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mapa de rutas e historias de bicicleta

Bogotá en bici: un mapa de rutas e historias de bicicleta

Ilustración
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En Bogotá, la bicicleta se posiciona como una alternativa esencial ante el tráfico urbano. Aquí las experiencias, desafíos y recomendaciones de cuatro personas que han hecho de la bicicleta su medio de transporte diario.

Si ha pasado por la capital colombiana o vive en ella, sabrá que el tiempo aquí parece transcurrir de otra manera. Como es comúnmente dicho, pareciera que "Bogotá queda a dos horas de Bogotá":sus trancones comienzan y terminan los días de millones de bogotanos, quienes pueden quedar atrapados hasta un par de horas en un recorrido de cinco kilómetros. 

Esta realidad ha posicionado a Bogotá como una de las ciudades con peor movilidad del mundo. Según el estudio TomTom Traffic Index de 2023, la ciudad se ubicó en el puesto 19 entre las ciudades con peor movilidad. Según la publicación, los bogotanos perdieron un promedio de 117 horas en tranconea al año, lo que equivale a casi cinco días o una semana laboral completa en el país.

Sin embargo, ante este panorama que parece cada vez más desalentador, el uso de la bicicleta está surgiendo como una alternativa ágil,  sostenible y saludable. Con una red de carriles exclusivos para bicicletas, que cuenta con casi 608 kilómetros de tramos permanentes y cinco kilómetros de ciclorrutas temporales, las ciclorrutas se han convertido en una arteria vital y una opción ecológica para miles de ciudadanos.

En este artículo, exploramos a través de la experiencia de cuatro bogotanos que han elegido la bicicleta como su medio de transporte diario, como un compromiso creciente con un estilo de vida saludable y ecológico.

Más de tres décadas en la bicicleta

Luis Bohórquez, conocido como "Don Luis" en el conjunto residencial donde trabaja como vigilante, comienza su día a las 4:30 de la mañana. Con 65 años, su rutina incluye ejercicio, desayuno y preparación para su viaje diario en bicicleta de montaña. Vive en el barrio Suba-Salitre, cercano al Cerro de la Conejera y la avenida homónima, conocida por su tráfico pesado y pendientes empinadas.

Don Luis ha recorrido el mismo trayecto durante 37 años, haciendo en ida y vuelta 12 kilómetros diarios en aproximadamente 40 minutos. Para él, el desafío principal es pedalear por Suba hasta el Alto de la Virgen; tiene un rato de descanso y luego toma la calle 134 hasta la carrera 53, donde se encuentra su lugar de trabajo.

"La bicicleta ha sido y será mi vehículo principal mientras pueda hacerlo".

Para Don Luis, la bicicleta no es solo un medio de transporte, sino un estilo de vida que ha visto evolucionar en la ciudad a lo largo de los años. Le emociona la expansión de nuevas ciclovías y el creciente número de personas que adoptan este hábito saludable. Sin embargo, le preocupa la falta de seguridad y la iluminación insuficiente en las rutas, teniendo en cuena los riesgos que enfrentan los ciclistas en las calles.

"En las mañanas debo estar despierto y atento en todo momento. Como ciclistas, nuestra seguridad puede depender de estar alerta, ya que muchas veces no se respeta nuestro espacio en la vía. Sería bueno tener más control y vigilancia para proteger a los ciclistas", comenta.

Para él, montar en bicicleta es una lección constante de respeto propio y hacia los demás en la vía.

Un escape de la ciudad

Los interminables trancones hacen que para muchos la bicicleta sea una excelente alternativa para moverse incluso cuando los lugares de destino, como colegios o lugares de trabajo, están en las afueras de la ciudad. Para Sebastián Ospina, un antropólogo bogotano de 29 años, salir de Bogotá en su bicicleta se ha convertido en su rutina diaria de escape de ese cuadro diario, desde hace medio año. Trabaja en la Fundación del Parque Jaime Duque y tiene memorizado el trayecto a Briceño: unos 55 minutos desde su casa en la calle 166, atravesando la Avenida Boyacá, la calle 170 y luego la autopista Norte hacia su destino.

“Ver los coloridos atardeceres al volver del trabajo es la parte más especial de mi recorrido en bicicleta”.

"El tráfico en la Autonorte se vuelve complicado por la mañana, y a veces llegar a mi destino parece interminable. Los camiones pasan demasiado cerca y da miedo, porque es una zona en la que ocurren bastantes accidentes por no respetar, en la gran mayoría de casos, la vida del ciclista", comenta Sebastián sobre los retos del trayecto. Por ello, toma medidas de seguridad como usar diariamente casco, guantes, cadena o guaya, luces y gafas oscuras para protegerse del sol. Para él, luego de superar el tramo difícil al salir de Bogotá, pasar el primer peaje se convierte en un alivio, pues puede aumentar la velocidad y disfrutar del paisaje.

