El director español cumple 75 años este 25 de septiembre. En medio de los aplausos y el León de Oro otorgado a “La habitación de al lado”, repasamos los temas de salud y bienestar que atraviesan algunas de sus películas.
Resulta casi imposible pensar en el cine español sin que rápidamente aparezca en la memoria el nombre de Pedro Almodóvar. Su amplia filmografía se extiende a lo largo de cinco décadas y 25 largometrajes; reúne personajes que incomodan y conmueven bajo las pieles de Victoria Abril, Antonio Banderas, Cecilia Roth, Carmen Maura y Penélope Cruz, entre muchos otros. Su cine despliega en escena una estética inconfundible, nutrida por colaboraciones con Jean Paul Gaultier y Giorgio Armani, y momentos musicales estremecedores en las voces de Caetano Veloso y Concha Buika.
Con estos recursos, el cineasta de Calatrava ha logrado hilar un tejido que ahonda en las fibras más sensibles de lo humano. Su propuesta fílmica ha viajado de lo cómico a lo social, de lo político a lo intimista, y en cada una de sus etapas ha convivido con la genialidad y la controversia.
Junto al humor irreverente, el sexo desparpajado, las tramas con giros sorprendentes y la figura central de la madre, está siempre presente un retrato de la idiosincrasia española –a veces criticado como estereotípico– y un constante esfuerzo por dar lugar a las realidades más crudas de la comunidad LGBTIQ. En medio de esa colorida y a veces abrumadora narrativa visual, en los filmes de Almodóvar la vulnerabilidad del cuerpo, la intimidad psicológica de los personajes, la enfermedad y el duelo son motivaciones transversales y, en ocasiones, protagónicas.
Todo sobre mi madre
(1999)
Un trasplante de corazón es el detonante de esta conmovedora historia que lleva a una madre a repensar su vida en soledad tras la muerte de su hijo de 17 años. Manuela, interpretada por Cecilia Roth, inicia una búsqueda de respuestas en el pasado y lejos de Madrid, en los extramuros de Barcelona. La película contrapone la vida y la muerte, y se convierte en un atípico retrato del proceso de duelo. Manuela, funcionaria de un centro de trasplantes, indaga en la información clasificada e identifica al receptor del corazón de su hijo adolescente. Este hallazgo resulta más doloroso, una reiteración del duelo y la impotencia. En su búsqueda de respuestas su camino acaba cruzándose con el de otra madre, otra historia, otra esperanza de vida.
Hable con ella
(2002)
Truculenta, incómoda y sobrecogedora, la película, que obtuvo el Premio Oscar a mejor guion en 2003, nos confronta con territorios densos de la salud, el cuerpo y el silencio. Dos mujeres en coma acaban reuniendo a dos hombres en torno a ellas. La atmósfera fría del hospital no es precisamente un lugar romántico; por el contrario, se convierte en el escenario de duelos silenciosos, esperas amargas y un acto de abuso que arroja sombra sobre el personaje de Benigno, el enfermero interpretado por Javier Cámara. La película es considerada por muchos una obra maestra del cine español. Un duro retrato sobre la soledad, el cuerpo, la inmovilidad, el amor y los límites.
Dolor y gloria
(2019)
Este drama autorreferencial acerca a los orígenes de Almodóvar en La Mancha y a recorrer su denso paisaje emocional, desde los años de infancia hasta una madurez atormentada, como la de muchos artistas. Aunque el personaje interpretado por Antonio Banderas no es Almodóvar, sus infancias son simétricas; las luchas emocionales y el abuso de sustancias en su madurez creativa son también compartidos y la relación con sus preferencias de género es identitaria y convulsa. Épica, melancólica e intimista, esta película nos enfrenta con el paso inevitable de los años y los efectos que el deterioro del cuerpo y la conciencia de la cercanía de la muerte tienen sobre la vida.
La voz humana
(2020)
Tilda Swinton es la protagonista de este cortometraje ambientado en un set sobrecargado con un derroche de diseño y color, tan saturado como la mente de su protagonista. La soledad, el aislamiento y el delirio poblando la ausencia convierten este mediometraje en una experiencia claustrofóbica anclada en la cotidianidad; eco de esa sensación que la pandemia acentúo tan profundamente: el hogar como celda, la soledad poblada de fantasmas y la ansiedad como filtro de la realidad.
La habitación de al lado
(2024)
Un cáncer terminal acaba reuniendo a dos amigas que tenían largos años sin verse. Ambas periodistas, con búsquedas y sensibilidades muy distintas, acaban enfrentadas al dolor físico extremo y a la decisión de morir dignamente. A propósito del estreno de la película, Almodóvar ha expresado su posición en defensa de la eutanasia y ha abierto la conversación en torno a este tema. Nuevamente es protagonista el espacio clínico como lugar de encuentro y rupturas, y la cercanía de la muerte invita a reflexiones profundas sobre el dolor y los afectos.
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