Vivir con epilepsia implica enfrentar desafíos diarios que muchos no pueden imaginar. Para quienes experimentan temblores constantes, cada día es una batalla de adaptación.
La epilepsia es un diagnóstico del que no se habla lo suficiente, pero una vida que requiere hábitos específicos y una atención especial a las señales que da el cuerpo. En mi caso, los primeros años percibía el temblor y sentía pánico, pero con el tiempo aprendí a tener una escucha profunda a la mirada.
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