Uno de cada cuatro adultos colombianos sufre de alguna enfermedad reumática. Entre ellas, la más común es la osteoartritis. Hablamos con dos especialistas sobre su diagnóstico, causas y tratamiento.
Las enfermedades reumáticas son las que atacan al sistema osteomuscular, es decir, a los huesos, músculos, tendones, ligamentos y articulaciones. Existen más de 150 patologías de este tipo, entre las que se cuentan la artritis reumatoide, la gota, la espondilitis anquilosante, la artritis psoriásica y la fibromialgia, para solo mencionar algunas. La más común de todas se llama osteoartritis (OA), también denominada artrosis, artritis hipertrófica o enfermedad articular degenerativa.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, los trastornos musculoesqueléticos afectan aproximadamente a 1.710 millones de personas en el mundo, y la artrosis en particular, a 343 millones, el equivalente a toda la población de Estados Unidos y un poco más. En Colombia la situación es similar: un estudio de la Asociación Colombiana de Reumatología concluyó que uno de cada cuatro adultos colombianos padece de alguna enfermedad reumática, donde la OA es la más prevalente, con un crecimiento exponencial que lleva a que una de cada tres personas mayores de 80 años la padezca.
¿Qué es?
La OA es una enfermedad crónica, que consiste en el desgaste progresivo del cartílago articular, un tejido elástico que recubre el extremo de los huesos y funciona como amortiguador en las partes en las que estos se juntan, es decir, las articulaciones. Sirve para evitar la fricción entre los huesos y absorber los golpes del movimiento. Cuando el cartílago se deteriora, los huesos van quedando desprotegidos, hasta que llega el punto en el que terminan rozándose.
La doctora María José Janiot, reumatóloga de Colsanitas, señala que “por envejecimiento y uso, el cartílago se va despuliendo, igual que como se desgasta la tela de una camiseta vieja después de mucho lavarla: empieza a volverse más delgada en algunas partes, hasta que se abre un hueco. Lo mismo ocurre con el cartílago”. Según Janiot, la enfermedad empieza con cambios microscópicos, alrededor de los 40 años, que no producen síntomas pero que van empeorando hasta que, años después, el hueso queda expuesto. Es entonces cuando aparecen los síntomas.
Causas
Existen varios factores que pueden contribuir al desarrollo de la osteoartritis, algunos de ellos prevenibles y otros no. Entre los primeros están la obesidad, lesiones o tensión repetida en una articulación, así como musculatura débil alrededor de la misma. Entre los no prevenibles se encuentran la edad y la predisposición genética. Veamos. Cuando una persona tiene obesidad, las articulaciones, en especial las de cadera y rodillas, reciben más peso del que deberían, lo que puede terminar por desgastarlas. Lo mismo ocurre cuando se presentan lesiones o tensión repetida en una articulación, esto por el tipo de trabajo que se realiza, por mala postura o por una inadecuada práctica de alguna actividad física. Un ejemplo sería quien trota cinco veces a la semana sobre una superficie dura, como el asfalto, con unos zapatos inadecuados y sobrepeso. “No se trata de desincentivar el deporte, porque sus beneficios superan los riesgos, pero sí de procurar hacerlo bien para evitar lesiones”, dice la doctora Natalia Vásquez, reumatóloga pediatra del Hospital de Montefiore en Nueva York.
Asimismo, las articulaciones son más propensas a tener lesiones cuando los músculos y ligamentos que las sostienen son débiles. Si están fuertes, protegen las articulaciones y permiten una mejor postura, además de una repartición más homogénea del peso, todo lo cual conduce a un mejor envejecimiento articular. La Arthritis Foundation recomienda especialmente el ejercicio acuático, pues el agua soporta las articulaciones y disminuye la tensión, a la vez que opone resistencia, lo que permite fortalecer los músculos.
Ahora bien, en cuanto a las causas no prevenibles, la edad y la genética: el uso de las articulaciones a lo largo de vida termina por desgastarlas, pero no a todas las personas por igual. “El envejecimiento es un fenómeno difuso que ocurre en todas las articulaciones, pero cada ser humano envejece distinto, en función de su genética, estilo de vida y nutrición” señala la doctora Janiot. Y agrega que los hábitos mantenidos durante toda la vida cuentan, “por eso la prevención empieza en la niñez”.
La osteoartritis puede afectar cualquier articulación, pero comúnmente ocurre en las de las manos, caderas, rodillas y en la columna vertebral.
Y es que si bien la OA es una enfermedad que suele aparecer después de los 50 años, cada vez más personas están siendo diagnosticadas con ella. Las expertas consultadas coinciden en que son tres los factores que explican esta situación: por un lado, que la población está envejeciendo, lo que naturalmente aumenta el número de casos; en segundo lugar, la prevalencia del sobrepeso en el mundo; y una tercera razón serían las lesiones que se presentan por hacer trabajos y practicar deportes de forma inadecuada o, en el otro extremo, por tener una vida sedentaria.
