Sara Mesa es médica radióloga y autora de Aire, un libro que explora el poder de la respiración como herramienta para la salud física y mental. Su enfoque integra la medicina occidental con saberes ancestrales como la acupuntura y la meditación, pues encuentra en la ciencia y la tradición un complemento para mejorar el bienestar.
Sara Mesa es médica radióloga de la Universidad CES, en Medellín. Tiene posgrados en neurorradiología, nutrición y alimentación, y ha estudiado en diversas universidades del mundo. Se define como una nerd apasionada por la investigación y el conocimiento, convencida de que es absurdo quedarse con una sola visión de la vida.
Desde sus años de formación en medicina, ha sentido una profunda atracción por los métodos de las medicinas ancestrales, como la acupuntura, la medicina india y los saberes indígenas. Su interés radica en comprender si la ciencia ha estudiado estos enfoques, cuál es su trasfondo y cómo pueden integrarse a la práctica médica. Sabe que una vida no basta para explorarlo todo, pero eso no la detiene.
Uno de sus grandes intereses es el medio ambiente. Hace una lucha por reducir el impacto del ser humano sobre el planeta, a través de la educación. Por ello, es la host del podcast Mejores personas, mejor planeta, en el que aborda temas de bienestar físico, salud mental y hábitos para nutrir el cuerpo y el alma. Su tesis es: si las personas están en bienestar consigo mismas, pueden estar en paz con el planeta.
Es autora de tres libros, entre ellos Aire, un recorrido sobre la medicina oriental y occidental para demostrar cuál es el poder de respiración en la vida diaria. Conversamos con ella sobre su impacto en diversos tratamientos, su influencia en la salud del cuerpo y su conexión con el sueño y la meditación profunda.
¿Cómo llegó la respiración a convertirse en el eje central de su trabajo?
El primer paso en este camino fue la alimentación. Quería comunicarle a la gente la importancia de comer bien, pero con el tiempo me di cuenta de que la alimentación casi se ha convertido en una religión donde todo el mundo cree que tiene la absoluta verdad. Pero nadie tiene la absoluta verdad en nada. Ese fue mi primer peldaño, que me llevó a conectar la alimentación con los hábitos, el cerebro y el intestino.
Mi primer libro fue sobre alimentación saludable, con la idea de ‘cocinemos rico y comamos bien’. Luego vino Tu cerebro, en el que exploro la conexión sobre los hábitos y el eje intestino, cuerpo, mente. Desde que escribía ese segundo libro, ya sabía que el siguiente paso sería abordar la respiración, la meditación y el sueño. Todos estaban uno detrás del otro, como una cadena. Aire es, sin duda, el hijo más místico de este proceso.
“Como seres humanos, estamos comprendiendo nuestro cuerpo físico, pero también existe un componente energético y espiritual que nos hace ser conscientes de nuestra vida”.
¿Por qué la respiración es una herramienta poderosa?
Existen dos sistemas en nuestro cuerpo: el sistema simpático y parasimpático. El primero nos mantiene en alerta, mientras que el segundo nos induce a la calma y nos lleva a estados de paz y de reparación. Este último está estrechamente ligado a técnicas de respiración más lentas, pausadas y profundas. En ese sentido, la respiración se convierte en una puerta de entrada para regular el estado basal de nuestras hormonas y neurotransmisores. Es una de las herramientas más poderosas que tenemos para influir en procesos que, aunque son autónomos, podemos aprender a controlar conscientemente.
¿Cuestiona el cientificismo en el manejo del cuerpo y la medicina?
Desde hace años pongo en duda el absolutismo en el manejo del cuerpo. Como seres humanos, instintivamente humanos buscamos múltiples formas de apoyo. Cuando enfrentamos problemas de salud, muchas personas recurren a diferentes disciplinas, todas con algo valioso que aportar. Por supuesto, alguien con cáncer debe someterse a quimioterapia, no solo dedicarse a la meditación. La medicina ha logrado avances significativos, y es fundamental aprovechar esos logros.
Me he dado cuenta de que, como seres humanos, estamos comprendiendo nuestro cuerpo físico, pero también existe un componente energético y espiritual que nos hace ser conscientes de nuestra vida. Todo esto se entrelaza para que estemos bien o mal.
¿Cómo cambió su vida al explorar otros saberes?
En Aire, cuento la anécdota de un monje que ha pasado mucho tiempo meditando en una cueva, pero cuando decide salir, comienza a criticar y adoptar un comportamiento muy mundano. A mí me pasa algo similar. Ya conozco las herramientas, las practico y las enseño, pero en la vida, cada día es un reto. Habrá períodos en los que siento que he retrocedido mil años, y otros en los que no. Es un trabajo continuo, hasta el final.
¿En qué momentos de la vida aplica ese conocimiento sobre la respiración?
Siempre. Todos los días. Intento dedicar un espacio para la meditación y respiración, generalmente dos veces al día, por la mañana y por la noche. Si no logro hacerlo por la mañana, hago una pausa para practicar respiración consciente. A esa práctica le sumo el journaling y, a veces, invito a mis hijos para agradecer y soltar juntos. Es una práctica que fomenta la compasión, tanto hacia los demás como hacia uno mismo.
“La salud no se limita solo a la dieta, al gimnasio, o a si estamos gordos o flacos. Se trata de activar pequeñas alarmas sobre aspectos esenciales, como la importancia del sueño o de una alimentación equilibrada”.
En Aire, habla de los mitos de la meditación. ¿Qué es lo más difícil de abordarlos?
Muchas personas creen que uno se ha metido en una secta rara cuando se les habla de meditar. También piensan que meditar significa ponerse en posición de loto y alcanzar la iluminación, pero no es así.
Es importante desmitificar el concepto. Por ejemplo, mucha gente cree que meditar es súper difícil, que nadie puede poner la mente en blanco, o que tiene que ver con todo o nada en términos de religión. Sin embargo, la meditación no tiene una connotación religiosa en sí misma. Las oraciones en la iglesia, los cantos de algunos cristianos, las prácticas de los budistas y otras religiones también tienen momentos de meditación. Pero la meditación en su sentido más puro es simplemente sentarse, centrar la mente en la respiración, y permitir que los pensamientos fluyan y se disipen para regresar nuevamente a la respiración. Todo se reduce a encontrar un espacio de calma y paz, sin la necesidad de vincularlo con una religión o creencia específica.
Quien lea sus libros verá el recorrido de su propio proceso de aprendizaje. ¿Qué quiere dejarle al lector por medio de su propio proceso de aprendizaje?
La inquietud. La salud no se limita solo a la dieta, al gimnasio, o a si estamos gordos o flacos. Se trata de activar pequeñas alarmas sobre aspectos esenciales, como la importancia del sueño o de una alimentación equilibrada.
Además, la salud no empieza ni se acaba en el cuerpo físico. Todos los días estamos expuestos a noticias sobre una crisis planetaria que podría poner en riesgonuestra supervivencia. Si cada persona se vuelve consciente de cómo cuida su cuerpo, mente, corazón y hábitos, es probable que ese cuidado también tenga un impacto positivo en el bienestar de nuestro planeta.
¿Qué es el bienestar para usted?
El bienestar es algo que nunca se cumple en los organismos físicos. Es como tratar de llegar lo más parecido posible a un balance, pero nosotros no somos una línea recta sino una línea oscilante. Nunca estamos cien por ciento equilibrados. Por lo tanto, el bienestar consiste en tomar todas esas variables y llevarlas a un punto óptimo, sabiendo que nunca será algo estático, sino completamente dinámico.
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