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Bienestar Colsanitas

Superar el duelo de un aborto

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Es un tema del que se habla poco y tiende a ser minimizado. Pero callar no es la solución.   

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e acuerdo con cifras del DANE, en Colombia durante 2020 hubo cerca de 33.000 abortos naturales o espontáneos (muertes fetales). Entre enero y julio de 2021, los casos llegaron a más de 17.000. 

Sin embargo, indica la doctora Marcela Altman, ginecóloga y especialista en medicina materno infantil, adscrita a Colsanitas, existe un subregistro muy alto. Se refiere a que muchos casos no se reportan porque no son considerados como muertes fetales, pues se les da un manejo clínico y no se cuentan en las estadísticas. 

Las causas son múltiples y, según la doctora Altman, 20 % de los abortos espontáneos ocurren en el primer trimestre y en menor porcentaje en el segundo trimestre o después. Tal como indican los estudios, el aborto espontáneo es más frecuente en mujeres mayores: a mayor edad, suelen incrementarse después de los 30 años y se vuelven más frecuentes en mujeres mayores de 35. Hacia los 40, el riesgo es mucho mayor. 

Según la Fundación Cardiovascular de Colombia, se calcula que hasta la mitad del total de los óvulos fecundados mueren y se pierden (son abortados) en forma espontánea, casi siempre antes de que la mujer se percate de que está embarazada. Entre las mujeres que saben que están en embarazo, la tasa de aborto espontáneo está entre el 15 y 20 %.

Asumir la pérdida

Pero más allá de las cifras, perder un embarazo de forma natural, por causas biológicas o físicas, significa un duelo que muchas veces se minimiza o del que no se habla.  

Estella hace parte de esas historias. Ella, una mujer joven y trabajadora, se enteró que estaba embarazada cuando tenía seis semanas, por casualidad, en un control de rutina, pues sus periodos irregulares no le permitían saber con certeza cuándo tendría la menstruación.

Feliz y con mucha ilusión, le contó a su pareja que un bebé estaba en camino. Comenzaron a pensar en nombres, cuna, cuarto, ropa. Dos semanas después, una ecografía confirmó la noticia: el embarazo transcurría normal.

Días más tarde sintió un fuerte dolor en el vientre y comenzó a sangrar. Fue a urgencias y allí le dijeron que había perdido al bebé. Le formularon un tratamiento para expulsarlo y con la noticia llegó también una profunda tristeza. 

Le contó a su jefe y a algunos compañeros de trabajo, también a unas pocas amigas, pero no entendía qué debía hacer con ese sentimiento. Su esposo tampoco: ¿debían callar? ¿Era natural experimentar tanto dolor por un ser que no habían conocido?

Como Estella, muchas mujeres que no alcanzan a llegar al primer trimestre de embarazo, transitan por el duelo y éste se convierte en una tristeza que para muchos no tiene explicación. 

Adriana Chaves, psicóloga clínica, reconoce que aunque es frecuente saber de casos de pérdidas o abortos espontáneos bien sea en la familia o en círculos de amigos, hablar de esos sentimientos no es muy frecuente. Sin embargo, como indican los especialistas consultados, hay que entender que un aborto espontáneo es una pérdida, y es necesario procesar el duelo.

De hecho, explica la doctora Altman, los médicos no tienen una preparación especial para acompañar a la paciente en el duelo por la pérdida de un embarazo: “Es un momento difícil para la pareja y nosotros como médicos debemos dar respuesta a las inquietudes clínicas que plantea cada caso, investigar las posibles causas y determinar el camino a seguir para un nuevo embarazo”.

Aborto CUERPOTEXTO
El aborto espontáneo es una pérdida y como tal hay que elaborar un duelo. La mejor opción es buscar orientación con un especialista.

Buscando apoyo

Después de varios días, el esposo de Estella asumió que callar sería, en principio, la mejor forma de sobrellevar su tristeza, ocultarla, pensar que no había sucedido nada. Ella, por el contrario, comenzó a hablar con amigas o compañeras de trabajo porque la hacían sentir mejor.

Fue entonces cuando alguien les explicó que el aborto espontáneo era una pérdida y que como tal había que elaborar un duelo. La mejor opción era buscar orientación con un especialista. Tras una terapia conjunta pudieron canalizar sus sentimientos y aceptar que el dolor no podía ocultarse, que era real y que para procesarlo debía seguir un proceso.

De acuerdo con la psicóloga Chaves, “es necesario hablar, entender que es real, que el sentimiento de rabia o frustración es legítimo y necesita salir a flote. Sin embargo, recalca, perder un embarazo es un tema del que poco se habla, pues se considera que no es una muerte y se tiende a minimizar la situación con frases como ‘eres joven’, ‘puedes volver a intentarlo’, ‘no hay problema, no es importante’ o ‘eso pasa con frecuencia’”. 

“Para los padres, perder un embarazo es un choque emocional muy duro”, confirma la doctora Altman, por lo cual es necesario tener un acompañamiento psicológico y familiar y en lo posible contar con una red de apoyo.

Así, frente a esta necesidad de hablar sobre el tema, han surgido muchas iniciativas en redes sociales y en portales que, de manera seria y con especialistas al frente, se dedican a hablar del tema, lo visibilizan y dan apoyo.

Sin embargo, aunque hablar del tema es necesario, en muchos casos no es suficiente para superar la tristeza. Por eso es recomendable asistir a terapia con un especialista.

 

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