En cuestiones de salud es muy importante aprender a buscar información que sea confiable. Pero sobre todo, tener claro que la red jamás reemplazará la consulta con el médico.
sabel Castaño tuvo Alzheimer durante ocho días. Consultó a su internista por unos dolores frecuentes de cabeza en las mañanas, y el especialista le solicitó unas imágenes de su cerebro. Cuando recibió los resultados, Isabel buscó en internet lo que significaban y, por lo que encontró, concluyó que su cerebro tenía un deterioro asociado con la pérdida de la memoria. Hasta ahí llegó su tranquilidad. A las búsquedas anteriores en Google se sumaron las nuevas con las palabras “memoria” y “enfermedades y memoria”. Al final se convenció de que tenía principios de Alzheimer.
Pasó una semana como metida en el set de una película de terror, pero no le dijo a nadie lo que realmente le ocurría. Cuando a la semana siguiente regresó a la consulta con el internista solo esperaba la terrible confirmación de su diagnóstico. El médico leyó los resultados y le formuló sesiones de fisioterapia para relajar el cuello y los hombros. Seguramente la tensión le estaba causando los dolores de cabeza. Lo que Isabel había considerado una gravísima enfermedad resultó ser una descripción de algo normal en su cerebro.
Ella no es la única ni será la última persona que busque en internet información sobre salud a raíz de un examen médico, de un diagnóstico, de un malestar o de un simple dolor. De acuerdo con datos suministrados a los medios de comunicación por Augusto Galán Sarmiento, director del observatorio Así Vamos en Salud, solo en Colombia las consultas por temas de salud en Google llegan a 1.600.000 al día. Y los resultados de estas búsquedas pueden ser o muy útiles o muy nocivos, según la fuente de información y los conocimientos de quien los encuentra.
Como explica Mauricio Jaramillo, director de Impacto Tic y Hangouts de Periodismo, experto en temas de tecnología e información, la información de salud en internet tiene dos caras: una, aquella que le permite al usuario estar mejor informado y aprovechar la consulta médica para formular mejores preguntas al profesional de la salud; y la otra cara está llena de información falsa que puede llevar a los pacientes a poner en riesgo su salud por seguir indicaciones que no son ciertas, o por no consultar al médico.
De hecho, Jaramillo dictó una conferencia sobre competencias digitales en el sector salud a médicos y directivos de empresas, y estos le confirmaron que actualmente muchos pacientes llegan a las citas creyendo que lo saben todo pues googlean antes de ser atendidos por el médico. Según la cifra suministrada por Jaramillo, en el 72% de los casos las personas llegan donde el especialista después de haber buscado en internet información sobre sus síntomas o sus dolencias.
De acuerdo con la psiquiatra Ana Millán, de Colsanitas, lo que deben hacer los pacientes es “buscar en las páginas de las sociedades científicas, de los institutos de investigación o de las universidades reconocidas”. Y nunca reemplazar la consulta médica por una búsqueda en Google.
Jaramillo, por su parte, da tres recomendaciones básicas: la primera, consultar fuentes confiables como las señaladas por Millán; la segunda, contrastar la información, es decir, confirmarla con diferentes fuentes; y, en tercer lugar, jamás tomar decisiones sin consultar al médico.
"Lo que deben hacer los pacientes es buscar en las páginas de las sociedades científicas, de los institutos de investigación o de las universidades reconocidas y nunca reemplazar la consulta médica por una búsqueda en Google".
De acuerdo con Jaramillo, algunas empresas y personas están interesadas en obtener ganancias con ciertos productos o en conseguir reconocimiento para tener más consultas, entonces publican información falsa o hacen estudios que no son válidos para la comunidad científica, pero que sí resultan atractivos y como herramienta comercial para vender algún tipo de producto.
También es peligroso creer las recomendaciones de salud de personajes públicos a través de redes sociales. Muchas de estas personas no tienen ninguna formación en salud, pero creen que por haber bajado de peso y lucir saludables tienen las fórmulas perfectas para solucionarles los problemas nutricionales o físicos a otros. La fuente confiable en asuntos de alimentación, ejercicio y vitaminas son los médicos.
Luz Elena Grisales, fundadora del sitio elpacientecolombiano.com y periodista con más de 20 años de experiencia en el tratamiento de información sobre salud, explica que no existen las curas milagrosas, y que las personas deben tener cuidado con los sitios web o las empresas que dicen que una sustancia puede curar muchas enfermedades diferentes u ofrecer curaciones sorprendentes.
La guía
Luz Elena Grisales asegura que sí existe muy buena información de salud en internet, y ofrece estas pistas para encontrar la más seria y confiable.
• Aunque existen buenas páginas en español, la mejor información en salud está en inglés. Asimismo, las mejores fuentes, es decir, las más autorizadas, las más confiables, las más actuales están en inglés.
• Siempre es bueno saber quién financia los estudios, para establecer un posible conflicto de intereses.
• Existen organizaciones no gubernamentales, fondos, fundaciones, escuelas y facultades de medicina que hacen estudios serios porque son independientes y están validados por la comunidad científica: para encontrarlos, lo mejor es ubicar primero los sitios web terminados en .gov, que identifica una agencia del gobierno; .org, que identifica una organización no gubernamental, fundación o asociación; son organizaciones sin fines de lucro (como los grupos profesionales, científicos, médicos o sociedades de investigación o grupos de defensa). Por último, la terminación .edu identifica una institución educativa, como una escuela, colegio o universidad.
• Es bueno averiguar quién hace la página web, quien es responsable de la información. Para ello conviene leer donde dice “acerca de nosotros”, “quiénes somos” o similares. Es importante buscar quién la patrocina. Si el sitio no explica claramente quiénes están detrás de la información que provee, es mejor desconfiar.
• Los sitios web fiables tienen información de contacto visible para establecer comunicación con sus responsables.
• Conviene darles a los testimonios su lugar, no todos los pacientes viven las enfermedades igual; que algo le haya funcionado a otro o a otros no es garantía de efectividad.
• La ciencia avanza, lo mejor es informarse con lo más actualizado. Por eso es bueno verificar la fecha de publicación de la información.
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