Más que una serie sobre médicos, Ases del bisturí muestra artistas de la medicina que usan sus manos para lograr hazañas que han cambiado la vida de miles de personas. A través de cuatro episodios, esta producción da cuenta de los desafíos y triunfos de cirujanos altamente especializados que luchan por salvar vidas e impactar la medicina moderna. Lo mejor de esta producción es que se sale de los conceptos médicos para reflexionar sobre el sentido de la vida, la muerte y la enfermedad.
Los especialistas concuerdan en el sentimiento de responsabilidad, empatía y miedo que los recorre cada vez que van a intervenir en una vida. “Siento que aún soy humano”, afirma uno de los protagonistas que invita a reconocer esa humanidad detrás de los guantes quirúrgicos.
La serie se destaca por su enfoque en la intersección entre el arte y la ciencia de la cirugía. Cada episodio se centra en un cirujano distinto y su campo de especialización, desde la neurocirugía, los trasplantes, la cirugía fetal (se hace dentro del útero), hasta la cirugía cardiotorácica. A medida que se conoce a estos expertos y pioneros en sus procedimientos, el espectador es testigo de la destreza técnica, mental y emocional que se necesita para realizar operaciones de alta complejidad donde la vida del paciente está en manos del médico. “Cuando estás operando, cada parte de tu cuerpo y tu mente está involucrada en el procedimiento. Es como estar bailando”, concluye uno de los protagonistas.
Otro aspecto notable de la serie es su capacidad para combinar características técnicas de cada cirugía con las historias personales de los médicos. A medida que se conoce sobre sus antecedentes, inspiraciones y experiencias personales, es posible conectarse con ellos a un nivel más profundo y emotivo: “las mismas manos que usaba para trabajar en el campo cuando era un inmigrante ilegal, son las que ahora salvan vidas de todo el mundo”, afirma el doctor Quiñones-Hinojosa, actual director de Neurocirugía de la clínica Mayo, quien protagoniza uno de los capítulos. Esto agrega una capa emocional que resalta la dedicación y pasión que estos cirujanos tienen por su trabajo y nos recuerda que, detrás de cada procedimiento hay una persona.
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