El avistamiento de aves urbanas es un privilegio que más caleños y visitantes deberían aprovechar. Recorrimos tres kilómetros en el oeste de Cali y logramos observar 20 especies de aves. Descubra por qué el Valle del Cauca es un refugio de biodiversidad.
La Sayornis nigricans o atrapamoscas guardapuentes (nombre común) es un ave que hace su nido en barrancas o paredes próximas a una fuente de agua. En este caso, en un puente de concreto en la mitad de la Avenida Cuarta oeste, en Cali. La atrapamoscas logra juntar barro y fibras vegetales para construir su nido en forma de copa y sostenerlo a ese pedazo de cemento, como un acto de magia. Y cuando ha terminado asoma su cabeza por el pequeño agujero que dejó en esta obra maestra. Una escena que no puedo sacar de mi cabeza porque me llenó de preguntas: ¿Cómo pega la primera pieza del nido a un pedazo de cemento seco? ¿Y si llueve mientras está en ese proceso? ¿Por qué escoge esa esquina de un puente y no el árbol frondoso que está justo al lado?
Pajarear es conocer e indagar sobre el detalle de un mundo que ha estado siempre cantando junto a nosotros. Es abrir una puerta que revela la vida animal que convive a diario con los humanos, y no puedo afirmar que sea una experiencia trascendental para todos los que logren ver aves a través de unos binoculares, pero es, definitivamente, un antes y un después para aquellas personas que reconocen la naturaleza como la base de nuestro equilibrio. Y es también una forma de ubicarse en el presente. En palabras de Carlos Mario Wagner, director y fundador de Colombia Bird Fair: “Pajarear es una de las mejores formas de meditar, es la actividad que me permite centrarme en el presente. Es una oportunidad para tener todos mis sentidos en estado de alerta”.
Mi primera vez pajareando comenzó muy temprano, a las 5:30 de la mañana en el monumento al gato, de Tejada, al oeste de Cali. Allí me recibió Andrés Navia, el guía de Ensifera Nature que me acompañaría hasta las 10 de la mañana, hora en que terminamos el recorrido por la ribera del río Cali. Andrés hace parte de la Asociación Río Cali, y es un conocedor de las aves y también un pedagogo. Además de liderar avistamientos de aves, trabaja educando a niños y niñas de las zonas rurales del Valle para erradicar, paulatinamente, una práctica tradicional muy presente aún en muchas familias: tener aves como mascotas, encerradas en jaulas.
Nuestro recorrido dura tres horas. Vamos caminando en medio del sonido estridente de los carros mientras observamos, en primer plano, cómo se alza la vida de algunas de las 562 especies que hay en Cali. El plan comienza con un breve curso sobre cómo usar binoculares. Lo más importante para lograr ver con detalle cualquier ave es ubicarla con la mirada y sin quitar los ojos de ella llevar los binoculares sobre nuestro campo de visión.
Después de la breve clase empezamos a caminar. Despacio. El canto de los pájaros es la primera señal que debemos atender. Lanzo la mirada hacia la copa de los árboles y ahí está. El primer pájaro que voy a ver de cerca, libre: un carpintero, el Melanerpes rubricapillus, un ave de 17 cm. Sus patas le ayudan a sostenerse verticalmente del tronco del árbol para poder picotear. Puedo observarlo unos minutos, puedo verlo en su actividad de la mañana. Puedo detenerme a espiarlo sin invadirlo porque estoy a una distancia prudente del ave. No quiero dejar de ver lo que hace, es nuevo para mí. Y seguimos. Decido que, en lo posible, voy a tratar de sentarme para apoyar los codos y sostener los binoculares con más firmeza. Aparecen entonces en el camino las 22 especies que logramos ver durante todo el recorrido.
