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El maravilloso propóleo

No se trata de un elemento de origen animal, sino vegetal, colectado por las abejas para proteger sus colmenas. Pero el ser humano también puede sacarle provecho. Descubra cómo.

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El propóleo es uno de los productos de la colmena que resulta de un proceso denominado exudación, en el que se combinan los bálsamos y resinas del polen con sustancias liberadas por los poros enfermos o dañados de las plantas, de las hojas verdes o de la corteza de los árboles. El resultado es un elemento pegajoso utilizado por las abejas como material de sellado y al que se le atribuyen, también, importantes beneficios para el cuerpo humano. 

El término propóleo proviene del griego pro “para o en defensa de” y polis “ciudad”, refiriéndose a la función que cumple esta resina en la protección de la colmena, al fungir como agente microbicida y desinfectante indispensable para garantizar la asepsia del hábitat de las abejas. Y, precisamente, son estas propiedades las que han llamado la atención de la ciencia, en el sentido de demostrar que el propóleo también puede tener efectos positivos en la salud humana. 

Las características del propóleo varían de acuerdo con la disponibilidad de variedad vegetal y condiciones ambientales del lugar donde esté la colmena. Por eso el color puede ser pardo rojizo, amarillo verdoso o puede oscurecerse tanto que llegue a ser casi negro. También depende del origen y la edad de la colmena. 

La literatura especializada indica que se trata de una sustancia constituida en un 50 % por flavonoides, un grupo diverso de fitonutrientes que se encuentran en muchas frutas y verduras, y el otro 50 % está compuesto por cera de abejas, aceites esenciales de carácter vegetal, polen y otros materiales orgánicos. Pero vale la pena aclarar que no es un producto transformado por las abejas, sino colectado directamente de la vegetación presente en los alrededores de la colmena. Se le reconoce como un potente fungicida, bactericida y antioxidante que puede consumirse en su estado natural, o en las diversas presentaciones desarrolladas por la industria farmacéutica o alimenticia. 

¿Cómo se produce?

En ingeniero industrial y zootecnista Rodrigo Vásquez Romero, en su libro Extracción, beneficio y calidad de los productos apícolas, explica que el proceso empieza cuando las abejas recolectoras desprenden el propóleo del brote del árbol, valiéndose de sus mandíbulas y ayudándose de su primer par de patas. Lo ablandan con una secreción de sus glándulas salivales y forman pequeñas pelotas que depositan en la cesta de las patas posteriores. Una vez finalizado el proceso, las recolectoras pasan su carga a las abejas receptoras, que son las encargadas de aplicarlo en el lugar donde la colmena lo necesite. 

“Una colmena puede producir entre 150 y 300 gramos por año, pero eso varía de acuerdo con el clima y la cantidad de abejas que haya en la colmena”, precisa el experto.  

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¿Para qué lo usan las abejas?

Rodrigo Vásquez apunta en su libro que las abejas usan el propóleo para el sellado hermético de la colonia, para minimizar la entrada de insectos a su hábitat y momificar los organismos vivos que entran a la colmena y que, debido a su tamaño, no pueden ser expulsados, como el gusano de cera, los pequeños roedores o las mariposas. “Como el propóleo es bactericida, al embalsamar con propóleo se evita que los cadáveres se descompongan y generen enfermedades”, confirma el experto.

Dentro de la colmena el propóleo también consolida la estructura interna, aumenta su resistencia, crea un ambiente aséptico en la puerta de las piqueras y evita la presencia de moho y bacterias. 

Es importante recolectarlo con técnicas adecuadas para no alterar su calidad. Y almacenarlo en recipientes de vidrio o en papel de aluminio protegido de la luz y el aire. No se debe guardar en bolsas plásticas.

¿Cómo beneficia al ser humano?

Diversos estudios científicos han demostrado la efectividad del propóleo cuando se usa como coadyuvante en la prevención y cura de enfermedades. Aquí una lista de sus propiedades: 

Antioxidante: los flavonoides que lo componen son capaces de eliminar los radicales libres y proteger la membrana celular contra procesos de oxidación, lo cual redunda en la disminución de riesgos en la actividad cardiovascular y en los procesos de envejecimiento. 

Antibacterial: la acción bactericida y antimicrobiana que cumple el propóleo en la colmena también funciona en el cuerpo humano cuando se le ingiere o se le usa en aplicación tópica. Se ha comprobado, de hecho, que mejora trastornos digestivos relacionados con la bacteria Helicobacter pylori.

Antiviral: contribuye en la erradicación de virus de distintos tipos, como el Herpes tipo I y II.

Fungicida: es el producto de las abejas con la mayor actividad antifúngica y es un efecto que está asociado, también, con la presencia de los flavonoides. 

Antiinflamatorio y cicatrizante: al ingerirlo o aplicarlo de forma tópica, calma el dolor al ejercer una acción aceleradora positivamente de la división celular. Así, estimula la función regeneradora de la piel en heridas y quemaduras. 

Broncodilatador: su efecto antiviral y antibacteriano favorece la recuperación de las vías respiratorias ante procesos infecciosos o inflamatorios. 

Inmunomodulador: varios trabajos demuestran que incide positivamente en la inmunidad del organismo para hacer frente a agentes patógenos que causan enfermedades.  

Bioconservante: las propiedades antimicrobianas y antioxidantes del propóleo son útiles en el campo de la industria alimentaria, en sustitución de aditivos sintéticos. Está demostrada su efectividad en la conservación de productos cárnicos. 

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Otras bondades del propóleo

“El hombre también se aprovecha de las múltiples bondades de los compuestos del propóleo para emplearlos en distintos productos medicinales, especialmente para las afecciones bronquiales, problemas gástricos y enfermedades de la piel como la psoriasis, eczemas y como coadyuvante en la cicatrización de heridas”, apunta el zootecnista colombiano Gustavo Patiño, en el artículo “Diversificación de productos de la colmena”.

“El propóleo, sustancia con la que las abejas protegen de enfermedades sus colmenas, es una excelente opción para preservar los alimentos y, de hecho, en el mundo existen diversas marcas registradas con este producto”, refiere el doctor Héctor Suárez Mahecha, del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos (ICTA) de la Universidad Nacional de Colombia.

“Algo de cierto hay en los rumores centenarios sobre los beneficios del propóleo, concretamente en lo que respecta a nuestros microbiomas, un tipo de bacterias que estimulan el metabolismo y refuerzan el sistema inmunitario”, dice la dermatóloga estadounidense Whitney Bowes, citada por la revista Vogue.

El propóleo es, pues, otro regalo de las abejas a los seres humanos.

   

 - Este artículo hace parte de la edición 187 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.

 

*Periodista y profesora universitaria. Agradecimiento a la Biblioteca Agropecuaria de Colombia, dependencia de Agrosavia, por el material documental facilitado para esta nota.

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Karem Racines Arévalo

Es una periodista colombo-venezolana egresada de la Universidad Central de Venezuela. Llegó a Bogotá en 2011 para escapar de la confrontación política de su país. Después de vivir en la capital colombiana cinco años, decidió mudarse cerca del mar, que tanta falta le hacía, y desde hace dos años vive en Santa Marta. Es docente de periodismo en la Universidad del Magdalena y en la Sergio Arboleda. Es colaboradora frecuente de la revista Bienestar.