¿Para qué sirven el apéndice, las adenoides y la vesícula? ¿Por qué a algunas personas se los tienen que sacar? Una experta responde.
ás de 50 billones de células conforman el cuerpo humano, se organizan en tejidos y éstos a su vez conforman órganos. Todos los órganos forman parte de alguno de los ocho sistemas que actúan como un engranaje perfecto para esta máquina llamada cuerpo humano. Sin embargo, algunos órganos se hacen notar cuando fallan, y deben ser retirados con cirugía. Es el caso de las adenoides, el apéndice y la vesícula biliar.
Las Adenoides
Las adenoides forman parte del sistema linfático de defensa ante cualquier enfermedad, explica Mónica Acuña, internista de la Clínica Iberoamérica en Barranquilla. Están ubicadas en la parte posterior de la cavidad nasal, y son las responsables de repeler bacterias y gérmenes que entran en el cuerpo del niño por la boca o la nariz. De tal manera que son muy útiles en esa edad temprana. A partir de los ocho años se atrofian y dejan de funcionar.
“La hipertrofia o inflamación de las adenoides reduce el espacio por donde pasa el aire desde la nariz hacia la laringe, y obliga a respirar con la boca abierta, con lo cual se pueden producir ronquidos, resequedad en la boca, mal aliento, congestión nasal y apnea del sueño. Inclusive puede desencadenar en una malformación ósea de la cara al afectar la aerodinámica”, advierte la especialista adscrita a Colsanitas.
Si los síntomas son leves se controla con antibióticos y aerosoles nasales con esteroides. Pero si las molestias son pronunciadas se recomienda la extirpación de las glándulas mediante una cirugía. Normalmente la ordena el otorrinolaringólogo, requiere anestesia general y no produce una herida visible externa.
Una persona que se somete a una apendicectomía no es más propensa a adquirir infecciones intestinales que una que conserve el apéndice.
El apéndice
El apéndice es un estrecho tubo muscular unido al intestino grueso, de unos 10 centímetros de longitud. Llegó a pensarse en él como un “remanente inservible” de los vestigios evolutivos del cuerpo humano. Sin embargo, investigadores de la Universidad de Midwestern en Arizona, Estados Unidos, demostraron que el apéndice actúa como un reservorio de bacterias intestinales beneficiosas.
El estudio sostiene que esas bacterias buenas pueden utilizarse después de un ataque de disentería o cólera, puesto que el intestino puede quedar purgado de bacterias esenciales para la digestión. En ese momento, las que están almacenadas en el apéndice pasan a cumplir este papel.
La doctora Acuña señala que una persona que se somete a una apendicectomía no es más propensa a adquirir infecciones intestinales que una que conserve el apéndice, pero probablemente pierde la ventaja que ofrece el “reservorio”, en caso de que contraiga alguna enfermedad infecciosa del sistema digestivo.
Un fuerte dolor abdominal puede ser reflejo de la inflamación del apéndice (apendicitis), y en este caso el cirujano puede ordenar la extirpación inmediata para evitar que el pequeño órgano colapse y se riegue el líquido infectado sobre la membrana que recubre los órganos del abdomen. Esta complicación se conoce como peritonitis y puede ser letal.
La vesícula
La vesícula biliar es el órgano encargado de almacenar la bilis, un líquido que produce el hígado para facilitar la digestión, pero que resulta no ser imprescindible puesto que ese líquido tiene otras formas de llegar al intestino delgado para cumplir su función.
“Esa bolsa que está debajo del hígado es la encargada de bombear bilis cuando consumimos alimentos grasosos, de tal manera que se facilite la digestión. Si dejamos de tenerla entonces dejamos de contar con el dosificador. Pero a veces las sustancias que están en la bolsa se endurecen, generan lo que denominamos cálculos biliares y éstos obstruyen los conductos que permiten fluir el líquido. Ahí es cuando se hace necesaria su extracción, para evitar males mayores”, explica Acuña.
Las personas que han tenido que someterse a una extirpación de la vesícula (colecistectomía) deben comer menos grasa, sobre todo en el período más próximo a la cirugía, puesto que se incrementa el riesgo de desarrollar gastritis o reflujo gástrico. Esto quiere decir que la función que cumple este órgano es muy importante, solo que el organismo se adapta con facilidad a su ausencia.
*Periodista, investigadora y profesora universitaria. Colaboradora frecuente de Bienestar Colsanitas.
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