La mayor actividad de las aves se da en horas de la mañana porque es el momento en el que van a buscar comida, marcar territorio o llevar alimento a sus crías, por eso los pajareros son personas muy madrugadoras. También son personas que aportan a enriquecer los registros de aves con nueva información al alcance de todos los ciudadanos. Cada ave que vamos encontrando la vamos registrando en una plataforma llamada eBird, que recopila en una gran base de datos la información que registran los pajareros de todo el mundo. Es información que sirve para quienes realizan estudios científicos, para hacer análisis globales, regionales y puntuales frente a las poblaciones. “Estos estudios permiten establecer cómo está la biodiversidad de un sitio y la salud de un ecosistema, porque las aves son excelentes bioindicadores de la salud de un ecosistema. Esos datos, además, sirven para hacer predicciones sobre los riesgos de extinción de muchas especies”, confirma Carlos Mario Wagner.
“Los pajareros son personas que aportan a enriquecer los registros de aves con nueva información al alcance de todos los ciudadanos”.
Carlos Mario dirige la feria de aves más importante de Colombia, que se realiza cada año en el mes de febrero en Cali. Desde el 2015, junto a la Asociación Río Cali, promueve el interés de la sociedad civil por la observación y la conservación. “Creemos que si hay cada vez más personas pajareando, habrá más conciencia crítica sobre los retos ambientales, y esto puede llevar a una mayor presión de la sociedad civil para exigirles a los gobernantes acciones reales y concretas para la conservación de la biodiversidad, que implica la conservación de todos los que habitamos esta tierra”, afirma. La feria ha contado con expertos como la ornitóloga Jennifer Ackerman (Estados Unidos), una de las mayores divulgadoras científicas en temas de aves, y Steve Sánchez (Perú), uno de los mejores guías y fotógrafos de aves del mundo.
Los fotógrafos de naturaleza son grandes pajareros. Muchos de los lugares que ofrecen avistamiento de aves en Colombia han sido adecuados según las necesidades de este grupo. Y aunque las fotografías son primordiales en el ejercicio de la conservación ambiental, las dinámicas empleadas en la fotografía de naturaleza deben ser respetuosas con los protagonistas de estas imágenes. Es decir, en primer lugar, “para tomar una foto de un pájaro lo principal es mantener una distancia considerable para que el ave no se sienta perturbada y no cambie su patrón de comportamiento”, explica Andrés Navia. Acercarse demasiado puede causar alteraciones en la vida de los polluelos, por ejemplo, pues algunos padres pueden sentirse amenazados y abandonarlos. Otro consejo respetuoso: evitar el uso de apuntador láser (que se emplea cuando una persona no puede divisar el ave que otros están viendo). Si en un caso extremo se requiere el láser, entonces debe apuntarse hacia una zona donde no esté exactamente el ave. Y, por último, no recurrir al playback, es decir, la reproducción de sonidos de aves para atraerlas. Esto puede alterar la cotidianidad de las aves. Si se usa este recurso debe hacerlo una persona profesional que lo necesite por motivos científicos o de conservación.
La mejor compañía a la hora de involucrarse por primera vez con la observación de aves es la de un guía experto y apasionado. No solo son primordiales para ubicar las aves que cantan, sino para entender las razones del comportamiento de estos animales. Mi experiencia terminó hacia las diez de la mañana, pero empezó una nueva fijación. La vida de los pájaros es ahora un micromundo que no me quiero perder porque lo veo más que antes, escucho las aves trinar con más fuerza y no puedo seguir de largo ante una presencia que siempre me ha acompañado y a la que no me había acercado con atención. Las aves no serán más un canto de fondo en las mañanas, ahora son compañeras que quiero entender, apreciar y cuidar con más firmeza.
Las aves del Valle
El Valle del Cauca tiene aproximadamente 989 especies de aves. Cali cuenta con 562 especies de las 1966 que hay en Colombia, incluyendo más de 275 especies de aves migratorias. En el Valle del Cauca hay más de 10 sitios que prestan servicios de aviturismo en el Área de Importancia para la Conservación de las Aves –AICA, Bosque de Niebla de San Antonio– habilitados para personas con discapacidad visual. San Felipe Birding es una de las reservas que ofrece este servicio. Más información en el Instagram: @sanfelipebirdingrnsc
¿Cómo hacer pajareo en la ciudad?
En la zona de la ribera del río Cali se pueden observar hasta 40 especies de aves. Ensifera nature es una de las empresas que ofrece este tour, que tiene un costo de $40.000 por persona, incluyendo el guía y los binoculares. Más información en Instagram: @ensiferanature
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