En el centro oriente de Medellín, 24 familias de la cuadra La Estrecha conforman la primera comunidad energética de Colombia, que además le venderá energía solar al país.
En el barrio El Salvador de Medellín, un grupo de vecinos liderado por Rodrigo García Giraldo conformó la primera comunidad solar interconectada del país, gracias a un proyecto de Juan Manuel España, director de Transactive Energy Colombia Initiative que cuenta con el apoyo de la Universidad EIA, EPM, ERCO Energía, NEU y University College of London.
“Si pudiera instalar un panel solar en el techo de su casa para que generara toda la energía que necesita en su hogar, ¿lo haría?”. Esta fue la propuesta que hace ya casi cuatro años le hizo Juan Manuel España a Rodrigo García, para hacer parte de un experimento que sólo estaría en su casa.
En principio era necesario saber si se podían instalar los paneles en viviendas de un barrio que estuviera alejado, hacia las laderas. “La idea es que si una casa genera energía solar y le sobra se pueda llevar esa energía a otra casa (en otro barrio) que no tenga paneles, por medio de un único intermediario: la plataforma digital NEU Energy”, explica Simón García Orrego, asesor de la Agencia Nacional de Hidrocarburos y el Ministerio de Minas y Energía para temas de transición energética.
Los paneles en la casa de Rodrigo se instalaron exitosamente y desde ahí no han tenido ningún problema energético ni daños en sus electrodomésticos. “Hemos visto una disminución en el costo de la energía desde un 30 % y también hemos tenido meses en los que no hemos pagado nada. No hemos tenido apagones, ni siquiera cuando estamos seis personas en la misma casa”, comenta Rodrigo.
Este experimento fue un modelo inicial, pues hacía parte de un proyecto más grande de energía transactiva, para Colombia, en el que las comunidades pudieran abastecerse y proveer energía a otras. Juan Manuel España, director del modelo, explica que el propósito era hacer una transición hacia las energías renovables, en la cual los usuarios tuvieran un papel activo y pudieran crear comunidades energéticas. El barrio El Salvador era un lugar indicado para empezar con este proyecto pues tiene una historia de cohesión comunitaria en torno a actividades colectivas como instalación de sistemas de seguridad, celebración de fechas especiales y muchas otras actividades.
Para poder implementar el proyecto debían convencer a la mayor cantidad de personas del barrio. En realidad hubo una buena aceptación del proyecto. Las personas que no hicieron parte del proyecto, por temor a posibles daños en sus casas, con el tiempo se sumaron.
No es necesario que en cada casa haya un panel solar, sino que con un conjunto de paneles se pueda surtir a toda una zona. En este momento hay 43 paneles, en tres techos, que abastecen a las 24 casas que quedaron en el proyecto. “Todos recibimos energía y un recibo en el que nos explican nuestro consumo, lo que nos ha hecho más conscientes del uso. Fue fundamental unirnos, pues somos una comunidad sólida dispuesta a liderar y afrontar en conjunto los problemas mediante un diálogo constante. Va más allá de vender energía”, comenta Rodrigo.
¿Qué es una comunidad energética?
De acuerdo con EPM, Empresas Públicas de Medellín, una comunidad energética es un colectivo que produce energía a partir de la luz solar por medio de una conexión a la red de distribución y de un modelo de gobernanza (o de ejecución) basado en mecanismos participativos. Allí los miembros de la comunidad son beneficiarios directos de la solución de energía renovable.
Estos proyectos se han desarrollado con éxito en países como Alemania, Dinamarca, Brasil y España, donde se han reconocido estatalmente por medio de sus legislaciones.
¿Cómo se venderá la energía?
Como los panales acumulan energía, la comunidad vende esa energía a NEU, que es el mismo proveedor de ellos. El remanente que no se utiliza en los hogares sirve para que la empresa retribuya al mismo hogar o los pase a otro usuario. Sin embargo, hasta hace dos semanas empezó esta parte del proyecto, pues fue el momento en el se reguló este servicio por medio de la Comisión de Regulación de Energía, Gas y Combustibles (CREG).
Los resultados más latentes se verán a finales del mes de abril porque gracias a la legalización, EPM, que es el operador, aprobará la venta de energía. “Como los periodos de facturación son mensuales, hay que esperar un mes para verlos concretamente, porque este tipo de proyectos tienen como desventaja que son generadores distribuidos y por lo tanto venden primero toda la energía que producen y luego se determina la cantidad utilizada” explica Simón García.
Aunque el proyecto finalizó por parte de Transactive energy y la Universidad EIA y está en su fase de divulgación, los vecinos esperan sostener la comunidad energética y la venta de energía sobrante, pero también desarrollar otros proyectos sostenibles como puntos de acopio de basuras y reciclaje y alternativas de compostaje, para que puedan seguir aprovechando y reutilizando los recursos naturales.
¿Se pueden hacer este tipo de proyectos en otras zonas del país?
Sí, afortunadamente en Colombia hay muy buena radiación solar. De acuerdo con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, por su posición geográfica, el país tiene una gran disponibilidad del recurso solar, pues casi todos los departamentos reciben una intensidad de radiación solar global superior a 4,5 kWh/m2 por día. Los valores más altos (superiores a los 5,5 kWh/m2 por día) se presentan en el centro y norte de La Guajira.
De hecho, el país está por encima del promedio mundial, con una radiación solar uniforme a lo largo del año. De acuerdo con Simón García las zonas que pueden presentar menor radiación solar son aquellas en donde llueve mucho, porque la nubosidad bloquea el sol, pero en estos casos el sol igual se refleja en las nubes y en las paredes de las casas.
Las zonas más favorables son aquellas en las que hay menos nubes. “Usualmente uno asocia eso con tierra caliente y aunque hay cierta correlación, no siempre es así. Por ejemplo Río Negro, en comparación a Medellín, tiene mejor radiación, pues aunque es más frío, tiene una mayor elevación, entonces hay menos atmósfera para atravesar y el rayo de sol llega con más energía”, añade Simón García.
Lo que se debe saber para este tipo de proyectos es que la energía solar tiene dos opciones de instalación, en primer lugar, conectar la red como el piloto de la casa de Rodrigo o la comunidad energética, en donde se necesita que ya exista un servicio a través de la red eléctrica, o también, “cubrir el costo de conexión al sistema o conectar por medio de baterías, para zonas de difícil acceso a la red eléctrica” explica Simón. El problema de estas baterías es que generan mayores costos en los proyectos, por lo cual se necesitan mejores métodos de inversión y libranza para el sector.
*Practicante de Bienestar Colsanitas.
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