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Violencia de género

Violencia de género: cómo reconocerla y ofrecer apoyo

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Aunque ha ganado visibilidad, la violencia de género sigue siendo un grave problema que afecta a millones de mujeres y niñas en el mundo. En Colombia, las cifras son alarmantes. De la mano de dos psicólogas, abordamos cómo identificar las señales y ser red de apoyo para romper este ciclo.

Aunque ha ganado visibilidad, la violencia de género sigue siendo un problema que afecta a millones de mujeres y niñas en el mundo. Las cifras en Colombia son alarmantes y alcanzan la cifra más alta en siete años: entre enero y septiembre de 2024 se registraron 671 feminicidios, más que los días del año, y según el Instituto Nacional de Salud, hasta junio se reportaron 66.621 casos de violencia de género, de los cuales el 75,6 % involucraron a mujeres como víctimas, el 24,4 % en hombres, y el 12,3 % en menores de 0 a 4 años. Estos datos reflejan una realidad donde vidas se pierden, familias se fracturan y los derechos humanos son vulnerados.

¿Qué es la violencia de género?

En conversación con Isabel Cristina Sánchez, psicóloga en intervención psicosocial, especialista en violencia de género en las relaciones de pareja, y Carolina Jaimes, psicóloga clínica adscrita a Colsanitas, la violencia de género abarca cualquier acción que vulnera los derechos humanos de una persona, generando daño físico, sexual, psicológico o verbal basado en su orientación sexual, identidad de género, sexo o género. Este tipo de violencia se presenta como una forma de control y dominación ejercida por alguien que ocupa una posición de poder sobre otra persona, y establece relaciones desiguales que perpetúan el abuso y la discriminación hacia mujeres, niñas y niños, comunidad LGBTIQ+ y hombres. 

Las causas de este tipo de violencia son múltiples y pueden abordarse desde diversos factores. Uno de ellos radica en las creencias asociadas a la imposición social de roles de género, como señala Isabel Sánchez: “Se piensa, por ejemplo, que los hombres deben ser los proveedores económicos y las mujeres, las cuidadoras”. Asimismo, persiste la idea de que conductas como los celos o la posesión son muestra de amor, lo que lleva a muchas personas a normalizar estos comportamientos dentro de sus relaciones.

Otro factor relevante puede ser la crianza que reciben tanto la víctima como el agresor. En muchos casos, la violencia se naturaliza, ya sea al ejercerla o al aceptarla, como parte de patrones aprendidos durante la infancia. Estas actitudes, sin embargo, no se limitan a las relaciones de pareja, sino que pueden manifestarse en contextos de ámbito social, educativo, familiar o laboral.

Las dinámicas detrás de la violencia de género

“Las relaciones violentas se sostienen por la intermitencia de refuerzos recibidos”, explica la psicóloga Jaimes. Esto ocurre cuando una persona es maltratada en algunas ocasiones, pero también elogiada o tratada con amabilidad en otras. Estos ciclos generan confusión y dudas en la víctima y dificultan su capacidad para decidir cómo actuar frente a su agresor. Además, la indefensión aprendida, un estado psicológico que surge tras soportar repetidos abusos físicos o emocionales, refuerza esta dinámica. En estos casos, la víctima pierde la motivación para intentar cambiar su situación o defenderse, pues cree que cualquier esfuerzo será inútil. 

En nuestra sociedad, ciertas actitudes y comportamientos violentos se han normalizado desde un entorno de tolerancia que perpetúa el abuso y dificulta su identificación. Frases como “Eso le pasa por vestirse así”, “Se lo buscó” o “Algo habrá hecho para que eso le pasara” no solo culpan a la víctima de lo sucedido, sino que invisibilizan el daño. A esto se suman prácticas disfrazadas de cuidado, como el control financiero o la manipulación emocional, que refuerzan las desigualdades de poder. 

Las víctimas de violencia de género suelen experimentar consecuencias como depresión, ansiedad y aislamiento social, lo que dificulta que busquen ayuda y agrava su sensación de impotencia. Puede conducirles a comportamientos autodestructivos, como el consumo de sustancias nocivas e, incluso, la contemplación del suicidio. En el caso de los hombres, el maltrato es menos visible y sigue la idea de que no tienen un espacio para compartir su experiencia o buscar apoyo. Por su parte, la comunidad LGBTIQ+ enfrenta discriminación sistemática, que fomenta sentimientos de vergüenza y autoinculpación, alimentados por prejuicios sociales.

Reconocer las señales: los tipos de violencia

Para identificar y abordar la violencia de género desde el entorno cotidiano, es crucial reconocer las formas en que se manifiesta. Junto con la psicóloga Jaimes, recopilamos algunas de las situaciones y expresiones cotidianas que delimitan los distintos tipos de violencia de género y ayudan a reconocer conductas nocivas, tanto si se experimentan como si se presencian.

