El acné es una afección cutánea que puede aparecer en personas de todas las edades. Conocer sus tipos y clasificaciones es fundamental para un manejo efectivo.
Según un estudio del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, el acné es una patología que afecta al 80 % de los adolescentes y al 40 % de los adultos del mundo. “Es una enfermedad multifactorial que ataca la unidad pilosebácea y se presenta en adolescentes y también se puede dar tardíamente en adultos”, afirma la doctora María Bernarda Durango, dermatóloga adscrita a Colsanitas.
El acné suele aparecer en lugares como la cara, el tronco o la espalda. Aunque es más común en pieles con tendencia oleosa, también se manifiesta en pieles mixtas o secas. Según la doctora Durango, “el acné primario puede presentarse desde una edad temprana, entre los 12 a 14 años, y tiene su pico de prevalencia aproximadamente a los 24 años. En los hombres puede aparecer tardíamente y en las mujeres normalmente se manifiesta más temprano”. Aun cuando es más frecuente en la pubertad, también se puede presentar en la adultez y se le conoce como acné secundario.
Las causas del acné se deben, principalmente, a un componente genético y hormonal. En primer lugar, hay una predisposición genética, pues si los padres o familiares cercanos de una persona tienen o tuvieron acné, hay un factor de riesgo para desarrollarlo. Sin embargo, la causa más estudiada es hormonal, pues los cambios que se atraviesan durante la adolescencia, los ciclos menstruales, el embarazo o los momentos de estrés favorecen la producción excesiva de sebo en la piel, lo que muchas veces se traduce en acné hormonal.
El acné primario puede presentarse desde una edad temprana, entre los 12 y los 14 años, y tiene su pico de prevalencia aproximadamente a los 24 años.
Los productos cosméticos y de cuidado de la piel que usamos a diario también influyen en esta condición y pueden desencadenar acné cosmético. “Las rutinas de cuidado de la piel que vemos en redes sociales, donde se recomiendan productos sin tener en cuenta si son adecuados o no para las necesidades de cada tipo de piel, pueden provocar o agravar el acné. Por esto, el cuidado de la piel y el tratamiento del acné debe ser orientado por un dermatólogo”, afirma la doctora Durango.
Hay distintas formas de clasificar el acné según la edad en la que se presenta, el tipo de manifestaciones cutáneas y la gravedad del mismo.
- Acné neonatal: aparece en recién nacidos debido a la influencia de hormonas maternas y se manifiesta como pequeñas protuberancias rojas en la cara o el cuerpo. Generalmente desaparece por sí solo.
- Acné comedoniano: está formado por comedones abiertos o cerrados, que son lo que generalmente conocemos como espinillas.
- Acné vulgaris: es el tipo más común de acné, caracterizado por la presencia de comedones abiertos (puntos negros), comedones cerrados (puntos blancos), pápulas (lesiones rojas elevadas) y pústulas (lesiones llenas de pus).
- Acné noduloquístico: este tipo de acné se caracteriza por la presencia de nódulos profundos y quistes llenos de pus debajo de la piel. Puede ser doloroso y dejar cicatrices.
- Acné conglobata: es una variante severa y poco común de acné que muestra lesiones inflamatorias graves como nódulos, quistes y abscesos. A menudo afecta áreas extensas de la piel y deja cicatrices profundas.
- Acné fulminans: esta forma repentina y grave de acné afecta principalmente a adolescentes, con nódulos, úlceras y llagas acompañadas de síntomas sistémicos como fiebre y malestar general.
Clasificación por grados de severidad
- Acné leve: presencia de pocas lesiones no inflamatorias como comedones o espinillas.
- Acné moderado: además de los comedones o espinillas, aparecen lesiones como pápulas o pústulas.
Acné severo: abundancia de lesiones mucho mayores, como los nódulos o los quistes. También se pueden desarrollar síntomas sistémicos como la fiebre.
Las causas del acné se deben principalmente a un componente genético y hormonal.
El tratamiento varía según la clasificación y la gravedad. Puede incluir medicamentos tópicos u orales, como retinoides y antibióticos, entre otros. “En primer lugar, el acné se trata con medidas tópicas, como el uso de un limpiador, hidratante y protector solar adecuado para la piel acnéica. En el caso de tener un acné donde hay lesiones de comedones o espinillas, se realiza una limpieza facial profesional para extraerlos manualmente. En casos más graves, se toman las mismas medidas y se pueden recetar antibióticos, corticoides, algunos productos tópicos, como los retinoides, o medicamentos derivados, como la isotretinoína”, afirma la doctora Durango.
Otra recomendación fundamental es no apretar, rascar, extraer ni frotar agresivamente las lesiones del acné, pues esto puede llevar a infecciones que agraven la condición. Consultar a un dermatólogo para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento personalizado es crucial para manejar eficazmente esta afección cutánea y prevenir futuras complicaciones.
- Este artículo hace parte de la edición 193 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.
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