A través del lenguaje una sociedad se comunica, pero también se refleja. Y con las palabras que utilizamos muchas veces reforzamos estereotipos de género.
Comunicarse en lenguaje no sexista es mucho más que usar la “e”, la “x” o el “@”. Consiste en cuestionar la forma en la que hablamos y nos referimos a otras personas, además de preguntarnos qué tan dispuestos estamos a reconocer y actuar frente a las desigualdades de género.
Esto cobra relevancia si se tiene en cuenta que muchas de las expresiones sexistas (que ponen a los hombre y lo masculino por encima de las mujeres y lo femenino) están intrínsecamente naturalizadas en nuestro vocabulario.
Con algo de conciencia y estas herramientas que compartimos, será más fácil hacernos partícipes de una comunicación sin discriminación de género.
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