  • Violencia psicológica y emocional. Este tipo de violencia atraviesa todas las formas de abuso, pues a través de la invalidación, el control y la manipulación causa daños profundos en la autoestima, el bienestar emocional y la salud mental de las víctimas. Se manifiesta a través de invalidaciones, control y manipulación. Frases como “No haces nada bien, siempre tienes que arruinarlo todo", "No entiendo por qué te sientes así, lo haces para llamar la atención", “Fue culpa de ella”, “¿Quién sabe cómo lo consiguió?” son algunos ejemplos. En casos más graves, incluye amenazas veladas o explícitas para ejercer control.
  • Violencia verbal. Consiste en insultos, gritos, amenazas, comentarios denigrantes y prácticas como la ley de hielo (ignorar deliberadamente a una persona). Es una forma común de maltrato presente entre padres e hijos, compañeros de colegio y parejas. En este tipo de violencia se incluyen bromas ofensivas,  se discrimina a alguien por ser quien es, se humilla y se ridiculiza a la víctima. En ocasiones, la violencia verbal escala a violencia física.
  • Violencia vicaria. Se refiere al daño emocional a la víctima a través de terceros, generalmente hijos, para ejercer control o manipulación.  Amenazas como "Si no haces lo que te digo, no volverás a ver a tus hijos", “¿Quieres saber qué haré con ellos si sigues con esta actitud?" ilustran esta práctica. Afecta el bienestar emocional de las y los niños y el vínculo con el progenitor agredido, causa traumas emocionales para ambas personas y el aislamiento social a causa del miedo.
  • Violencia financiera. Implica el control total o parcial de los recursos económicos de la víctima, lo que genera dependencia y limita su autonomía para salir de la relación abusiva.
  • Violencia laboral. Este tipo de acoso se ejerce contra una persona en función de su sexo o identidad de género. Minimiza las capacidades, quebranta el derecho a una remuneración igual por el mismo trabajo y utiliza responsabilidades personales como pretexto para arrebatarle oportunidades a la víctima: "Preferimos a alguien sin hijos para el puesto", “¿Segura quieres liderar? Es muy exigente para una mujer”.
  • Violencia física. En una relación violenta, las agresiones físicas suelen intensificarse con el tiempo, hasta llegar incluso a herir de muerte a la víctima. Por eso es sumamente importante reaccionar a tiempo. Los empujones, pellizcos, arañazos, los golpes en “broma” o  lanzar y golpear objetos en presencia de la víctima, pueden evolucionar a golpes más graves. Estas acciones son frecuentemente justificadas por el agresor, quien culpa a la víctima y enmascara su comportamiento como preocupación o amor.
  • Violencia sexual. Incluye cualquier acto que obliga, presiona o fuerza a tener relaciones sexuales sin consentimiento o si la víctima accede a la relación sexual por miedo o manipulación causada por parte del agresor. También abarca la difusión de contenido íntimo por medios digitales, la sextorsión y otras formas de chantaje para no difundir información personal.

¿Cómo ser una red de apoyo?

Para apoyar a una persona que enfrenta violencia de género, es necesario actuar desde la empatía y el respeto. Evite juzgar, minimizar o cuestionar las decisiones de la víctima. Escuche activamente, valide sus emociones y, si es posible, acompáñela en el proceso de buscar ayuda profesional. Pregúntele qué necesita y vaya al ritmo que esa persona quiera, no la presione y no la abandone. 

“En muchos casos, la red de apoyo también puede actuar de manera violenta sin darse cuenta”, señala Jaimes. “Si una víctima de violencia te comparte su problema y sufrimiento, no respondas con comentarios como, no sea boba y déjelo, no la insultes ni maltrates porque hace que la víctima se aísle aún más y no comparta su sufrimiento”, añade.

La psicóloga Sánchez, por su lado, recomienda “empaparse sobre los derechos humanos: todo lo que tiene que ver sobre temas de género, sobre los recursos disponibles y las distintas opciones que hay para el tratamiento, líneas de atención y protección de las víctimas”, pues romper el ciclo de la violencia es responsabilidad de todos, desde el apoyo y la solidaridad.

¿Soy agresor o víctima?

Analice sus relaciones personales (puede ser de pareja, familiar, académica, laboral o de cualquier ámbito). Pregúntese si en su relación hay igualdad de oportunidades, si la toma de decisiones es transversal y si las dos partes tienen voz y voto, y actúan pensando en el bienestar del otro y de sí mismos. 

Si, en cambio, siente miedo al hablar con esa persona, no puede expresarse como quiere, ha cambiado aspectos de su vida por influencia de esta relación (su forma de vestir, no visitar ciertos lugares, no hablar con su círculo cercano) teme por su salud y ya ha experimentado rasgos de violencia, considere buscar ayuda profesional. Recuerde: el amor no debe causar ningún tipo de dolor.

Líneas de atención:

Si usted o alguien que conoce enfrenta situaciones de violencia de género, puede buscar ayuda en líneas de atención que le pueden brindar orientación, apoyo emocional y acompañamiento en el proceso.

Líneas nacionales: 123 (Emergencias), 155 (Orientación a mujeres).
Bogotá - Línea Púrpura: 018000112137 | WhatsApp: 3007551846
Cali - Línea 106: brinda apoyo psicológico y orientación sobre violencia intrafamiliar y de género.
Medellín - Línea 123 Mujer Antioquia: orientación integral para casos de violencia basada en género.