Estas glándulas desempeñan un papel crucial en la protección contra infecciones. De la mano de una experta, aquí le explicamos su importancia para la salud.
Las amígdalas son formaciones de tejido linfático que permiten producir inmunoglobulinas, es decir, anticuerpos encargados de neutralizar virus y bacterias. Estas formaciones están recubiertas por un epitelio que se encarga de captar células como linfocitos, blastos, plasmocitos y macrófagos, que ayudan a neutralizar infecciones.
La doctora Andrea Mora, otorrinolaringóloga adscrita a Colsanitas, explica los distintos tipos de amígdalas, que se diferencian según su ubicación en el cuerpo:
- Amígdalas palatinas. Ubicadas a la derecha y a la izquierda de la faringe.
- Amígdalas linguales. Situadas en la base de la lengua.
- Amígdalas tubáricas. Se encuentran alrededor de la trompa de Eustaquio.
- Amígdalas cerebelosas. Están en el cerebro.
La función de las amígdalas es temporal y disminuye a medida que envejecemos. Alrededor de los 14 años empieza el retroceso de las amígdalas palatinas y, a los 30, el de las amígdalas linguales.
Las causas de la amigdalitis
Según el Instituto de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello de Madrid (IOM), “la amigdalitis es la inflamación de una o ambas amígdalas. Dos de cada tres casos de amigdalitis aguda son causados por virus”. En los niños se origina por un virus en más del 70% de los casos, mientras que en adultos la probabilidad aumenta al 90%. Sus síntomas suelen incluir fiebre, dolor de garganta leve, tos y conjuntivitis. La faringe puede enrojecerse con placas y ganglios inflamados en el cuello.
La amigdalitis bacteriana, más común en niños y jóvenes de cinco a 15 años, se manifiesta con fiebre alta, dolor de garganta severo, dolor de cabeza, náuseas, vómitos e inflamación de las amígdalas. Los ganglios pueden experimentar adenopatías, que incluyen un aumento doloroso en su tamaño. La identificación de la causa viral o bacteriana es crucial para el tratamiento adecuado.
En cuanto a las complicaciones de la amigdalitis aguda, estas se pueden dividir en supurativas y no supurativas. “Las complicaciones supurativas, aunque poco frecuentes, incluyen abscesos periamigdalinos o retrofaríngeos, otitis media aguda, rinofaringitis aguda, entre otras. Las no supurativas abarcan la fiebre reumática aguda y la nefritis estreptocócica, que pueden presentarse semanas después de la infección”, explica la doctora Mora.
- Las amígdalas permiten la producción de inmunoglobulinas, es decir, anticuerpos encargados de neutralizar virus y bacterias.
- La función de las amígdalas es temporal y disminuye a medida que envejecemos.
El tratamiento incluye el uso adecuado de antibióticos solo para los casos bacterianos, pues reducen la duración de la enfermedad y previenen la propagación de la infección. En casos graves o recurrentes puede ser necesaria una amigdalectomía (cirugía para extirpar las amígdalas). La vigilancia posoperatoria es esencial para garantizar una recuperación adecuada.
Para prevenir las infecciones de las amígdalas, mantenga los esquemas de vacunación al día según la edad. Evite el tabaquismo y la exposición al humo de segunda mano. Medidas de higiene como lavar correctamente las manos y evitar el contacto cercano con personas enfermas son fundamentales.
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