El libro Colombian Power cuenta la manera en que los tenistas colombianos conquistaron Wimbledon, el torneo más importante del circuito, y se convirtieron en los mejores jugadores de dobles del mundo.
El 13 de julio de 2019, Juan Sebastián Cabal y Robert Farah alcanzaron el título más importante en la historia del tenis colombiano. Esa tarde, en la cancha central del All England Lawn Tennis Club, en Londres, la dupla se coronó campeona de Wimbledon, el torneo de tenis más antiguo e importante del circuito de la ATP. Una victoria que les permitió, además, convertirse en los número uno del mundo por primera vez en su carrera. ¿Cómo lo hicieron? El libro Colombian power, que acaba de publicar la editorial Planeta, no solo es una inmersión detallada en los hechos de ese día y aquel torneo inolvidable, sino un recuento de la que ha sido, al menos hasta ahora, la carrera más exitosa del tenis nacional. Una conversación escrita por el periodista Martín Franco Vélez, colaborador de esta revista.
Narrado como una ágil crónica a dos voces, el libro cuenta la historia de la pareja tenística, de sus inicios en el Club Tequendama, en Cali, cuando eran unos niños y su ingreso al equipo Colsanitas, una vez tomaron la decisión de ser profesionales. Luego de narrar sus primeras victorias y detenerse en el momento en que decidieron jugar juntos, la historia se mete en dos episodios complejos que por poco terminan alejándolos del tenis, a cada uno por separado: la delicada lesión de rodilla que mantuvo a Cabal por fuera de las canchas durante poco más de dos años y por la que los médicos llegaron a decirle que no podría volver a coger una raqueta, y la acusación de un presunto doping contra Robert Farah cuando estaba en el momento más alto de su carrera, que supuso para él un enorme desgaste emocional y lo llevó a librar una dura batalla para demostrar su inocencia.
Más que un recuento de sus victorias, el libro es un acercamiento humano y sincero a la vida de ambos. Desde afuera, resulta sencillo idealizar la carrera de un deportista profesional y celebrar como propias sus victorias o exigirle mucho más cuando los resultados no se dan. Pero, ¿qué tan fácil es lidiar con la presión de ser el mejor día tras día? ¿Cómo combatir la propia cabeza cuando los resultados no aparecen, a pesar del esfuerzo? En un discurso reciente, Roger Federer, uno de los tenistas más grandes de la historia, hablaba sobre lo ingrato que resulta un deporte como el tenis: 128 jugadores batallan cada año por ganarse un Grand Slam y solo uno de ellos (o dos, en el caso de los dobles) se lleva la victoria. No hay empates ni premios de consolación. A eso hay que añadirle un elemento extra: casi siempre los nombres de los ganadores son los mismos. ¿Cómo llevar una carrera cuando las posibilidades de una gran victoria, que es por lo que lucha un deportista, resultan tan remotas?
Todos esos interrogantes repercuten en la salud mental. La presión desmedida termina pasando factura, tarde o temprano, como lo demostró Simone Biles, una de las gimnastas olímpicas más grandes de la historia, quien se vio obligada a renunciar a varias competencias en los Olímpicos de Tokio, en 2020, por cuenta de la presión en su cabeza. Y eso también lo vivieron Cabal y Farah, a su manera. Sobre todo Robert.
La crónica narra varios episodios en los cuales el tenista vallecaucano se sintió “quemado” con el tenis y pensó que ya no podía más. Como aquella vez cuando, luego de perder los estribos en un partido e insultar al árbitro, sintió que ya había tenido suficiente y se fue a estudiar a California convencido de que no quería convertirse en profesional. O esa otra, muchos años más tarde, cuando luego de haber ganado Wimbledon y el US Open (el otro Grand Slam que sumaron en su palmarés), la pandemia empezó a agotarlos y la sensación de que el tenis se había vuelto un peso muy grande se instaló en los dos tenistas. ¿Cómo lograron salir adelante, a pesar de todo? El Colombian power tiene también las voces de otros personajes que fueron claves en su historia, como la del surafricano Jeff Coetzee, su entrenador, que los llevó a cambiar la mentalidad y a alcanzar la cima del deporte. O la de sus esposas, Belén y Juliana, quienes narran cómo lograron compaginar sus vidas familiares con la dinámica frenética de un tour que no se detiene y que los obligó a viajar durante años alrededor del mundo.
¿Por qué nos gustan tanto las gestas deportivas? Hay algo en la narrativa del deporte que puede usarse como metáfora de la vida: el valor del trabajo duro, la disciplina, la constancia, la manera de superar las adversidades para alcanzar un objetivo. Lo dura que resulta la derrota y lo sublime que es la victoria. Todos los elementos del deporte se pueden aplicar en la cotidianidad y por eso el ex tenista Andre Agassi comparaba el tenis con “una vida en miniatura”. Es fácil celebrar las gestas, pero en el deporte profesional la derrota resulta más constante que la victoria, y eso es algo que en últimas enseña más que la gloria a la que tantos aspiran. En este libro no vemos solo la parte buena de una carrera brillante (los títulos de Wimbledon y el Us Open, su llegada al número uno o sus 19 títulos de la ATP), sino también el otro lado, la parte humana: los nervios que produce la presión, el temor de no estar a la altura, el miedo a defraudar a quienes han creído en nosotros.
Y por todo eso resulta valioso.
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