Saúl y Marby Cristancho, padre e hija, protagonizan el trasplante de riñón número 700 realizado en la Clínica Colsanitas. Su testimonio recuerda las bondades de la donación de órganos con donantes vivos.
Recientemente, el Grupo de Trasplante Renal de la Clínica Colsanitas completó su trasplante número 700 en la Clínica Universitaria Colombia. Esto significa sobre todo una cosa: 700 personas tienen más tiempo para compartir con sus familias, para viajar, para estudiar, para aprender, para amar y cumplir sueños largamente postergados. Este número es mucho más que un número; representa a pacientes que, tras haber sido diagnosticados con una enfermedad crónica terminal, han recuperado la esperanza y una mejor calidad de vida, que de otra forma hubieran visto reducida de manera apresurada. Una de esas personas es Saúl Cristancho, el trasplantado número 700.
Donar un órgano es compartir vida
En el 2021, durante una hospitalización por Covid 19, a Saúl le diagnosticaron niveles anormales de creatinina. La creatinina es un producto de desecho natural que suele filtrarse en los riñones y expulsarse a través de la orina. Con este hallazgo, Saúl supo que sus riñones solo funcionaban al 14 % de su capacidad.
Con la función renal disminuida, buscó tratamiento en Cúcuta, Bucaramanga, Medellín y finalmente Bogotá, persiguiendo siempre la mejor alternativa posible. En la capital ingresó a la lista de trasplante con la certeza de que era la mejor opción disponible. El doctor Camilo Montero, nefrólogo del Grupo de Trasplante Renal, afirma que para una persona con insuficiencia renal crónica el trasplante es la mejor estrategia pues ofrece más años de supervivencia y mejor calidad de vida.
“Cuando hay una pérdida irreversible de la función de los riñones hay tres opciones: trasplante, diálisis, y no hacer nada cuando las otras opciones no conllevan a mejoras en la salud y en la calidad de vida del paciente. Sin embargo, cuando las condiciones son óptimas, para elegir entre el trasplante y la diálisis se debe tener en cuenta aquella que produce más años de supervivencia con calidad de vida y, en este caso, el trasplante es significativamente mejor”, explica el doctor Montero.
Saúl permaneció en la lista de trasplantes durante seis meses, mientras el deterioro avanzaba, antes de dar con la mejor opción de donante imaginable: su hija. Una tarde cualquiera, Marby Cristancho lo miró de frente y le dijo: “Papá, me he estado haciendo los exámenes porque yo voy a ser la donante. Yo le regalo mi riñón”. Los exámenes arrojaron una compatibilidad del 134 %, muy por encima del 80 % necesario para considerar la cirugía.
“Cuando vi que pasaban los meses sin resultados, empecé a buscar quién podía ser el donante vivo: entre los seis hermanos de mi papá ninguno podía ser donante debido a sus condiciones de salud (sobrepeso, hipertensión, diabetes) y algo similar sucedió con mi hermano; entonces quedaba yo, que era la última opción porque soy mujer, estoy joven y aún no cierro la puerta a tener otro hijo. Sin embargo, estaba segura de querer hacerlo porque siempre he estado de acuerdo con la donación de órganos. Eso me dio la fortaleza emocional y mental para darle a mi papá el apoyo que necesitaba”, señala Marby, quien tiene apenas 36 años y una hija de 5 años.
Este es uno de esos casos en los cuales la última opción resulta ser la mejor. El doctor Montero explica que dentro de los trasplantes hay dos alternativas, trasplante por donante vivo o por donante cadavérico; la primera siempre será la que presenta un mejor escenario, especialmente para tratar a un paciente con insuficiencia renal crónica. Y esta es una realidad que a menudo miramos con recelo por desconocimiento, temor o tabú.
La importancia del donante vivo
El doctor Juan Carlos Gallo, Coordinador Quirúrgico del Grupo de Trasplante, explica que la legislación colombiana permite donante vivo relacionado hasta segundo grado de consanguinidad (padres, hermanos, hijos, abuelos) y donante vivo no relacionado (hijos o padres adoptivos por ley y cónyuges). De tal manera, una de las primeras conversaciones que lleva a cabo el equipo médico tratante cuando un paciente ingresa a la lista de trasplante es explicarle a él y a su familia las posibilidades que ofrece esta alternativa y sugerirles iniciar estudios de compatibilidad.
