De la mano del Fondo de Energías No Convencionales y Gestión Eficiente de la Energía (Fenoge), del Ministerio de Minas y Energía, repasamos algunos de los puntos más importantes sobre el panorama de la energía solar en el país.
Según un informe de gestión del Ministerio de Minas y Energía, en mayo de 2022 Colombia contaba con alrededor de 20 parques solares y unos 3.000 proyectos solares fotovoltaicos de pequeña escala, capaces de abastecer el consumo de energía de aproximadamente 650.000 familias. Un año después, para marzo de 2023, el número de parques o granjas solares aumentó a 38, distribuidos entre el centro y el norte del territorio nacional. Algunos de estos, como el de La Loma Solar en el departamento del Cesar, cuenta con 400.000 paneles distribuidos en 437 hectáreas.
No obstante estos números considerables, Hugo Arias, asesor técnico del Fondo de Energías No Convencionales y Gestión Eficiente de la Energía, Fenoge, señala que la energía solar representa apenas el 2 % de la matriz energética del país. Esto demuestra, por un lado, que Colombia sigue dependiendo de fuentes de energía convencionales y, por el otro, que la oportunidad de crecimiento en las fuentes no convencionales renovables es enorme. En el caso de la energía solar se proyecta que ese crecimiento alcance el 32 % para el 2032, según la Unidad de Planeación Minero Energética.
¿Qué representa la energía solar para el país?
Después de años de crisis climática, las temperaturas y los patrones climáticos de la Tierra han variado drásticamente provocando, entre otras cosas, periodos de sequía o de lluvia más intensos, que afectan con diferente fuerza y frecuencia las distintas regiones del planeta. Dado que se trata de un problema que tiene su origen en el uso de fuentes de energía convencionales no renovables, como el gas o el petróleo, desde hace algunos años ha tomado mayor relevancia el uso de alternativas que disminuyan el impacto que causan al planeta. La energía solar es el mejor ejemplo.
Es posible extraer energía del sol a través de la radiación electromagnética que llega de él en forma de luz, calor y rayos ultravioleta. De esta manera, lo que conocemos como energía solar es el sol convertido en una fuente capaz de producir distintos tipos de energía eléctrica según el método de “recolección” y procesamiento que se utilice.
1. La energía solar térmica aprovecha el calor del sol al convertir la radiación solar en energía térmica capaz de calentar fluidos útiles para la producción de energía eléctrica o para el consumo humano directo, por ejemplo, cuando este fluido es el agua de la ducha. De este tipo de energía son las famosas centrales termoeléctricas, que aprovechan el vapor del fluido caliente para mover una turbina productora de electricidad. En este caso se emplean paneles para captar la radiación solar.
2. La energía solar fotovoltaica también se vale de la radiación solar para producir electricidad de manera directa mediante el uso de paneles fotovoltaicos capaces de generar la transformación de manera autónoma, es decir, sin la necesidad del líquido y el vapor. Estos paneles están compuestos por celdas solares que a su vez tienen células solares cuya función es capturar los fotones de la luz y convertirlos en corriente. Tal vez este es el tipo de energía solar más conocido, pues es el que distintas instituciones, empresas y hogares han comenzado a emplear para satisfacer su consumo.
3. La energía solar pasiva aprovecha la luz y el calor directo del sol sin transformarlo, es decir, sin valerse de paneles y otros dispositivos eléctricos que produzcan la corriente. Se trata, entonces, del uso del sol para iluminar y calentar las edificaciones valiéndose de su arquitectura por medio de la disposición de los muros y las ventanas.
La ubicación de Colombia respecto a la zona ecuatorial garantiza que el promedio de radiación solar del país esté por encima de la media del planeta, pues el promedio diario a nivel nacional es de aproximadamente 4,5 kilovatios por hora (kWH)/m2, mientras que el promedio mundial está en 3,9 kWH/m2. Esta ventaja le brinda al país una oportunidad particular de crecimiento en la implementación de la energía solar, ofreciendo mejoras en la calidad del servicio eléctrico en zonas aquejadas por su deficiencia y garantías para una transición segura en concordancia con el impulso global hacia las energías limpias.
¿Por qué vale la pena darle una oportunidad?
