Escoger la alimentación adecuada previene enfermedades gastrointestinales. Aunque un perro debe comer siempre que sienta hambre, su comida debe ser proporcionada de acuerdo al peso, tamaño y condiciones de vida.
Escoger el tipo de alimentación es una decisión que los cuidadores deben tomar basados en los requerimientos nutricionales que aseguren proteína (carne, pollo, cordero y salmón), hidratación y fibra. Esta última es vital para la digestión y se puede encontrar en frutas y verduras (manzana, sandía, melón, espinaca, lechuga, apio, zanahoria y calabaza) y en cereales como el maíz, el trigo y la cebada.
Según María Paula González, médica veterinaria con énfasis en medicina interna y en nutrición animal, y fundadora de Togo: vet to go, hay dos factores que han sido olvidados con el tiempo, y que son fundamentales, “el perro necesita estar hidratado por fuentes diferentes al agua, como la comida húmeda, o tendrá problemas en su organismo. Además, en ocasiones se ignora que el animal es carnívoro, así que se presentan muchos problemas hepáticos, renales, gástricos, dermatológicos y de diabetes”.
Existen diferentes tipos de alimentación para caninos que se pueden complementar entre sí.
Concentrado. Es un alimento procesado que compacta diferentes ingredientes. Hay distintas marcas, pero no todas aportan los nutrientes necesarios y por esto es bueno verificar su etiqueta nutricional. “Los colorantes azul2, amarillo6, amarillo5, rojo40, BHA, BHT y E324 son tóxicos, y los aditivos sin valor nutricional son el ácido fosfórico, dióxido de titanio, gluten de maíz y gluten de trigo”. Además, explica que la textura de los alimentos también es importante, “hay algunos de textura grasa muy buenos, pero necesitan almacenarse en lugares secos y refrigeración; la mejor condición es que sean secos, pero algunos llegan a ser harinosos y esos no son ideales”, explica la veterinaria González.
El mejor indicador de calidad de un concentrado es que su ingrediente principal sea alguna carne, porque las harinas o polvos de carnes no tienen proteína.
El dato
El primer alimento procesado para perros fue creado en 1870 para tener una dieta más duradera que la carne y los huesos de las sobras de comida preparada.
Dietas BARF o naturales. Van de la mano y son las dietas biológicas y fisiológicamente funcionales, pues cambian de acuerdo a su presentación. En el libro La dieta BARF, alimentación cruda para perros y gatos usando los principios evolutivos, el médico veterinario Ian Billinghurst presenta por primera vez la dieta de alimentos crudos biológicamente apropiados como una transición de cocido a crudo para devolver al animal a su origen. De la adaptación del perro se determina el grado de cocción de los alimentos.
Estas transiciones deben estar controladas por un veterinario, pues debe hacerle exámenes al animal para determinar que su organismo esté en condiciones óptimas. “En la dieta no se quitan alimentos sino que se agregan productos para no alterar el organismo, entonces empieza por ejemplo con yogur griego, luego huesos recreativos de vaca o trocitos de carne y el cuidador ve cómo responde”, explica la veterinaria González. Conforme a esto, el médico ajustará la dieta al animal, y al contexto y disposición del cuidador.
En la natural, se mezclan semillas y fuentes de proteína de acuerdo al rango de cocción, “el cuidador puede comprar los alimentos, prepararlos, separarlos y congelarlos, depende de su disposición”, añade la veterinaria González.
En el artículo Genomic signature of dog domestication reveals adaptation to a starchy dietes de la revista Nature, se explica la importancia de complementar estas dietas con otras formas de alimentación, pues “con la evolución las mascotas se han adaptado fisiológica y metabólicamente. En el perro hay variaciones en su resistencia a las grasas y la digestión del almidón”. Esto quiere decir que aunque la carne debe ser la base de su alimentación, el perro está adaptado a otros alimentos debido a la domesticación.
Comida húmeda. Es alta en agua, así que es una fuente de proteína e hidratación. Aunque es procesada, es más natural y rica en vitaminas, minerales y grasas que el concentrado. Se encuentra en lata o sobre y requiere una revisión de la etiqueta, pues algunas son altas en grasa y sodio y deben evitarse. Las mejores tienen carnes y porcentajes bajos de grasa.
Alimentos que debe evitar
-Huesos de carnaza. Son malos para el organismo del canino por su dureza y componentes. El perro puede presentar estreñimiento o diarreas y después deshidratación, pues en ocasiones se presenta una obstrucción gastrointestinal.
-Huesos deshidratados. Son huesos conservados que pierden su valor nutricional y entretienen al perro por su dureza. Generan astillas que requieren cirugía porque comprometen y perforan el intestino.
-Alimentación vegana o vegetariana. Hay personas que comparten su estilo de vida con el animal, incluso una dieta exenta de carne que ocasiona desnutrición. “Un perro es un depredador y se puede ver en sus colmillos, entonces la proteína vegetal no aporta los nutrientes necesarios, así que se le baja el cuadro hemático por falta de glóbulos rojos, vitaminas y minerales. La transfusión de sangre no basta porque tienen al menos ocho tipos de sangre diferentes y variaciones entre ellos, así que probablemente muera,” explica la veterinaria González.
-Dietas de internet. En redes sociales varios influenciadores publican videos con recetas que incluyen porciones y gramajes exactos. Tenga en cuenta que esto no aplica para todos y puede enfermar al perro. Si le interesa añadir un alimento, consúltelo con su médico veterinario.
*Practicante de Bienestar Colsanitas.
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