De los 700 trasplantes realizados por el Grupo en el Clínica Colsanitas, apenas 113 han sido por donante vivo, es decir, el 16 %. En Colombia, la cifra ronda alrededor del 20 y el 30 %. Para el doctor Montero la cifra es baja en ambos casos, pues lo ideal sería tener un valor cercano al 50 %. En México, por ejemplo, el valor es del 65 %.
Los doctores Gallo y Montero señalan las mismas ventajas del donante vivo frente al donante cadavérico:
- Cirugía programada. Menor riesgo de complicaciones y más tiempo para estudiar la compatibilidad entre donante y receptor.
- Mayor compatibilidad. Existe menor riesgo de rechazo y, por ende, menor carga de medicamentos inmunosupresores (lo que al mismo tiempo lleva a un menor riesgo de complicaciones por inmunosupresión, como infecciones o cáncer).
- Enfoque integral. La cirugía programada permite un abordaje interdisciplinar compuesto por nefrología, cirugía, psicología, nutrición, enfermería y trabajo social que provee un cuidado integral para ambos pacientes.
Menor tiempo de isquemia en frío. El trasplante con donante vivo tiene un menor tiempo en el que el riñón permanece sin sangre. Este tiempo es inferior a 2 horas cuando el donante es vivo, mientras que oscila entre las 12 y las 36 horas cuando se trata de donante cadavérico. Esto mejora la supervivencia del injerto, extendiendo su vida útil de 16 a 20 años en donantes vivos, comparado con 8 a 10 años en donantes cadavéricos.
“Yo también lo haría”
Antes de darle la noticia al papá, Marby Cristancho comentó la decisión con su esposo médico. Su respuesta fue: “Si se tratara de mi mamá, yo también lo haría”. A partir de entonces, empezó a escuchar esa frase con relativa frecuencia en los espacios en donde compartía su historia. “Yo también le daría un riñón a mi papá si pudiera tenerlo aquí”, “Yo también donaría a mi hermano”, “Yo haría lo mismo por mi hija”.
El principal temor de Saúl era que su hija comprometiera su bienestar por él, un miedo natural en un padre. Pero Marby y el equipo médico del Grupo de Trasplante disiparon ese temor con información científica y conversaciones llenas de expectativas por el futuro. “Yo siempre le hablaba a mi papá de los planes que haríamos después del trasplante. Siempre le hablaba del futuro, mostrándole que tenía una vida por delante. Si mi historia sirve para algo, ojalá sea para demostrar que la donación de órganos de donantes vivos es un gesto de amor hacia el futuro”, señala Marby.
Mitos y realidades sobre la donación de riñón
Si este tipo de trasplante es potencialmente más benéfico, ¿por qué es tan escaso? Una explicación tiene que ver con la falta de información o la desinformación al respecto. Muchas personas creen que al donar un riñón comprometerán su salud y su calidad de vida. “Es un dilema ético en la medicina porque es de los pocos escenarios en los cuales se interviene quirúrgicamente a un paciente que no tiene ninguna enfermedad y que en el largo plazo (más allá de 20 años después de haber donado) podría correr un riesgo bajo de tener insuficiencia renal. Por esto mismo, no existe un paciente que debamos estudiar más y proteger más que un donante vivo”, señala el doctor Montero.
El donante se enfrenta a una pérdida de función renal de un 20 a un 30 %, sin embargo, se trata de una pérdida numérica que se identifica mediante exámenes de laboratorio, pues no representa ningún síntoma o ninguna limitación para su vida. Los cambios usuales que experimentará son: seguimiento periódico por nefrología y llevar un estilo de vida saludable, especialmente, evitar el cigarrillo, el sobrepeso y la obesidad, ya que estos son los factores de riesgo que más comúnmente se han asociado con desenlaces adversos en el largo plazo en el grupo de los donantes.En los 17 años que lleva el Grupo de Trasplante de Clínica Colsanitas no ha habido ninguna complicación con los donantes vivos. Al contrario, el doctor Gallo resalta la emoción y la satisfacción que siente al ver a receptores y donantes tantos años después de la cirugía gozando de una calidad de vida digna. En el país hay 21 grupos de trasplante, y la Clínica Colsanitas está en el tercer lugar con respecto al número de donantes vivos. Lo que significa un compromiso completo con la vida de ambas personas.
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