ser ofrecidas cuando el médico veterinario indique porque en ocasiones son elegidas a necesidad del paciente. Aunque las comidas medicadas no le van a hacer daño a un gato que no la necesite, lo más importante es revisar los ingredientes y sus porcentajes, y asesorarse de un buen médico veterinario.
*Bienestar Colsanitas.
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