Para Sebastián, la bicicleta representa un momento de relajación y tranquilidad que no cambiaría por nada, especialmente porque desde que la usa, ha notado distintos cambios en su salud física y mental. "Salir del ajetreo de la ciudad me ayuda a respirar mejor y a manejar la ansiedad", afirma. 

Aunque ha tenido varios percances, principalmente dentro de la ciudad, solo ha sufrido pinchazos en un par de ocasiones durante este recorrido. Aun así, continúa recomendando el uso de la bicicleta a todos, sin importar el tipo de trabajo que tengan.

“La paciencia y estar atentos, los aliados del recorrido”

Aunque tampoco ha sufrido accidentes, Daniela Salavarrieta enfrenta los desafíos diarios comunes para los ciclistas. "Los conductores o los usuarios de los carros a menudo abren las puertas inesperadamente o se atraviesan, nos cierran, frenan en seco, y es una experiencia para traer la paciencia a la vida” explica. Es comunicadora social, tiene 24 años y trabaja cerca del Parque de la 93, y decidió ahorrar para comprar una bicicleta y convertirla en su vehículo para la rutina diaria desde hace ocho meses, tras comprobar que el tráfico en horas pico triplicaba la duración de sus trayectos.

Su recorrido de 25 a 30 minutos comienza en su barrio Niza. Atraviesa la Calle 127 hasta el Barrio El Batán, y luego utiliza las ciclorrutas de la Calle 116 y la Carrera 19 para llegar a su destino. Pedalea cuatro días a la semana para ir al trabajo, pero desde hace un par de meses ha empezado a hacerlo para otras actividades como su curso de natación los fines de semana.

"Convertir a Bogotá en una ciudad más amigable con la bicicleta es tarea de los conductores de vehículos, de los peatones, pero también de los biciusuarios: no estamos solos en la ciclorruta".

Prefiere la ciclorruta de la Carrera 19 por sus mejores condiciones viales, iluminación y señalización, aunque reconoce que algunos tramos son problemáticos debido a la prisa de otros ciclistas y usuarios de patinetas eléctricas.

"La bicicleta es mi mejor aliada en el trabajo. Evito los trancones y llego motivada. El tráfico y los imprevistos en carro me generan estrés", comenta. Daniela ha notado mejoras significativas en su resistencia física, como el fortalecimiento de sus rodillas, aunque a veces escoge descansar porque el cansancio se refleja en ellas. "Es mi propio recorrido y también un momento para apreciar el entorno y disfrutar mi soledad", agrega. 

De extremo a extremo por la ciudad

Hace dos años, Brayan García decidió transformar su rutina diaria incorporando la bicicleta. Como deportista y entrenador de voleibol, reside en Bosa, específicamente en el barrio El Carmelo. Sus recorridos son variados: los fines de semana se dirige hasta Suba Pinar para entrenar a un equipo juvenil, mientras que los martes y jueves se desplaza hasta la Calle 80 con Avenida Ciudad de Cali para sus propios entrenamientos. Ha logrado mantener sus trayectos en un promedio de 45 a 50 minutos de duración.

"Es crucial preparar y cuidar el cuerpo y nuestros hábitos según los recorridos que hagamos en bicicleta, además de descansar adecuadamente para evitar molestias o lesiones”.

Desde que comenzó a pedalear por Bogotá, Brayan ha observado mejoras en la infraestructura ciclística de la ciudad, aunque nota que estas mejoras son más notorias en el centro y el norte. Sin embargo, añade que "estar alerta es crucial en cada pedalazo, ya que aparte de la falta de iluminación y las condiciones de la infraestructura vial, está la preocupación por la seguridad, un aspecto fundamental por solucionar para fomentar la confianza en la bicicleta en Bogotá”.

A pesar de los desafíos, Brayan encuentra un verdadero placer en montar en bicicleta. Reconoce que algunos días el cansancio de los entrenamientos y los recorridos se hace sentir, y prefiere tomarse un descanso. "Mi tramo más difícil es atravesar Patio Bonito y El Amparo, especialmente desde el Portal de las Américas hasta la Calle 13, donde los desniveles y las obras pueden hacer que el viaje sea largo y desafiante. Sin embargo, el recorrido desde Hayuelos hasta la Calle 80 es una parte que disfruto mucho por el paisaje y la sensación de libertad que me brinda la bicicleta”, añade.

Catalina Porras Suárez

Periodista enfocada en la línea de bienestar y de salud mental. Disfruta conocer y escribir nuevas historias. La realización audiovisual, el cine y la función social del periodismo están dentro de sus intereses.