La comparación constante es un freno para cualquier mente creativa. Poner la mirada en la naturaleza complementaria puede ser una luz en el camino.
Durante una noche de insomnio descubrí que el miedo a crear y a perder la autenticidad haciendo lo que amo habían estado dando vueltas en mi cabeza. Mi pasión es ilustrar y estaba comparándome con otras personas a quienes admiro. Esta práctica me estaba generando una ansiedad tan debilitante que se hacía permanente. Sin embargo, decidí detenerme y observar las hojas de los árboles, porque en ellas encontré la representación perfecta de la unidad que somos; esto me dio tranquilidad y disolvió mi necesidad de compararme con los demás.
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