La psilocibina muestra un potencial terapéutico para tratar la depresión resistente, según explica el psiquiatra Álvaro Navarro, adscrito a Colsanitas. Este tratamiento, que actúa sobre la neuroplasticidad del cerebro, debe aplicarse con precaución y siempre bajo supervisión médica.
A pesar de los avances en los tratamientos para la depresión, un porcentaje significtaivo de pacientes no encuentra alivio con los antidepresivos convencionales. La depresión resistente ha llevado a los expertos y a la ciencia a explorar otros caminos, como la psilocibina, un compuesto psicodélico presente en al menos 200 tipos de hongos que, bajo supervisión médica y en entornos controlados, ha demostrado potencial clínico para reconfigurar el cerebro mediante la ingesta de una única dosis.
La depresión afecta a millones de personas en el mundo, y un porcentaje considerable de quienes reciben tratamiento no logra una recuperación completa. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 3,8 % de la población mundial padece este trastorno, y en Colombia, el índice asciende al 4,7 %. Aunque existen tratamientos con antidepresivos como el bupropion, mirtazapina y trazodona, una parte importante de los pacientes no experimenta mejoría significativa e incluso pueden llegar a un punto en el que los medicamentos pierden efectividad.
“En el mejor de los casos, el primer ciclo de antidepresivos que se le da a una persona que tenga depresión mayor solo impacta al 36 %; esto quiere decir que un gran porcentaje de pacientes no obtienen los resultados que necesitan. Pasado un tiempo, se ha comprobado que en una segunda prueba el porcentaje de funcionamiento desciende al 30 % y en una tercera, al 15 %”, señala el doctor Álvaro Navarro, psiquiatra especialista en salud pública y Gerente nacional de salud de Clínicas Colsanitas.
De alucinógenos a neuroplastógenos
Los hongos “mágicos” son ampliamente conocidos por sus efectos alucinógenos, pero en el tratamiento de la depresión resistente, las alucinaciones no son el objetivo. El uso de psilocibina está orientado a potenciar la neuroplasticidad: la capacidad del cerebro para reorganizarse y formar nuevas conexiones neuronales. Según el doctor Navarro, cuando la psilocibina es administrada de manera controlada, fomenta la "arborización dendrítica", es decir, el crecimiento de las ramas de las dendritas. Esto mejora la conexión entre neuronas. y facilita que el cerebro se adapte y reconfigure patrones emocionales y cognitivos, promoviendo sensaciones de bienestar, paz y tranquilidad. Por estas razones, la comunidad científica ha comenzado a nombrar este tipo de hongos como "neuroplastógenos" o "psicoplastógenos".
Si bien no es un tema novedoso —ya se investigaba en los años 60—, tras un periodo de estigmatización, la investigación moderna ha recuperado su interés en el uso de la psilocibina. Libros y documentales como How to Change Your Mind, de Michael Pollan, se han popularizado y han impulsado esta tendencia.
Sin embargo, este resurgimiento médico ha despertado también la curiosidad de las personas por su uso recreativo, muchas veces de manera irresponsable. En principio, aunque el consumo de estos hongos no genera dependencia y es legal en Colombia, sí se ha extendido de manera descuidada. Los efectos a largo plazo de la psilocibina siguen siendo desconocidos, ya que la investigación sobre su uso aún se encuentra en una fase temprana de investigación y experimentación.
Del uso recreativo al uso médico
El doctor Navarro hace dos salvedades sobre el uso de la psilocibina. En primer lugar, este compuesto debe consumirse únicamente bajo supervisión médica, como parte de un tratamiento para la depresión resistente; antes de llegar a ella es recomendable explorar las demás alternativas para la depresión. En segundo lugar, el especialista enfatiza que la terapia con psilocibina aún está en fases iniciales de estudio. Por tanto, no se trata de incentivar su uso, sino reconocer su potencial y subrayar que debe emplearse exclusivamente con fines médicos, no recreativos, pues sus efectos a largo plazo siguen siendo objeto de investigación.
La terapia con psilocibina consiste en una única ingesta vía oral del hongo en su forma natural, sin encapsular ni manipular. Este procedimiento debe llevarse a cabo en un entorno controlado, ya que el proceso completo suele durar entre 6 y 8 horas. Durante ese tiempo, el paciente permanecerá en observación para garantizar su seguridad y controlar cualquier anomalía.
“En el caso de la depresión resistente, este tratamiento puede realizarse con una sola dosis de psiolocibina combinada con psicoterapia cognitivo-conductual, que es la que cuenta con mayor evidencia para lograr una recuperación satisfactoria”, agrega el especialista.
Responsabilidad y rigor en el uso de esta alternativa
El interés por el uso de la psicolocibina ha crecido tanto entre pacientes como en instituciones médicas. El doctor Navarro enfatiza la importancia de que los pacientes aborden su investigación con curiosidad, pero también con espíritu crítico y cautela. Por su parte, los profesionales deben mantenerse actualizados con los avances científicos y las regulaciones, tanto locales como internacionales, para estar preparados frente a nuevas evidencias y ofrecer un tratamiento informado y seguro.
La psilocibina no es una cura milagrosa ni está exenta de riesgos. Su utilización debe considerarse exclusivamente en un entorno controlado, bajo supervisión médica y acompañado de psicoterapia.
Aunque la psicolocibina sigue en investigación y está en una fase experimental, es una representa una opción prometedora para quienes sufren de depresión resistente, una condición que, según el Observatorio Nacional de Salud, incrementa 20 veces el riesgo de muerte prematura por suicidio. Por este motivo, es esencial comprender el objetivo del tratamiento y las condiciones a tratar, evitando generalizar su uso indiscriminadamente.
Explorar esta alternativa requiere compromiso, responsabilidad y rigor, tanto por parte de los profesionales como de las instituciones médicas. La evidencia científica sólida es fundamental para demostrar sus beneficios y así ofrecerla de manera controlada, informada y adecuada a las necesidades de cada paciente.
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