Tomarse en serio hacer popó es el secreto de salud que la gastroenteróloga caleña Juliana Suárez desmitifica en su libro El arte de hacer popó, con el que busca volver la educación digestiva una clave para desbloquear una relación positiva con el cuerpo y prevenir problemas que pueden durar toda una vida.
Es ya bien conocido que la buena salud digestiva parte de una buena alimentación, de escoger bien qué entra por la boca. Pocos saben que una parte importante de esa buena salud digestiva depende muchísimo de cómo hablamos de ella y de su proceso final.
Todo empieza en la boca, y no exclusivamente por la alimentación. Una mala comunicación contribuye a que los niños no aprendan a manejar sus momentos de ir al baño. “Si hay una asociación negativa con el popó, el niño va a retenerlo porque es negativo hacer popó. Los niños son muchas veces regañados cuando ocurren accidentes y, además, se someten a la vergüenza social con sus pares", sostiene la doctora Juliana Suárez (@drasuarezgastro). Cambiar la forma en que enseñamos a los niños a normalizar sus funciones naturales es esencial para desarrollar una relación positiva con su cuerpo y crear un ciclo de bienestar que perdure a lo largo de la vida.
La doctora Suárez enfatiza que la educación sobre salud digestiva comienza en la infancia, destacando la importancia de crear un ambiente cómodo para que los niños hablen sobre sus experiencias. "Hay que instaurar una asociación positiva con el popó”, sostiene la “doctora popó” (como se conoce en redes sociales). “Hay un momento en el que ellos cierran la puerta (del baño) y tú no puedes volver a entrar, por eso, es clave aprovechar los primeros años para monitorear la calidad de su popó”. Este enfoque fomenta una relación saludable con el cuerpo y la alimentación.
Muchos problemas de salud digestiva en los niños están relacionados con la alimentación de los padres, pues los hijos imitan sus hábitos. Si la dieta familiar carece de diversidad, los niños aprenderán a comer de la misma manera, lo que puede tener impactos negativos a largo plazo. Por eso, es crucial fomentar hábitos saludables desde una edad temprana.
La doctora Suárez resalta que una dieta rica y, sobre todo, diversa en frutas y verduras es esencial para un tránsito intestinal regular. Involucrar a los niños en la elección y preparación de alimentos facilita una conexión positiva con estos productos. Llevarlos al supermercado para explorar colores y texturas puede despertar su curiosidad y hacer que estén más dispuestos a probar nuevos sabores sin obligarlos.
Tener una alimentación diversa es un hábito, como también lo es comer de manera regular. Suárez menciona que el desayuno es una comida clave para activar el sistema digestivo, ayudando a establecer una rutina saludable. Esto se conecta con la salud digestiva adulta, ya que las restricciones alimentarias extremas pueden generar antojos por los alimentos prohibidos. Una solución que sugiere la “doctora popó” es enfocarse en incluir opciones saludables en lugar de prohibir. Este enfoque beneficia la salud digestiva y contribuye al bienestar emocional, estableciendo bases sólidas para la diversidad de la microbiota en los adultos.
Según la doctora Suárez, mantener una microbiota diversa es crucial para la salud. Con 39 trillones de microorganismos desempeñando funciones específicas desde el intestino, su disminución puede comprometer nuestra capacidad para procesar nutrientes, defendernos de enfermedades y hasta regular emociones, subrayando la necesidad de cuidar nuestro ecosistema intestinal.
La salud digestiva en adultos se ve comprometida por el estrés y los hábitos alimenticios inadecuados. La falta de fibra en la dieta, junto con el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, puede derivar en trastornos como el síndrome del intestino irritable y el estreñimiento crónico. A eso se le suman la deshidratación y el sedentarismo o falta de ejercicio, que agravan estos problemas.
La combinación letal entre el sedentarismo y la creciente dependencia de alimentos ultraprocesados ha llevado a una alarmante disminución en la diversidad de la microbiota intestinal en los últimos 50 años. Esta pérdida es preocupante, pues una microbiota menos diversa no solo compromete la digestión, sino que también afecta el bienestar general al limitar la capacidad del cuerpo para regular funciones vitales.
La salud digestiva en adultos mayores se ve afectada por la pérdida natural de diversidad en la microbiota intestinal, que ocurre con la edad. El sedentarismo contribuye a un sistema digestivo más lento, lo que hace esencial que los adultos mayores se mantengan activos. "Por ejemplo, el estreñimiento es el primer signo del Alzheimer o de una demencia, y la gente no lo sabe y vamos normalizando que el abuelo lleva diez días sin hacer popó y está sentado en una silla. Y eso es porque hay un cambio en la diversidad de la microbiota intestinal" , enfatiza la doctora Suárez.