Las mujeres tienen una desventaja adicional: el cartílago articular, y en general todas las articulaciones, tienen receptores de estrógenos. Cuando llega la menopausia ese estímulo se reduce o suspende, por lo que la articulación se ve afectada. En el caso de los niños, la doctora Vásquez señala que “existe artritis juvenil, pero la osteoartritis es muy rara, ocurre excepcionalmente cuando hay malformaciones genéticas que producen desgaste de las articulaciones o por obesidad. En mi práctica he visto ambos casos; en el segundo —obesidad—, normalmente leves y corregibles”.
Síntomas
Los síntomas de la OA no suelen aparecer de un día para otro, surgen y empeoran progresivamente y se caracterizan por una o varias de las siguientes condiciones:
-Dolor en las articulaciones durante o al terminar de hacer ejercicio.
-Sensación de rigidez después de periodos de inactividad como al despertar.
-Sensibilidad al presionar la articulación.
-Pérdida de flexibilidad que suele desaparecer con el movimiento.
-Sonido de crujido al mover la articulación.
-Hinchazón.
-Aparición de osteofitos: unos bultos duros que se forman alrededor de la articulación afectada, muy comunes en los dedos de las manos.
-Sensación de inestabilidad, como cuando una rodilla falla.
La osteoartritis puede afectar cualquier articulación, pero comúnmente ocurre en las de las manos, caderas, rodillas y en la columna vertebral. No es habitual que aparezca en muñecas, codos o tobillos, y cuando ocurre suele estar relacionada con lesiones o esfuerzos excesivos.
Tratamiento
Aunque el daño al cartílago articular es irreversible, la osteoartritis es una enfermedad que se puede controlar, e incluso algunas personas podrían prevenir o retrasar su aparición si controlan el peso, hacen actividad física y evitan lesiones. Dejar el cigarrillo también ayuda, pues éste acelera el envejecimiento en general, incluido el articular.
Dependiendo de la edad, la articulación afectada, los síntomas y el grado de severidad, entre otros, el médico tratante evaluará qué otras medidas se deben tomar. Por lo general se trata de una combinación de terapia física u ocupacional con medicamentos para el dolor. “Usamos analgésicos simples como el acetaminofén. Si necesitamos aumentar la analgesia, podemos usar compuestos con opioides, pero tratamos de evitarlos porque su uso continuo tiene efectos en la calidad de vida: pueden producir estreñimiento, mareos y alteraciones en el equilibrio” dice la doctora Janiot.
Asimismo, existen suplementos que, si bien no cuentan con estudios científicos concluyentes, han mostrado aliviar el dolor en algunos pacientes. Es el caso del colágeno, la glucosamina, el sulfato de condroitina o algunas plantas como el harpagofito.
La terapia con ácido hialurónico es otro método utilizado. Consiste en inyectar esta sustancia, que se encuentra de forma natural en las articulaciones, para ayudar a mantenerlas lubricadas y amortiguadas. Una inyección de corticoides también puede aliviar el dolor, pero debe limitarse tanto en cantidad como en frecuencia, pues tiene efectos secundarios y a la larga puede deteriorar el cartílago. No sobra advertir que cualquiera de estos tratamientos debe ser ordenado y dirigido por un médico especialista.
La cifra
343 millones de personas en el mundo padecen osteoartritis.
Finalmente, existen dispositivos de asistencia como férulas, calzado ortopédico, bastones, caminadores, rodilleras, entre otros, que sirven para darle estabilidad y soporte a la articulación, así como evitar el dolor y mayor desgaste, e incluso para corregir desequilibrios, como cuando una pierna es más larga que la otra. Estos dispositivos deben usarse según indicación médica, porque un uso prolongado también podría tener efectos negativos.
La cirugía
Cuando lo anterior no da resultados y el dolor es muy fuerte, se puede optar por una cirugía. Las hay de varios tipos: desde las que retiran fragmentos de cartílago que quedan flotando dentro de la articulación, hasta el reemplazo definitivo de ésta. Son cirugías muy exitosas, pero según Janiot, “una prótesis nunca se va a comportar como una articulación, por eso hay que escoger bien el momento de operar”. La idea es no tener que llegar a ese punto, por eso el consejo final de las expertas es apuntarle a la prevención lo más temprano posible. Que los padres sean ejemplo para sus hijos en lo que a alimentación y actividad física se refiere, para que si ellos tienen una predisposición genética, cuando sean mayores la artrosis les resulte lo más manejable posible.
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