Según Hugo Arias, de Fenoge, una de las principales ventajas de la energía solar es que es ubicua, es decir, “puede ser aprovechada en cualquier lugar que tenga acceso a la radiación solar, por lo cual es la fuente de generación de energía limpia con mayor despliegue en todo el mundo”. De acuerdo con el reporte Renewable Energy Market Update de la Agencia Internacional de Energía, se estima que durante 2023 se generarán en el mundo hasta 200 gigavatios (GW) adicionales a los 1.185 reportados en 2022, lo que significa un aumento de la cobertura de 40.000.000 de usuarios aproximadamente.
Este incremento a su vez llevaría a una reducción de las emisiones de CO2 en todo el mundo. Al mirarlo en términos locales, los proyectos solares instalados actualmente en Colombia representan una reducción de hasta un millón de toneladas de CO2, lo que equivale a plantar más de 15 millones de árboles. Si en este momento la energía solar representa apenas el 2 % de la matriz energética nacional, es decir, 300 de 18.850 megavatios (MW), es posible dimensionar los enormes beneficios ambientales que representaría para el planeta si se alcanzara la meta del 39 % en el 2032, con la instalación de unos 16.626 MW a lo largo del territorio.
Tal meta podría alcanzarse si tenemos en cuenta que la regulación vigente, encabezada por las leyes 1715 de 2014 y 2099 de 2021, promueve estímulos para el desarrollo de las fuentes no convencionales de energía, por ejemplo, “otorgando exclusión del IVA, deducción de renta, exención arancelaria y depreciación acelerada para inversiones de este tipo de proyectos”, según explica el especialista de Fenoge.
Así mismo, señala que en este momento una barrera para alcanzar tal meta es el cumplimiento de los tiempos de aprobación y su consecuente entrada en operación debido a los retrasos en los trámites de licenciamientos ambientales. De tal manera que para llegar a ella haría falta mayor agilidad en la respuesta o resolución de las solicitudes.
¿Cada hogar podrá generar la energía que consume?
Los beneficios que otorga la regulación vigente aplican tanto para proyectos a gran escala como a proyectos de autogeneración a mediana y pequeña escala. Esto ha provocado el crecimiento de un mercado compuesto por alrededor de 90 empresas prestadoras del servicio de instalación de los sistemas de energía solar fotovoltaica para comunidades, instituciones e individuos en todo el país. Es así que cada vez son más las noticias que circulan de comunidades solares (como la del barrio El Salvador de Medellín), instituciones gubernamentales (como la Presidencia de la República) e instituciones educativas (universidades y colegios) que implementan paneles solares fotovoltaicos para el autoabastecimiento y la venta del excedente a la red pública de la ciudad.
Hugo Arias afirma que “la energía solar fotovoltaica como alternativa para usuarios individuales interconectados a la red eléctrica se presenta como una inversión rentable para reducir el costo de la facturación de electricidad, pues incluso se permite la venta de excedentes de energía”. Esto quiere decir que la electricidad que un particular produce y no utiliza en el abastecimiento de su casa puede ser vendida a la red pública. De esta forma, los proyectos a pequeña escala contribuyen a la renovación de la matriz energética nacional.
Vale aclarar que a pesar de que cualquier individuo puede instalar un sistema de energía solar fotovoltaica, es necesario que la instalación la realice alguna compañía especializada en el tema, para que tramite los permisos y garantice una correcta instalación del sistema dentro de la red pública. Un particular no puede llevar el proceso de manera autónoma. Esto implica que por ahora el proceso sea algo largo y relativamente costoso.
Por ejemplo, la instalación de un sistema familiar con cuatro paneles capaces de generar 2 kW puede tomar alrededor de seis meses, desde la primera visita para determinar las condiciones de instalación hasta la legalización y puesta en marcha del sistema. Y su costo podría rondar entre 15 y 20 millones de pesos. De ahí que por ahora esta sea una alternativa viable para algunos conjuntos o edificios residenciales y no tanto para casas individuales.
Se espera que con el paso del tiempo estos costos bajen en todo el mundo, en tanto la energía solar termina de plantarse de cara al futuro como una de las fuentes no convencionales de energía más rentables y sostenibles para el planeta. La realidad es que ya es un mecanismo económico de producir energía eléctrica a la par que posibilita la disminución de la emisión de Gases de Efecto Invernadero.
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