Las claves de la salud defecatoria
Factores corporales que deterioran la salud defecatoria
- Aguantar las ganas: Suprimir o contener el impulso de evacuar puede generar estreñimiento crónico. Es fundamental responder a las señales del cuerpo y no ignorar las ganas de ir al baño.
- Saltarse el desayuno: La primera comida del día es indispensable para activar el movimiento del colon. Un desayuno equilibrado, que incluya fibra, puede estimular el sistema digestivo y preparar el cuerpo para una evacuación adecuada.
- Dietas para bajar de peso: Las dietas restrictivas pueden afectar negativamente la salud digestiva al limitar la ingesta de alimentos ricos en fibra y nutrientes esenciales.
- Condiciones médicas: Enfermedades gastrointestinales pueden afectar la salud defecatoria, como el colon lento, trastorno defecatorio por descoordinación, debilidad de la pared abdominal o esfuerzo excesivo durante la evacuación.
Factores corporales que mejoran la salud defecatoria
- El ritual del baño: El colon tiene sus propios tiempos, y mantener (o ignorar) una rutina diaria impacta en una buena defecación. Establecer horarios regulares para ir al baño ayuda a entrenar el cuerpo y facilita el proceso.
- Hidratación: Beber suficiente agua facilita el tránsito intestinal y previene el estreñimiento. Se recomienda consumir al menos dos litros de agua al día, ajustando según la actividad física y las condiciones climáticas.
- Alimentación diversa en fuentes de fibra: Una dieta rica en fibra, principalmente con diversidad de frutas y verduras, es esencial para prevenir problemas como el estreñimiento crónico. El objetivo es consumir entre 25 y 35 gramos diarios de fibra.
- Microbiota intestinal: Los cambios en la salud de las bacterias intestinales impactan directamente en la digestión. Mantener una microbiota diversa es crucial para una buena salud digestiva y se logra a través de una alimentación rica en fibra y probióticos.
Factores sociales del deterioro
- Sedentarismo: La falta de actividad física puede contribuir a problemas digestivos, como estreñimiento y sensación de hinchazón. El ejercicio regular estimula el movimiento del intestino y mejora la salud general.
- Trastornos en la conducta alimentaria: Comportamientos alimentarios poco saludables pueden afectar negativamente la salud digestiva, llevando a problemas como el estreñimiento o la indigestión.
- Normas culturales: Las actitudes hacia el uso del baño varían entre culturas y pueden influir en la comodidad al evacuar. En algunas culturas, hablar abiertamente sobre temas digestivos es un tabú que puede dificultar la búsqueda de ayuda.
- Entorno social: La presión social puede afectar los hábitos alimenticios y el uso del baño, especialmente, entre niños y adolescentes que pueden sentirse cohibidos o avergonzados en entornos públicos.
- Educación: La falta de conocimiento sobre hábitos saludables puede contribuir a problemas digestivos. La educación sobre nutrición y salud digestiva es esencial para fomentar prácticas saludables desde una edad temprana.
Recomendaciones prácticas para mejorar su salud digestiva
- En niños el desorden más común es el estreñimiento. Por eso es necesario:
- Fomentar una dieta rica en frutas y verduras.
- Crear un ambiente cómodo para usar el baño sin presión.
- Establecer rutinas para ir al baño después del desayuno o en momentos puntuales del día (por ejemplo, después de llegar del colegio).
- En adultos el desorden más común es el síndrome del intestino irritable. Por eso es necesario:
- Mantener una dieta equilibrada con suficiente fibra.
- Realizar actividad física regularmente.
- Consultar con un médico ante cambios significativos en los hábitos intestinales.
- En adultos mayores el desorden más común es la incontinencia fecal. Por eso es necesario:
- Realizar ejercicios específicos para fortalecer los músculos del suelo pélvico.
- Mantener una buena hidratación y una dieta adecuada para prevenir problemas como incontinencia fecal.
Analice la calidad de sus heces fecales

La escala de Bristol ayuda a evaluar la salud digestiva y el estado de hidratación. Un cambio persistente en la evacuación amerita una evaluación médica para determinar la causa.
Este artículo hace parte de la edición 198 de nuestra revista impresa.
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